7 de octubre de 2011

Un artista en el norte (un poema de Tomas Tranströmer traducido por Roberto Mascaró para celebrar su Premio Nobel de Literarura)

Yo, Edvard Grieg, me movía como un hombre libre entre hombres,
bromeaba habitualmente, leía los periódicos, viajaba y marchaba.
Yo dirigía la orquesta.
El auditorio con sus lámparas temblaba de triunfo como balsa del ferrocarril
en el momento de atracar.

Me transporté hasta aquí para ser corneado por el silencio.
Mi cabaña de trabajo es pequeña.
El piano de cola está aquí tan apretado como la golondrina
bajo la teja.

En general, los bellos acantilados a pique callan.
No hay ningún pasaje
pero hay una compuerta que a veces se abre
y una peculiar luz que mana directamente del duende.

¡Disminuir!

Y los golpes de martillo en la montaña llegaron
llegaron
llegaron
llegaron una noche de primavera a nuestra habitación
disfrazados de latidos de corazón.

El año anterior a mi muerte, enviaré cuatro salmos para rastrear a Dios.
Pero eso empieza aquí.
Una canción de aquello que está cerca.

Lo que está cerca.

Campos de batalla dentro de nosotros
donde los Huesos de los Muertos
luchan para volverse vivos.

4 comentarios:

Albert Lázaro-Tinaut dijo...

¿De quién es la traducción, estimada Care? Los traductores y los fotógrafos reivindicamos nuestra visibilidad, pues nos miramos al espejo y vemos reflejada nuestra imagen. No somos, pues, fantasmas ni las traducciones y las fotografías son obra de algún espíritu, santo o no (dicho esto sin acritud, por supuesto, sólo por justa reivindicación).
Gracias, en cualquier caso, por traernos este poema del nobelado hoy y un abrazo.

Begoña Argallo dijo...

Albert Lázaro pregunta de quién es la traducción, yo pregunto qué traducción tiene, es la clase de poesía elitista ( o para cultos) que no consigo entender. Supongo que los tontos existimos para constatar que hay listos.
Si todos sus poemas son así, su poesía no es para mí porque no entiendo lo que intenta decir ni me sugiere nada.
Saludos

Rebeka October dijo...

Me ha gustado.

He sentido como si me estuviese transmitiendo esa certeza que tienen algunas personas de que su muerte está cerca, por algún motivo que les haya sucedido.
Y de la esperanza que nace en ellos, de volver a sentirse vivos antes de que llegue el día señalado.

O que han dejado de ser lo que eran y una parte de ellos ha muerto...

Una invitación a vivirlo todo segundo a segundo.


Un beso muy grande.

Care dijo...

Tienes toda la razón, Albert. Arreglado. I'm sorry!