30 de septiembre de 2011

Descubriendo a Tomás González

Medellín, el último día de septiembre (y de mi viaje) de 2011. Queridos míos: proclamo que uno de los placeres de viajar a otras latitudes es descubrir los productos autóctonos. El maíz, la guayaba, el róbalo, el guarapo. Sé que he llegado a América Latina, a MI América Latina cuando la comida me sabe a cilantro y maíz. Es un sabor que convoca cierta clase de nostalgia que me hace feliz. 
También me gusta leer a los autores de cada lugar en su misma tierra. Es una costumbre extraña, puede ser, pero del mismo modo que el maíz no sabe lo mismo cocinado en mi casa, los autores de cada país se crecen cuando son leídos entre sus paisanos. Esta vez he hecho un descubrimiento maravilloso, que quiero compartir con vosotros, navegantes. Tomás González.
Tomás González es un novelista y poeta nacido en Medellín en 1950. Su obra me llegó de buenas manos -las de Luis Alberto Arango, uno de los cuatro propietarios de la librería Palinuro, de la que deberé hablar en algún momento- y ya sólo por eso merecía credibilidad. Lo empecé esa misma noche y lo terminé en apenas unas horas. El insomnio, no sé si causado por el jet lag o por la emoción, me deja mucho tiempo para leer cuando estoy de viaje tan lejos. Tomás González tiene varios libros de poemas publicados. Su primera novela fue Primero estaba el mar (1983), una obra de la que todo el mundo habla maravillas y que tarde o temprano también tendré que devorar. Luego publicó otras cuatro novelas y un libro de cuentos, vivió en Estados Unidos durante dos décadas, trabajó como traductor regresó y dio a la editorial Alfaguara -su editor- este nuevo y deslumbrante título: La luz difícil.
Se trata una novela breve (apenas 130 páginas) e intensa, deslumbrante. Algo así como un fogonazo. En ella se narra la dramática experiencia de un matrimonio maduro ante el deseo de morir y la consumación de ese deseo por parte de su hijo mayor, parapléjico a raíz de un accidente de tráfico. Es una novela, claro está, dramática, pero cargada de ternura y de un fino, finísimo sentido del humor. Y, sobre todo, está plagada de hermosas reflexiones y de imágenes de una belleza tan impactante que dejan al lector rendido. Como esta de la noche de Nueva York: Pasó un bus municipal con apenas dos personas, como dos caballitos de mar en una pecera iluminada.
Hay algo de reflexión sobre el paso del tiempo, algo de novela americana y urbanita, algo de novela de exiliados -aunque tal vez aquí el exilio sea más profundo, más existencial y menos remediable que el meramente geográfico-, algo de novela intergeneracional... Hay un autor que se vale de los mínimos elementos para sobrecogernos. Y todo sin recurrir a lo fácil, a lo demasiado dramático, sin cargar las tintas, sin apenas hablar. El personaje se va quedando, dice, sin palabras poco a poco. También nosotros, ante semejante demostración de talento.
En fin.  El libro no se puede conseguir en España, ni siquiera en e-book. Siempre me acongoja que los libros sean tan sedentarios como sus propietarios. Que las literaturas de otros países de habla hispana no viajen, que necesiten ser descubiertas por nosotros, los transhumantes. Siempre nos quedará Amazon a los inquietos de espíritu. Que la búsqueda sea fructífera. Amén.

* La imagen: otro descubrimiento de por estas tierras. El artista plástico Pablo Guzmán, de sólo 23 años. Ese cuadro pertenece a su serie "Persianas". Si queréis ver más de él, AQUÍ.
Mañana os contaré el viaje de una naranjilla.

23 de septiembre de 2011

De "Alexis o el tratado del inútil combate", de Marguerite Yourcenar

Dicen que en las casas viejas siempre hay algún fantasma; yo nunca vi ninguno y, sin embargo, era un niño miedoso. Quizá comprendiese que los fantasmas son invisibles porque los llevamos dentro. Pero lo que hace que las casas viejas nos resulten inquietantes no es que haya fantasmas, sino que podría haberlos".

