7 de septiembre de 2006

Confesión

Ninguna vanagloria alimenta. Conviene olvidar de inmediato los halagos y los triunfos y comportarse como si fuera el primer día.
Batirse con las palabras, pulirlas una por una, como las piezas de un mecanismo de relojería, encajarlas entre sí paro descubrir que el engranaje nunca funciona como una había deseado. Pasar horas y horas entre ellas, las palabras, manosearlas, partir pero regresar, recomenzar. Y así un día y otro día, durante meses, años, lustros, durante una vida entera.
Mañana me sentaré a escribir como si nada. Eso espero: poder escribir todos los días de mi vida. Incluido el último.

7 comentarios:

PG Escuder dijo...

Ojalá que así sea. No solo para tu felicidad, sino para la de tus lectores.

Un beso.

Anónimo dijo...

Quién sabe si al acabar el último día partes para pero para regresar en el interior de diferentes formas: Care, la Care, mamá, la escritora, la amiga, la compañera, la neocolonialista - franquistachaquetera(ahora Hitler, ahora IKE)y que sólo escucha jazz interpretado por blancos o algo así xDD, la alpinista Quién sabe si el vacio dónde acaban nuestras últimas huellas es el mismo que -por su vacuidad- permite que regreses entre muchas formas posibles. Guapa en seria una altra.

Quién sabe si al morir regresamos al momento antes de la primera palabra. Si cuando ésta se pronuncia, nacemos Mañana me sentaré a escribir como si nada Sin dejarme ganar por el désanimo ni por aquello que, si bien me liberaría del desaliento, también me apartaría del objetivo: escribir.

¿Escribir y desánimo? Quién sabe si escribir es un intento de regresar al lugar dónde todo es posible, dónde nada está dicho, dónde no hay diferencia entre escritor y obra.

Si alguien sabe las respuestas, reescribo el comentario agregando su nombre. No las sé. Sí sé que me alegra esta confesión Care. No pienso absolverte. Prefiero manteneros en este tipo de pecados.

Anónimo dijo...

Tienes más suerte que yo, que hace dos meses y medio que ni una letra. He perdido el deseo, y eso es lo peor que le puede pasar a un escritor. ´Sólo espero recuperarme.

Ladynere dijo...

Batirse con las palabras, luchar por encontrarles un sitio en el relato, que no se escapen de su significado e intentar no caer en la tentación de la repetición. Dale papel y lápiz a Care y moverá el mundo...
Besos guapa!

Arcadio dijo...

En alguna ocasión, durante aquellos días de talleres y risas (¿tanto tiempo ha pasado?) has comentado en mi presencia que cuando era necesario recurrir al sobado "gracias a dios", solías decir "gracias a Borges". ¿Recuerdas? Pues bien, ya lo decía Dios: "Una palabra, aunque esté cargada de siglos, inicia una página en blanco y compromete el porvenir".
Sin embargo yo a veces reflexiono sobre el tema. Cómo es posible que con siglos de literatura a nuestra espalda todavía haya cosas que decir, y lo que es más insólito, cómo es posible que se escriban de manera distinta o como mínimo así lo parezca, con unos signos finitos como disponemos. ¿HAY ALGÚN SEMIÓTICO EN LA SALA?
Extraña refexión. Si exite un canon y la mayoría de autores recurren a él, las imprevistas leyes de la influencia deberían acabar logrando que todos escribieran con un estilo similar. Sin embargo no es así. ¿Cuál es el motivo? ¿Tal vez quienes se desvían de la senda son los que han recibido una influencia ajena al canon o además del canon?
Me voy por los cerros de Úbeda, Care.

Coro dijo...

Yo te sigo... aquí, como ves, en la distancia.

También, como Arcadio, recuerdo esos días de talleres y de risas...

Saludos

Anónimo dijo...

¿escribir todos los días de tu vida? Es una muy triste noticia para la Literatura