He renovado el diseño de este sitio, como viene siendo tradición. Así no nos aburrimos de ver siempre lo mismo. A partir de ahora, y hasta dentro de aproximadamente un año, este bucólico Gorki presidirá lo que aquí ocurra, siempre mirando con una nostalgia muy rusa a esos árboles moscovitas de la derecha. Algo de ruso tendrá el curso que ahora empieza, como en su momento se irá revelando.
Para celebrar a Gorki y al curso os dejo un cuento quasi inédito y quasi verídico en Gazpacho, WA LOK.
Feliz lectura, feliz vuelta al cole, feliz reencuentro con las cosas nuestras de cada día, feliz despedida de vacaciones, feliz septiembre.
1 comentario:
Hola.
Tiene gracia que el sobrepeso lo origine la literatura, y no las grasas saturadas o los michelines que se alimentan de ellas. Yo acostumbro a pesar mis maletas en una cinta vacía, para así poder hacer trasvases entre una y otra. Mi mujer quiere que compremos una báscula, para calibrar la maletas y de paso a nosotros. Yo voy dándole largas, y me gasto el dinero en libros que leo y después escondo. Mi trastero es mi biblioteca. Cuando vamos de viaje, llevo también más libros de la cuenta; sera porque, desde algo más que pequeñitos, nos obligan a elegir entre cifras y letras. Y cuando rehacemos la maleta para volver, siempre meto las compras del viaje con la ropa sucia, y llevo los libros encima, no sea que nos pierdan la maleta. En Air Europa, por ejemplo, las intrucciones de equipaje dicen que puedes llevar encima una cantidad de lectura razonable. Y yo me pregunto si se refieren a lo que uno puede leerse dentro del avión, o también a lo que podría leerse al bajarse de él. Debería haber, pues, una norma especial para los libros: todos los que uno quisiera llevar encima, y no los que los demás considerasen justo y "razonable", como en las misas. Poner leyes a la literatura nunca me ha parecido "razonable". Porque la literatura es la sinrazón, o la sin porqué: por mucha que se lleve encima, siempre quedará la mayor parte fuera de la maleta.
Un saludo.
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