21 de septiembre de 2011

Historias esperando


Cuando necesito con urgencia un respiro, entro en una librería de viejo. La ceremonia debe realizarse con tiempo (mínimo, una hora por delante sólo para mí, sin móviles, sin urgencias, sin nadie ni nada que me apremie) y, por supuesto, en soledad. Si lnunca he estado allí antes, la cosa toma visos de iniciación, de aventura, de descubrimiento. Lo primero, un vistazo rápido, para cartografiar ese mundo desconocido. Cada librería tiene su propio caos, su propia geografía. Hay que saber dónde están los tesoros que codicias. Luego, un segundo vistazo, ya en situación, para detectar aquellos libros que te reclaman, los que no puedes dejar atrás. Los que te estaban esperando desde hace mucho, tal vez desde antes de que nacieras.
Siempre que empujo la puerta de una librería de viejo sé que en sus anaqueles hay dos, cuatro, seis, tal vez ocho libros que son  míos, aunque yo aún no lo sepa. Es un encuentro fortuito, como todo en la vida, que se produce porque así debe ocurrir. Como el amor. Como la muerte. Como todo lo importante.
La semana pasada entré -por primera vez en mi vida- en una librería de Jaén. Había hecho un trabajo de inspección previo a través de internet y sabía que tenían un par de libros que me interesaban. Pregunté por ellos, como quien busca a un pariente que mucho tiempo atrás habitó en ese lugar y esperé entregándome a ese placer tan ansiado de dejarme hipnotizar por los libros.
Tuve en la mano varios títulos. Yourcenar, Delibes, Manrique, el tratado de un teólogo alemán sobre la morfología del Diablo, un ejemplar de David Copperfield en inglés, editado por Collins & Sons en Londres no se sabe en qué año (aunque anterior a 1906 seguro, porque lleva la firma de alguien que lo compró precisamente en ese año al lado de otra firma y otra fecha, esta vez de 1990). 


Me fijé en los detalles. Algunos llevaban una discreta anotación a lápiz, donde se hacía constar el día y el lugar en que fueron adquiridos. En un par de casos, a esa anotación seguía otra, una breve clasificación del libro. Todos lucían un vistoso exlibris rectangular, de los que se estampan con un tampón. Un libro abierto en cuyas páginas se leen las palabras LUMEN CHRISTI. Sobre él, resplandece una cruz. A ambos lados, sendas coronas de laurel enmarcan diversos instrumentos profesionales. Se distingue con claridad un compás, a la derecha. En la parte inferior, dos letras mayúsculas: D. A. Y una inscripción: EX LIBRIS VALERIANO ZORIO BLANCO.
Descubrí, de pronto, que llevaba en la mano diez libros, de los cuales ocho pertenecían a la biblioteca de Valeriano Zorío Blanco. Lo menos que podía hacer, vistas nuestras afinidades lectoras, era preguntar por ese señor. El librero me contó que la biblioteca del señor Zorío había sido una de sus últimas adquisiciones. La compró en Madrid a la muerte de su propietario y aún le quedaban veinte cajas por abrir. También fue inevitable imaginar qué tesoros esconderían esas veinte cajas aún cerradas.
A un hombre se le puede conocer sólo con echar un vistazo a su biblioteca. Por eso, en sólo un rato, me quedó claro que el señor Zorío era un hombre muy ilustrado, cuidadoso (subrayaba con lápiz,, con discreción, no deformaba los lomos, conservaba las camisas intactas), políglota (leía ruso, francés e inglés, y tenía algunas joyas en catalán) y curioso (su biblioteca comprendía una sección de teología, una de viajes, una de poesía y una, la mayor, de novela). Un espíritu inquieto, seguramente con mucho tiempo para leer. ¿Un hombre solo, solitario, abandonado? Por un momento, deseé poder adoptar su biblioteca entera, los seis mil libros que, según el librero, trajo de Madrid.
En mi viaje de regreso repasé mis adquisiciones. Observé con detalle los subrayados de Valeriano, sus notas al margen. Ya en casa, busqué información en el gran oráculo de internet. Así supe que mi amigo, el dueño de mis libros, murió el 8 de octubre de 2006. Era doctor ingeniero en Caminos, Canales y Puertos (promoción de 1963), doctor en Ciencias Matemáticas y doctor en Derecho. Le interesaba todo lo demás, dice su nota mortuoria, en la que se destaca su gran amor a los libros, claro. Escribió varios tratados técnicos sobre matemáticas, urbanismo y obras públicas y dedicó su vida profesional a las carreteras y costas, terrenos en los que llegó a ser toda una referencia. La necrológica publicada en el Boletín del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (número 211) dice que era una persona buena, en el sentido machadiano de la palabra.

