Un muchacho de doce años es ya ingobernable, y si no quiere estudiar, no hay ley de educación obligatoria que pueda conseguir que lo haga, como es imposible hacer dormir en la cárcel a quien se empeña en permanecer despierto.
(...)
No es necesario que un muchacho cuya ilusión es aprender a arreglar motos tenga que estar, de los doce a los diciséis años, oyendo hablar de cultura clásica y de otras cosas que le aburren soberanamente.
Leqtor, Barcelona, 2006
3 comentarios:
¿Cómo era? Algo así como "comenzó su educación en cuanto abandonó la escuela". Abrazo.
Pues sí, la verdad, tengo su edad y le entiendo perfectamente.
Como profesora de secundaria, propongo el reto de "encantar" a los chicos, y demostrar que la cultura los hará libres. Que les pique el gusanillo. Convencerlos de que no por ser mecánicos tienen que renunciar a leer o a escuchar buena música.
Es posible. Extenuante, pero enriquecedor.
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