Mientras está vivo, el amor está siempre al borde de la derrota. Disuelve su pasado a medida que avanza, no deja tras de sí trincheras fortificadas a las que podría replegarse para buscar refugio en casos de necesidad. No sabe qué le espera ni qué puede depararle el futuro. Nunca adquiere la confianza suficiente para dispersar las nubes ni apaciguar la ansiedad. El amor es un préstamo hipotecartio a cuenta de un futuro incierto.
Fondo de Cultura Económica, 2005
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