El destino de las bibliotecas huérfanas siempre me parece triste. Sospecho que el señor Zorío no dejó hijos. La venta de la biblioteca la llevó a cabo un hermano. De no ser por él, o por ella, esos volúmenes no habrían llegado nunca a mi biblioteca. Esta segunda vida de los libros siempre me parece fascinante, un milagro al alcance, una historia que enriquece la propia historia que el libro contiene. Todo esto, creo, es lo que busco cada vez que empujo la puerta de una librería de viejo.


* Las imágenes: Librería del Prado y Librería Bardón, ambas en Madrid.

17 de septiembre de 2011

Supermami de septiembre


15 de septiembre de 2011

Culturamas & me

Desde las primeras páginas de Habitaciones Cerradas ya se percibe el sólido trabajo que ha realizado en materia de personajes, especialmente, en el conjunto de los femeninos. ¿Cómo van apareciendo en su vida y los va encajando?

Mis personajes siempre surgen de la observación, pero beben de muchas fuentes diferentes. Desde las anécdotas familiares a un pequeño detalle que encuentro en una biografía… cuando estás escribiendo una novela nunca sabes qué nimiedades pueden ayudarte a definir un personaje ni dónde las vas a encontrar. A veces tienes la impresión de que la vida colabora en la escritura, poniéndote historias al alcance.


PARA LEER ENTREVISTA COMPLETA

13 de septiembre de 2011

12 de septiembre de 2011

Hambre


Es un lujo que alguien te necesite. A ti y a nadie más, ser insustituible. Que ese alguien, de pronto, deje de necesitarte, también debe de serlo.

Escribo estas líneas el día de la vuelta al cole, y sé que por ahora, lo segundo es sólo un espejismo. A las nueve y cinco minutos de hoy, he dejado a mis tres obras en el patio del colegio, cada uno dedicado a saborear sus respectivas novedades y al ruidoso reencuentro con sus amigos, y he vuelto a casa con las manos en los bolsillos, feliz de mi ansiada libertad. He vuelto a trabajar en silencio, a organizar mi vida en esta soledad reparadora. He hecho planes egoístas. He escuchado a Bach sin que nadie me reclame "Eva María se fue". Y, en lugar de almorzar, he comenzado un post del blog. Si no almuerzo, a nadie le importa. No habrá ningún cachorro desolado a mis espaldas, lloriqueando de hambre.

No me incomoda confesar que, a día de hoy, mi hambre, mi necesidad, es de otras cosas, muy diferentes. Por ejemplo, pasar una hora a mi aire entre los anaqueles de una librería de viejo.
Encerrarme en mi biblioteca de cabecera con un trimestre por delante para leer, buscar, aprender y, poco a poco, urdir una trama que, para existir, demanda tiempo, paciencia y detalles. 
Pisar un teatro, ocupar mi butaca, disfrutar mientras se apagan las luces y llega la primera frase de texto.
Comer, en la compañía de un libro, en uno de esos restaurantes que están siempre al paso de mis necesidades. Sentarme a la orilla de un mar abandonado a tramar, a pensar, a alejarme de mí misma para acercarme a la verdad.
Regresar a casa, y que mis hijos me cuenten cómo les ha ido el día, y yo contarles el mío.

