23 de noviembre de 2007

Adrián y el tiempo

Hoy mi hijo Adrián me ha preguntado por primera vez «qué hora es».
La respuesta ha parecido satisfacerle. La hora debía de ser la que él esperaba.
He aquí un modo de hacerse mayor: comenzar a hacerse preguntas acerca del tiempo.
Comenzar a tener la ilusión de que el tiempo se doblega a nuestros intereses.

7 comentarios:

Yepetta dijo...

Curiosa entrada, entretenida, te hace entresacar una sonrisa
:)
sencilla
encantadora


..¿cúando se detiene el tiempo?

Anónimo dijo...

También yo mido el tiempo.
Cuántos días faltan para un encuentro;
cuántas horas para un abrazo;
cuántos minutos para un beso;
cuántos segundos para vencer a la distancia.

Anónimo dijo...

Cada vez menos, nane ; )

alfonsoht dijo...

si hay alguien que sepa el antídoto para vencer la distancia que me lo diga, el tiempo parece un concepto para ordenar nuestra propia inexistencia

Anónimo dijo...

El tiempo es moldeable como nuestro cerebro. Porque nuestra percepción del mismo es relativa y variable.

¡¡¡Ay, si en el presente pudiésemos "moldearlo" a voluntad!!!

Cuca-Cola II dijo...

Hola!
Esta idea, además de tierna, me ha parecido excelente…“La hora debía de ser la que él esperaba”.
Saludos cordiales,

Cuca-Cola II dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.