23 de noviembre de 2006

manifiesto

Los abajofirmantes, editores de libros infantiles y juveniles, convencidos de que la lectura es fuente de placer y pieza clave en la formación integral de las personas y decididos a trabajar juntos por su fomento y en beneficio de los niños y jóvenes, que han de ser capaces de formarse, escoger y armar su propia biblioteca y su itilerario como lectores

CONSIDERAN:
1. Que lo editores de libro infantil y juvenil trabajan por ofrecer BIEN CULTURAL, en mayúsculas.
2. Que este BIEN CULTURAL es esencial para el proceso de formación y crecimiento de niños y jóvenes.
3. Que la lectura ha de arraigar en la vida de los niños y jóvenes lo antes posible para despertar interés y crear hábito lector.
4. Que editar libro infantil y juvenil implica un grado de especialización que debería ser reconocido tanto a nivel social como empresarial.
5. Que en el ámbito de la Literatura Infantil y Juvenil, a las tareas propias de la edición se le añade la responsabilidad que supone publicar para un lector en formación, tanto por lo que respecta a la competencia y comprensión lectoras como al espíritu crítico.
6. Que nos duele la invisibilidad de la Literatura Infantil y Juvenil —que tan a menudo denunciamos— sólo rota cuando surge un best-seller, cuando intervienen fuertes campañas mediáticas o en un par de fechas señaladas, a lo largo del año.
7. Que querer encuadrar la Literatura Infantil y Juvenil —especialmente la que se dirige al mercado escolar— dentro de lo que en este marco se considera “políticamente correcto”, es discutible y ajeno a su razón de ser.
8. Que la clasificación por franjas de edad es una imposición añadida para orientar al adulto, que es quien a menudo actúa como mediador.
9. Que la convivencia entre BIEN CULTURAL y producto editorial se hace dificil por las presiones empresariales y comerciales que rodean el mundo editorial.

POR TODO ELLO SOLICITAMOS
Que la literatura infantil y juvenil se incorpore como una necesidad vital en la vida diaria de los niños y jóvenes y cuente con la implicación de TODOS: no sólo de aquellos que partcipan en la elaboración y difusión de los libros: editores, escritores, ilustradores, libreros y bibliotecarios, sino también con la de otros sectores como pueden ser los padres y madres, escuelas, instituciones, medios de comunicación...

Que la Literatura Infantil y Juvenil no sea una literatura pequeña porque es la que nos hace mayores y más libres.


-Publicacions ABADIA DE MONTERRAT. Sr. Jordi Úbeda
-EDICIONES B, Sra. Alicia Soria
-Edicions BAULA, Sr. Josep Llussà
-Editorial BARCANOVA, Sr. Eduard Cerreda
-Ediciones BEASCOA, LUMEN infantil y MONTENA, Sra. Núria Cabutí
-Edicions BROMERA, Sr. Joan Carles Girbés
-Editorial CASALS, Sr. Ramon Casal
-Editorial CASTELLNOU, Sr. Xavier Blanch
-CERCLE DE LECTORS, Sra. Anna Vázquez
-COMBEL Editorial, Sra. Noemí Mercadé
-Editorial CRUÏLLA, Sra. Montse Ingla
-DESTINO Infantil y Juvenil, Sra. Marta Vilagut
-Grup EDEBÉ, Sra. Reina Duarte
-Editorial EKARÉ, Sr. Pablo Larraguibel
-Editorial EMPÚRIES, Sra. Eugènia Broggi
-LA GALERA Editorial, Sra. Lara Toro
-Editorial JUVENTUD, Sra. Elodie Bourgeois
-Edicions LYNX, Sra. Marta Fenollar
-Editorial MEDITERRÀNIA, Sr. Eduard Fornés
-Editorial MOLINO, Sra. Mar Peris
-Editorial MOLL, Sr. Francesc de B. Moll
-Editorial PAGÈS, Sr. Ramon Badia
-Edicions del PIRATA, Sra. Maria Grau
-Editorial SALAMANDRA, Sr. Joan Milà
-Editorial SERRES, Sra. Poppy Grijalbo
-Edicions TÀNDEM, Sra. Rosa Serrano
-THULE Ediciones, Sra. Arianna Squilloni
-Editorial TIMUN MAS, Sra. Cristina Feliu

* Manifiesto leído en el Salón del Libro de Barcelona 2006.

10 comentarios:

César dijo...

Siempre he pensado que es un error mezclar la literatura infantil con la juvenil. Son géneros (si es que la literatura juvenil es un género) muy diferentes, tanto en lo que respecta a técnica como en lo referente a intenciones. Hay autores que parecen considerar la literatura juvenil como una especie de prolongación de la infantil, y eso es un enorme error. La mente de un niño y la de un adolescente no sólo es que sean diferentes, sino que en muchos aspectos son opuestas. Al escribir para adolescentes, lo primero que debes hacer es respetarlos, no ser condescendiente, tratarlos como adultos. Porque en muchos sentidos lo son.