Llegará el momento en que ellos necesitarán, igual que yo, su propio espacio. El día en que no quieran contarme todo lo que hacen. El día en que vayan a lugares que yo no sepa. El día en que descubran la perturbadora compañía de un extraño. El día en que ese extraño me desbanque en sus preferencias. Que los planes dejen de ser colectivos, consensuados, agotadores. El día en que eche raíces en ellos esta necesidad de libertad que intento explicarles. Ese día, les echaré de menos, pero respiraré aliviada de poder volver a ser la que  era antes de que me quisieran y me necesitaran como a nadie más en el mundo.

11 de septiembre de 2011

Décimo aniversario



El mal es que el Diablo no existe.


Yo confieso, Jaume Cabré
Destino, 2011

Millones de personas aman Nueva York. No soy original. Este es mi homenaje, hoy que hace diez años que todos lloramos por ella



 





10 de septiembre de 2011

Siempre estoy en deuda con la gente de Literaturas.com. Esta vez, reseña de mi Miguel Baquero y entrevista, que os dejo

Todas las novelas hablan de cómo el tiempo pasa y que consecuencias trae

LIT.COM: En Habitaciones cerradas podría decirse que vuelve a llenarse de vida una casa que lleva decenios abandonada. De un escenario muy parecido surge una anterior novela tuya, La muerte de Venus, finalista del Primavera. Hay, en este punto concreto de la casa abandonada o del crimen sin resolver, muchos puntos en común entre aquella novela y esta.

CARE SANTOS: Lo sé. Hay una casa en mi imaginario personal, y hay un pasado con abuela contadora de historias que pesa mucho en mi universo literario. Me temo que, además de esto, no tengo nada que decir en mi defensa, sólo que los escritores escribimos con el subconsciente además de con la imaginación y la documentación… y acaso prometer, de verdad de la buena, que mi próxima novela no tratará sobre ninguna casa ni los fantasmas, reales o imaginarios, que la habitan.

LIT.COM: Para quienes seguimos lo que escribes, hemos encontrado en Habitaciones cerradas una madurez de estilo, una seguridad en lo que haces y un dominio de la técnica que nos puede llevar a hablar de una obra de plenitud.

CARE SANTOS: ¿En serio? Mi única reacción a esas palabras es la alegría y la perplejidad. Alegría porque el trabajo constante parece dar sus frutos, y eso me parece casi un milagro en los tiempos que corren. No hablo solo de las muchas horas de obsesión que he invertido en Habitaciones cerradas, sino de las décadas que llevo escribiendo todos los días. Supongo que si todo esto no cuajara en la madurez de estilo —ahora que he cumplido ya 41 años— sólo cabría pensar que no voy por buen camino. Perplejidad porque escribir me cuesta cada día más. Con los años, las inseguridades y las dudas no decrecen. Se diría que, a pesar de todo lo escrito, estoy igual que al principio. O peor, porque ahora tengo que luchar —a veces sin éxito— contra todo lo escrito, para no repetirme, para no volver a contar lo mismo de la misma forma, para no utilizar las mismas palabras, la misma frase… Por suerte, la ilusión y las ganas de hacer cosas mejores también siguen intactas. 

PARA IR A LA REVISTA

9 de septiembre de 2011

¡Mi vuelta al cole será rusa!


De momento, y en exclusiva, la cubierta. 
Muy pronto os hablaré de este lanzamiento de Editorial Nevsky que he tenido el honor de coordinar.
Desde ya os digo (y no es pasión de madre) que si no lo leéis os perderéis uno de los mejores libros del otoño.
Estará a la venta en octubre.
De momento, y para que os vayáis ambientando, podéis ver las portadillas que ha diseñado Zuri Negrín para los diversos textos.

