Un interesante fenómeno está ocurriendo desde hace ya algún tiempo en nuestras carteleras y también en nuestras mesas de novedades: la confusión, cada vez mayor, de realidad y ficción. Novelistas que narran lo que de verdad les ha ocurrido —pienso ahora en esa maravillosa novela que es Patrimonio, de Philiph Roth, pero también en Martin Amis, o en Julian Barnes o en Amélie Nothomb o en Haruki Murakami y tanto otros— y en toda una generación de cineastas recientes, que exploran ese terreno entre el documental y el largometraje de ficción.
Lo último de Steven Soderbergh, el director de Ocean's Eleven y su secuela, Ocean's Twelve, pero también de Sexo, mentiras y cintas de video, se mueve en esa estrecha franja. Rodada en el que, seguro, debe de ser el pueblo más aburrido de Estados Unidos, en el estado de Ohio, con actores no profesionales que se interpretan a sí mismos —todos viven en el pueblo— y una historia que subraya, sobre todo, su aburrimiento, pero también su non sense, la ausencia de futuro, de esperanza, de ambición. Lo único que cabe es trabajar en varios lugares a la vez —lo hacen— o cometer pequeños hurtos. De hecho, la película podría subtitularse como este comentario: palpamos el aburrimiento de unos personajes que sólo viven para trabajar, que resultan patéticos hasta cuando salen a divertirse y a quienes la aparición del mínimo elemento perturbador —en la figura de Rose, madre soltera— toda su paz se ve alterada de pronto.
Ni siquiera el crimen resulta aquí memorable. Aunque lo mejor, desde luego, es el trabajo con los personajes y el modo en que se nos muestran, sin trampa ni cartón. Es memorable el inspector de policía que se interpreta a sí mismo, y que ofrece una visión completamente alejada del cliché de Hollywood. ¿Lo que sobra? Algunos minutos de diálogos intrascendentes (no todos, sólo algunos) y, en mi opinión, la revelación divina del final. Es como si a Soderbergh se le hubiera acabado de pronto el negativo antes de dejarnos saber algo más de Rose, cuya historia se plantea en forma de enigma sin respuesta. Con gusto le cambiaría a Soderbergh lo que me cuenta de Martha por lo que no me cuenta de Rose.
Dejo lo mejor para el final: la causa del crimen, que el director nos permite adivinar y entender con lujo de detalles y que redunda en lo ya dicho: personajes tan de carne y hueso que da miedo acercarse a ellos. También son magníficos —e inquietantes— los planos en la fábrica de muñecas.
Es magnífico que del hartazgo, en cualquiera de sus variantes, se obtengan resultados como éste. Hollywood, de vez en cuando, impone una cura de desintoxicación, parece decir esta película.
Ficha técnica
Dirección: Steven Soderbergh. País: USA.Año: 2005. Duración: 73 min. Género: Drama. Interpretación: Debbie Doebereiner (Martha), Dustin James Ashley (Kyle), Misty Dawn Wilkins (Rose), Omar Cowan (Padre de Martha), Laurie Lee (Madre de Kyle), David Hubbard (Pastor), Kyle Smith (Jake), Decker Moody (Detective Don), A. Paul Brooks Jr. (Doctor), Daniel R. Christian (Supervisor de la fábrica). Guión: Coleman Hough. Producción: Gregory Jacobs. Música: Robert Pollard. Fotografía: Peter Andrews. Montaje: Mary Ann Bernard. Estreno en USA: 27 Enero 2006. Estreno en España: 1 Septiembre 2006.
2 comentarios:
Hola
Hoy Arcadio y yo hemos sabido de la existencia de ese extraño festival de "Hay" que se celebra próximamente en Segovia, y se nos han puesto los dientes muy largos. Estás invitada? De ser así por favor queremos el relato de tus andaduras por tierras segovianas.
Un beso.
Pilar y Arcadio
Leí por ahí que desprende algo así como lo que hace Carver en los relatos, aunque también he ojeado por ahí críticas bastante destructivas. Habrá que verla y tantear.
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