26 de octubre de 2007

Fiesta pirata

Constatado: Me vuelvo blanda.
Todo empezó cuando nació mi primer hijo. Hay asuntos de los que no puedo conocer detalles sin emocionarme de un modo que hace sólo seis años habría encontrado ridículo. Y sin fórmularme un montón de preguntas.
Hoy, sin ir más lejos, mientras leía el periódico después de desayunar, he sido asaltada por dos noticias que me han ablandado el cerebro para todo el día.

Noticia número uno: Una niña de 11 años y de Ponferrada (¿me lo parece a mí o esta ciudad siempre sale en la prensa por cosas horribles?) ha sido ingresada en un hospital a causa de su embarazo. Ella dice que tuvo relaciones consentidas con un familiar. Se estudia de quién podría tratarse, porque si el padre de su hijo tiene más de 14 años también tiene responsabilidad penal. La niña está muy afectada, dice el periódico. La familia no quiere hacer declaraciones. El embarazo y el parto puede poner en serio peligro su vida. Los médicos estudian practicarle un aborto. La Fiscalía del Menor lo vería con buenos ojos.
Leo hasta el final. Por eso sé que la niña es huérfana de madre.

Noticia número 2: Un salvaje de 16 años agredió brutalmente hace unos pocos días a una chica ecuatoriana en un vagón de los Ferrocarrils de la Generalitat. Le tocó un pecho, la abofeteó, le dio una patada en la cara. Luego dijo que estaba borracho, quiso atacar a un periodista, pidió dinero a otro por salir en televisión y entonó un mea culpa nada convincente. Estaba en tratamiento psiquiátrico desde los ¡seis años! Todos los que le conocen dicen que es un chaval conflictivo. Todos claman porque sea detenido y juzgado.
Sólo al final de la noticia leo que tenía dos años cuando su madre le abandonó. Su padre le dejó para irse con su nueva compañera sentimental. Creció con una abuela.

Escribo esto desde un aeropuerto, a punto de volver a casa. Mañana mis hijos tienen una fiesta pirata en el cole.
No quiero perderme su cara de mañana por nada del mundo. Ni ninguna otra cosa. Ninguna otra. Nunca.

10 comentarios:

Emilio dijo...

Constatado: Te vuelves blanda.
Aprovéchalo. Disfrútalo.
Tú que puedes.

Anónimo dijo...

La verdad, és difícil que un post de alguien me emocione. Me gustan, me divierten, me interesan, però pocos me emocionan. Este lo ha hecho.

Anónimo dijo...

I sé queno lo has escrito para emocionar, sino porque lo sientes de verdad.

Anónimo dijo...

Al final de la noticia 2 no me queda claro si estás, por su orfandad, atenuando (que no negando) la responsabilidad del salvaje que golpeó a la chica ecuatoriana .

El haber tenido una infancia triste no hace ni siquiera entendible ese abuso, y agravado aún por la xenofobia.

Creo que tu vocación de madre debe ablandarte en relación a la chica golpeada (la víctima) y no en relación a ese villano (el victimario), por más huerfano que éste haya sido

Más bien disculpa si te he mal entendido.

DJ dijo...

Un pequeño apunte: me parece que el agresor es mayor de edad (me pareció oír que tenía 20 o 21 años).

Anónimo dijo...

No disculpo, anónimo, de ningún modo. Por supuesto que al lado de la chica estoy desde antes de que fuera golpeada. Pero siempre es mucho más fácil juzgar que tratar de comprender.

Anónimo dijo...

Dejé el comentario no para juzgarte. Sino para intentar comprenderte. Para tener más claras algunas cosas de tu post. Para no sacar a priori conclusiones injustas. Por eso, no quise sacar conclusiones. Solamente manifiestar una inquietud. Para despejar cualquier duda. Eso es unicamente lo que quise hacer. Y me alegra que compartamos nuestra solidaridad con la chica. Yo vi el video en la televisión. Y fue muy indignante

Anónimo dijo...

Anónimo: no me siento juzgada. No me refería a mí, sino al agresor. Siento que es mucho más fácil juzgar al que todos atacan que tratar de buscar explicaciones a su conducta. No justificaciones. Mucho menos exculpaciones. Sólo explicaciones. Algo que nos permita entender.
Yo me pregunto: ¿si ese chico no hubiera crecido solo, si hubiera tenido quien le atendiera correctamente, quien le quisiera, quien estuviera por él, se comportaría hoy así, sería así? Sólo eso quería decir. Y te agradezco mucho tus aportaciones a este sitio. Son muy enriquecedoras.

Anónimo dijo...

En ese sentido coincido contigo, Care. No sólo basta juzgar (eso es lo más fácil). Hay que comprender (que no es lo mismo que justificar). Para prevenir. La falta de afecto en la infancia suele traducirse (aunque no siempre) en conductas socialmente perjudiciales. Si ese joven hubiera recibido afecto de niño, otra sería su historia personal ahora. En eso estamos de acuerdo y ahora te entiendo mejor (para eso están los comentarios en los blogs, para dialogar y despejar malos entendidos). Me alivia saber que hayas comprendido las buenas intenciones de mis comentarios. Comentarios que no buscaban incomodarte, por cierto. Y más cuando me considero un lector frecuente de tu interesante bitácora.

Anónimo dijo...

Conozco a pocas personas que vivan tan intensamente cada una de sus facetas. Eres una persona especial, y hay pocas en el mundo. No eres una madre de cualquier manera, ni una amiga mediocre ¡nunca!, en otros terrenos prefiero no pisar pero pondría la mano en el fuego al afirmar que todo lo haces diferente y especial. Como escritora conquistas rápido, eres certera, no dejas dudas, sólo deseos de tener de nuevo una historia (da igual cual) contada por ti.
A mí también me has arrancado, otra vez, una emoción de esas verdaderas y poco frecuentes, sólo eso quería decirte.