8 de septiembre de 2011

Revista Eñe de septiembre con relato inédito


Este cuadro se llama como mi cuento, bueno, en realidad es el cuento que se llama como el cuadro. Es decir Atardecer con perro escabullido. El cuadro es de Jorge Izquierdo Vera Tudela. Puede verse en el MEAM, el nuevo Museo Europeu d'Art Contemporani de Barcelona, que aprovecho para recomendaros.

Para ir a EÑE, AQUÍ

7 de septiembre de 2011

Supermami de agosto


6 de septiembre de 2011

Utilidades del verano


En nuestro verano ha habido gatos. Cinco, para ser exactos. Mis hijos les han alimentado con las más variopintas viandas (desde pan con nutella a la piel churruscada de un cordero o los bordes sobrantes de una pizza tamaño familiar). Los gatos han demostrado ser unos sibaritas, porque no todos los alimentos eran recibidos con igual interés. El resto del tiempo, entre comida y comida, los gatos y mis hijos se observaban mutuamente. Por las noches, los osados felinos se metían en la casa, y en más de una ocasión tuvimos que expulsar a alguno del salón, donde no se sabe si acudían en busca de compañía o, como dijo Elia en algún moemnto, a ver la película que, sin excepción, se programaba en el cine infantil familiar. Mi hija estaba convencida de que los gatos tenían todo el derecho del mundo a ver algunas cintas, como "Los aristogatos" o "La dama y el vagabundo" (donde los gatos son los malos, ah). 
De vez en cuando, los niños buscaban a los gatos por el enorme jardín. Al regresar de la expedición, informaban: hay dos bajo el coche, uno entre los arbustos del fondo y el resto, desaparecidos. A mí me daba por pensar que los gatos debían de hacer lo mismo, y al llegar a su cuartel general, donde su mamá gata les debía de estar esperando con la cena, decían: Hay un niño en el comedor, otro en el porche y dos no sabemos. Y la madre gata debía de pensar lo mismo que yo: mientras no los toquen, me encanta que vean gatos, y aprendan a respetarlos, aprendan a convivir con criaturas diferentes, que normalmente no forman parte de su vida diaria.  Aprendan a asombrarse. Al fin y al cabo, pienso, las madres somos iguales en todas partes, ¿o no?

La aventura gatuna ha sido una parte muy pequeña de nuestras vacaciones familiares, donde también ha habido horas de lectura familiar, un viajero llamado Ulises surcando los mares, los mismos mares que se han separado para dejar pasar a los israelitas en otro libro de aventuras tremebundas, ha habido sol y lluvia y olas que nos mecían y olas que nos amenazaban, y miles, miríadas de preguntas (algunas sin respuesta) y constelaciones recién descubiertas en el cielo, y películas que han gustado también a los adultos, y girasoles del tamaño de una niña de 8 años, y el primer sushi y el primer sashimi de Adrián, y paseos por el margen de una era y cielos azules impresionantes y amigos que se quedaban a cenar y a dormir y manos queridas que se despiden hasta pronto y despiertan una catarata de llanto y dibujos de casi todo (cafeteras, pies, árboles, dibujados y guardados para siempre en la caja de los dibujos) y ha habido, en suma, mucho futuro por delante. Porque eso es, sobre todo, lo que el verano vaticina: muchos otros veranos estupendos por llegar. Por eso nunca es triste despedirlo, volver a la rutina, porque sabemos que cuando llegue otro, encontraremos el modo de incorporarlo a nuestros mejores recuerdos.

Porque eso me parece que hago en verano, navegantes, por encima de cualquier otra cosa: construyo sus recuerdos.
Me encanta estar de vuelta.


5 de septiembre de 2011

José Luis Gómez Toré me manda este manifiesto, para indignarse y pensar. Aquí os lo dejo.

