14 de abril de 2010

Para qué un blog dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul...


Una lectora habitual de esta bitácora me escribe para decirme que se está planteando abrir un blog. Me preguntarme si la experiencia le será útil, si se lo recomiendo como ejercicio, como práctica de escritura.
Por supuesto, preguntarle esto a alguien que lleva cinco años escribiendo un blog, supongo que sólo puede derivar en una cosa. O soy una incongruente patológica o nada más puedo contestar de forma afirmativa.
Aunque comprendo las dudas. Yo también me pregunté para qué servía un blog el día en que inauguré éste. Era 2 de diciembre de 2005, cuando titulé mi primera entrada Empecemos.... Podéis recuperarla AQUÍ, si tenéis curiosidad.
Me complace descubrir que algunos de los merodeadores del Silencio eran los mismos que sigo encontrando regularmente por aquí. Otros -lógico- llegaron después. Quiero pensar que se unirán algunos más, con el tiempo. Lo que dijeron aquellos primeros comentaristas virtuales creo que puede ser también una respuesta convincente para mi corresponsal, la futura bloggera.

Ahora sé un poco más para qué sirve un blog, a diferencia de aquel día de principios de diciembre. Aunque no todo sirve igual a todo el mundo, ni en el mismo momento. A mí, en este momento de mi vida, el blog me sirve:
-Para ser la escritora no profesional que era el día en que empecé a escribir. En este espacio reducido, que no tiene un número excesivo de seguidores -por fortuna- puedo permitirme el lujo de no medir demasiado las palabras y de escribir cuando quiero. Y sobre lo que quiero.
-Para compartir pasiones recién descubiertas.
-Para compartir viejos amores asentados en el tiempo.
-Como banco de pruebas de textos en los que estoy trabajando, gracias a la generosidad de los que estáis al otro lado, que los leéis antes que nadie y me dejáis vuestras opiniones.
-Como banco de pruebas emocional. Gracias a este blog he descubierto algo que me parece fundamental en mi literatura: el modo en que una pequeña confesión verdadera cala más que la más emotiva de las escenas imaginarias. En ese sentido, podría decir que el blog me ha permitido saber lo que significa en escritura la palabra "verdad". Es probable que mi último libro de cuentos, forjado en los últimos 7 años, y por tanto en paralelo a las muchas entradas de este sitio, le deba mucho más de lo que creo.
-Por supuesto, para mantenerme en contacto con algunos lectores. Me gusta descubrir que a la mayoría de los que he conocido por aquí he terminado viéndoles en persona.
-El blog me permite mantener un pie en la realidad. Tengo a menudo la sensación de que habito otro mundo, paralelo, y que regreso al real sólo de vez en cuando, porque casi nunca me interesa lo que aquí ocurre. El blog es un territorio intermedio, un umbral. Es el mundo real, porque hay gente que observa y que habla, pero no deja de ser el mundo real que inventan las palabras. Luego, otra cosa.
-El blog me permite trazar una especie de mapa sentimental de mi existencia. Siguiendo las diferentes entradas, con el tiempo, recuerdo filias, fobias, y observo mis coherencias y mis incoherencias. Tengo a veces la sensación vertiginosa de que, de todo cuanto he escrito, lo único que permanecerá en el tiempo -cuando el papel se haya deshecho en polvo- será este blog. Lo virtual sobrevivirá a la tierra cuando el sol la abrase. Me gusta saber que hay ciertas cosas mías que sólo son virtuales.
-Por último, el blog me sirve para ser feliz. Si no, no tendría sentido. Qué placer, escribir sin obligaciones, sin prisas, sin condicionantes. Qué gusto aporrear el teclado durante las primeras horas de la mañana o en las últimas de la noche, mientras suena una pieza de música recién elegida. En este momento, por ejemplo, el Gloria de Vivaldi, que parece que me lleva a escribir con más gracilidad y desde las nubes. Nubes bañadas de un sol radiante, muy distintas a las que veo desde la claraboya de mi estudio en este día de primavera recesiva que nos ha tocado.

He aquí algunas respuestas. Aunque, como todo el mundo sabe, para escribir no sierven de nada los argumentos de otra.

* La imagen de hoy, Gracefully, tomada de Flickr

2 comentarios:

Begoña Argallo dijo...

Si agradezco todas tus entradas porque todas me dicen algo de provecho, imagínate esta. Acabo de crear un blog que se llama Días de lluvia, aún no he escrito la primera entrada, todo se andará.
Confieso que los escritores españoles para mí eran un tostón, los de otra época me refiero, pero hay una nueva veta de escritores comprometidos con su tiempo y estás entre ellos. A las pruebas me remito, gracias por compartir tu tiempo. Un beso

Begoña Argallo dijo...

Por cierto, cuando busqué nombre a mi blog creí constatar que no había otros con ese nombre, pero no era así. Si lo busco en google ni aparece, aunque no creo que sea la única a quien le pasó algo así :)