Me documento leyendo tratados de demonología. Descubro que una de las mayores preocupaciones de los demonólogos de todos los tiempos, sobre la que se han hecho correr mares de tinta, es el número exacto de demonios que nos rodean. En su intención de despejar esa duda, los expertos han arrojado distintas teorías. Algunos han dado una idea aproximada de la magnitud del fenómeno: "Si lanzaras una aguja desde el cielo, antes de llegar al suelo habría ensartado varios demonios", dijo alguien en el siglo XV. En el XIII, el abate Richalm había afirmado que los seres diabólicos que nos acompañan "son tantos como granos de arena hay en el mar". Un tercero, en una descripción muy plástica, que casi preconiza el barroco, dijo que "los demonios están en todas partes, rodeando a cada uno de nosotros como una bóveda espesa".
Aunque no siempre los estudiosos han incurrido en tales imprecisiones. Al contrario, muchos de ellos han aportado datos concretos del fenómeno, muy de agradecer para quien como yo amamos los números exactos. Máximo de Tiro, filósofo platónico y aficionado a las cuentas, dijo en el año 180 que los demonios que habitan la Tierra eran 30.000. Quince siglos más tarde, Johan Wier se atrevió a lo que nadie había hecho: los contó. A todos y cada uno. Así, concluyó que los demonios se agrupaban por legiones, que en total había 1.111, formadas por 6.666 demonios cada una, lo cual arrojaba un total de 7.405.926 ejemplares. No está mal. Pero no fue el único. Hubo posteriores recuentos y en la del siglo XVIII, salieron algunos más: un total de 133.306.668, aunque igualmente alineados en 6.666 legiones. Por fin, Corado Balducci, el que durante años fue uno de los exorcistas en nómina del Vaticano, muerto en el año 2008, había dicho muchas veces que los diablos son cuatro millones, repartidos en los cinco continentes. A la vista de este resultado cabe preguntarse si en los últimos siglos la población infernal ha resultado afectada por algún tipo de plaga o si el censo de Balducci tiene algún defecto.
Sea como sea, no hace falta ser un genio, ni un teórico, ni siquiera un exorcista, para saber que demonios hay muchos. Cada cual tiene los suyos. Un día de estos os presento a algunos de los que siempre me acompañan. Especiamente de noche y si duermo fuera de casa. Cada cual entienda lo que quiera.
* La imagen de hoy es del videojuego Devil World.
Aunque no siempre los estudiosos han incurrido en tales imprecisiones. Al contrario, muchos de ellos han aportado datos concretos del fenómeno, muy de agradecer para quien como yo amamos los números exactos. Máximo de Tiro, filósofo platónico y aficionado a las cuentas, dijo en el año 180 que los demonios que habitan la Tierra eran 30.000. Quince siglos más tarde, Johan Wier se atrevió a lo que nadie había hecho: los contó. A todos y cada uno. Así, concluyó que los demonios se agrupaban por legiones, que en total había 1.111, formadas por 6.666 demonios cada una, lo cual arrojaba un total de 7.405.926 ejemplares. No está mal. Pero no fue el único. Hubo posteriores recuentos y en la del siglo XVIII, salieron algunos más: un total de 133.306.668, aunque igualmente alineados en 6.666 legiones. Por fin, Corado Balducci, el que durante años fue uno de los exorcistas en nómina del Vaticano, muerto en el año 2008, había dicho muchas veces que los diablos son cuatro millones, repartidos en los cinco continentes. A la vista de este resultado cabe preguntarse si en los últimos siglos la población infernal ha resultado afectada por algún tipo de plaga o si el censo de Balducci tiene algún defecto.
Sea como sea, no hace falta ser un genio, ni un teórico, ni siquiera un exorcista, para saber que demonios hay muchos. Cada cual tiene los suyos. Un día de estos os presento a algunos de los que siempre me acompañan. Especiamente de noche y si duermo fuera de casa. Cada cual entienda lo que quiera.
* La imagen de hoy es del videojuego Devil World.
4 comentarios:
;-DDDD
Corroboro todas esas teorías, e incluso las reputo de parcas: soy profesor de instituto
Apunto un demonio que tengo en casa aunque nunca lo ví, es el que me cambia las cosas de sitio y tardo mucho en encontrarlas, siempre las busco cuando ya desisto de encontrarlas. Juro que es verdad, lo que ya no sé si ese demonio está dentro o fuera de mí. A veces no se si es despiste o mala memoria, pero pensar que es un duende me hace sentir super importante.
Begoña, debe de ser un djinn. Eso que dices es su trabajo. Rubén, Mady: muaca! (x 2)
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