LA CULTURA POR LA DEFENSA DE LA ENSEÑANZA  PÚBLICA DE MADRID A TODA LA CIUDADANÍA DE NUESTRA COMUNIDAD:

Como profesionales del mundo de la cultura y como ciudadanos que trabajamos y vivimos en la Comunidad de Madrid, los abajo firmantes queremos expresar nuestra preocupación y nuestro más decidido rechazo ante los drásticos recortes que, con la excusa de la crisis, está llevando a cabo el gobierno regional en la educación pública y que se concretan en las instrucciones para el curso 2011-12. La educación y la cultura no deben ser realidades separadas: ambas siempre han sido, y son, la garantía de una sociedad plural, democrática, participativa y crítica, y por ende libre. Una educación pública de calidad constituye una conquista irrenunciable de nuestra democracia, sin la que difícilmente puede hablarse de justicia social y menos aún de igualdad de oportunidades. Una educación de todos y para todos es un pilar básico para el crecimiento personal de cada individuo así como para el desarrollo de un país en su conjunto. Por todo ello, resulta especialmente preocupante el modelo que quiere imponer el gobierno regional, que tiende a crear guetos y a profundizar la brecha de las desigualdades económicas y sociales.

Si bien los recortes se han presentado a los madrileños como una consecuencia indeseable pero inevitable de tal crisis económica, lo cierto es que se enmarca en la política de sustracción de recursos a la escuela pública que ha llevado a cabo durante años la presidenta Esperanza Aguirre en beneficio de la escuela privada-concertada. El gobierno regional ha decidido ahora recortar drásticamente las plantillas de los centros públicos, que verán reducido su cupo en el curso que comienza en 3000 profesores (lo que se suma a los recortes de años pasados, unos 5000 en total, según estimaciones de los sindicatos de docentes). Mientras los recursos en Primaria e Infantil siguen siendo insuficientes y no se garantiza el mantenimiento a largo plazo de programas fundamentales como la Compensatoria y las Aulas de Enlace, el ajuste presupuestario supone un importante número de docentes menos no sólo en la ESO y en el Bachillerato, sino asimismo en la Formación Profesional, las Enseñanzas Artísticas y las Escuelas Oficiales de Idiomas. La decisión impulsada por la Consejera de Educación Lucía Figar, sin tener en cuenta la opinión de los sectores afectados, no va precisamente en apoyo de la calidad de la enseñanza y desde luego dista mucho de esa excelencia en educación que reclama para sí la Consejería. Los primeros perjudicados son los alumnos, que en muchos casos no sólo no contarán con horas de tutoría, sino que también en no pocos centros verán cómo desaparecen horas de laboratorio y desdobles en asignaturas como Lengua, Matemáticas e Inglés.

          El reajuste va a suponer que un buen número de profesores va a engrosar las ya de por sí abultadas listas del paro, mientras muchos otros docentes se verán desplazados de sus centros de destino. Mientras el Gobierno de la Comunidad malgasta el dinero en costosas e inútiles campañas publicitarias de fomento del respeto al profesor, con medidas como éstas demuestra todo su desprecio a la meritoria labor que llevan a cabo los docentes que trabajan en la escuela pública así como a su alumnado. La mejor forma de garantizar el respeto a los profesores es dotarles de los medios necesarios y asegurarles unas condiciones dignas de trabajo. La educación, y mucho menos la educación pública, no es un lujo del que se pueda prescindir en época de crisis: es, por el contrario, una oportunidad de futuro y una garantía de cohesión social y de salud democrática. La enseñanza pública constituye, en definitiva, una de las bases fundamentales del estado social, democrático y de derecho, y si la atacamos, estamos minando la democracia misma y lesionando gravemente el derecho que todo ciudadano tiene a recibir una EDUCACIÓN DIGNA y DE CALIDAD.

           Por todo ello, mostramos nuestra solidaridad con toda la comunidad educativa afectada del sector público en Madrid y nuestro apoyo a sus movilizaciones, así como también nuestro más rotundo rechazo a las citadas instrucciones, que deben ser retiradas de inmediato.
 
¡NO A LAS INSTRUCCIONES para el curso 2011-12 en la Comunidad de Madrid!
 
¡Por una EDUCACIÓN PÚBLICA DE CALIDAD y de VERDADERA EXCELENCIA DE TODOS y PARA TODOS!