Y, bajo ningún concepto, debes pretender "formarlos". Hay que huir del didactismo como de la peste. Lo que hay que hacer es darles buena literatura que sea muy divertida, porque lo que se trata es de demostarles que la lectura puede ser tan de puta madre o más que la tele o la consola. Ejemplos de buenas novelas juveniles son las firmadas por Care... y también las mías, qué coño, que no tengo agüela.

En fin, con esto pretendía señalar que parte de la mala (o nula) prensa de la literatura juvenil se debe a que muchas veces está contaminada por la literatura infantil. No es buena cosa meterlas en el mismo saco.

Anónimo dijo...

Me gustaría ahondar en la digresión del siempre juicioso César :-)

La literatura juvenil (la buena y verdadera literatura juvenil) no es una literatura pensada "sólo" para jóvenes, sino una literatura que los jóvenes también pueden leer. Me parece que esta diferencia es esencial.

Don Caballero

César dijo...

Amen, don Caballero :-)

Anónimo dijo...

¿A qué edad se abandona la infancia por la juventud? Los libros para esa etapa dónde estarían, ¿en infantil o juvenil?

No me parece que el joven lo sea de golpe, lo mismo que el adulto (algunos no llegamos ni a adultos a pesar de tener la edad) Existe una continuidad -una narratividad si queréis- en la vida. Diría que el colegio enmarca espacialmente estas dos que comentamos.

Por lo mismo (por el propio crecimiento y por los prgramas educativos) me parecería un error que los dos géneros (si es que son géneros) fueran cada uno por su lado: al joven le trato como adulto y al pequeño como idiota, por poner un ejemplo

César dijo...

Anónimo: pues me temo, amigo mío, que en el paso de la niñez a la juventud no existe esa continuidad de la que hablas. Entre, digamos, los catorce y los quince años, las hormonas se disparan y el niño, en un periodo relativamente breve, experimenta sustanciales cambios físicos y mentales. Así, por ejemplo, ves que un chaval al que, hasta hace nada, le chiflaban las películas de dibujos animados, de repente te dice que no quiere verlas porque son "cosa de niños". El adolescente rechaza lo infantil e intenta reafirmarse orientándose hacia el mundo adulto. Por tanto, si quieres ganarte el desafecto de un adolescente, no tienes más que tratarle como si fuera un niño. Así que no, desconocido amigo mío, no existe una apacible continuidad en el paso de la niñez a la juventud, salvo en lo que se refiere a la experiencia, pero desde luego no en cuanto a actitudes y sentimientos.

Y no, no hay que tratar a los adolescentes como adultos y a los niños como idiotas. Aunque desde luego, echándole un vistazo a la literatura infantil que se publica, parece que muchos autores si consideran idiotas a los niños. Muy al contrario: creo que la literatura infantil es uno de los géneros más complejos que existen, porque un buen libro infantil debe gustarle tanto a un niño como a un adulto, y eso es muy difícil.

Anónimo dijo...

Certeras, sabias, y, cómo no, juiciosas palabras son las que se contienen en el último comentario del ínclito, insigne y reputado César. Mejor no se puede decir. De mayor quiero ser como tú,

Don Caballero

César dijo...

Menudo cachondeo te traes, Don Caballero ;-)

Anónimo dijo...

Interesantes matizaciones, César.


Quizás lo bueno, para el adolescente, sería ver como el adulto lee obras infantiles y juveniles y no trata ninguno de los dos grupos como a idiotas. De esta manera se reafirmaría en el tipo de adulto que reconoce que una vez fue adolescente y antes niño, el que todavía juega e imagina

Anónimo dijo...

A mí me hacen gracia los puntos 6 y 9.

6. Que nos duele la invisibilidad de la Literatura Infantil y Juvenil —que tan a menudo denunciamos— sólo rota cuando surge un best-seller, cuando intervienen fuertes campañas mediáticas o en un par de fechas señaladas, a lo largo del año.

A lo que digo, que más todavía les debe doler a los autores con propuestas interesantes que ven sus libros olvidados de cualquier campaña publicitaria por parte de los editores que vuelcan todos sus esfuerzos en esa novela que creen les va a salvar las cuentas anuales.

9. Que la convivencia entre BIEN CULTURAL y producto editorial se hace dificil por las presiones empresariales y comerciales que rodean el mundo editorial.

A lo que digo que, más que constatar el hecho, deberían pedir perdón, ya que son los propios editores los que dejan que intereses comerciales pasen por delante de intereses culturales.

Anónimo dijo...

¿Y todas esas cosas las dicen los editores...? Pues a ver si se nota en las próximas novedades de 2007. He paseado por los nombres de los editores firmantes y de verdad ahora creo que el manifiesto es algo que muchos de ellos (afortunadamente no todos) no aplican en sus colecciones.