Piensas: «No te extraño, qué raro. No extraño nada de lo que se fue contigo, y puede que no sea muy normal».
Tu pasado lleva de la mano a otro presente. Y sientes que todo está en el lugar exacto en que debe estar.
He aquí, por fin, la perfecta harmonía de los tiempos verbales.
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La armoniosa imagen de hoy del blog La Petite.
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