31 de mayo de 2010

Notas para una controversia

1. Nunca hago esto. Lo sabéis quienes frecuentáis esta bitácora. Ante los ataques, incuso ante los más furibundos, responde siempre mi silencio. No soy impresionable / egocéntrica / aficionada a las discusiones. Casi siempre prefiero dar la razón a quien me ataca. Lo contrario -defenderme- me agota y me quita un tiempo que no tengo.

2. Comprendo que es más fácil juzgar que tratar de comprender. Por eso suele ser la postura predominante. Todos la sufrimos alguna vez.

3. ADORO a los lectores jóvenes. Pocas cosas me gustan más y me compensan más que pasar un rato con ellos. Lo haría -lo he hecho, lo hago cuando les contesto a sus correos- incluso sin cobrar, sólo por el placer de conocerles, de escucharles.

4. Sin embargo, debo reconocer que si no me pagaran por viajar -a veces a sitios muy distantes- y mantener una charla con mis lectores, en este momento de mi vida es probable que no lo hiciera. Los viajes distraen y roban tiempo. Tiempo, no tengo. Distracciones, más de las que quisiera. No se puede estar en todos sitios. Es necesario elegir. Lo económico te proporciona un fácil sistema de elección. ¿Es el mejor? No, sin duda. Pero es válido y general. Además, ayuda a vivir.

5. ¿Hay otros muchos escritores más meritorios que yo? ¡Por supuesto! Si desea alguien una lista, se la puedo remitir rápidamente. Advierto que es muy larga y está confeccionada a fuerza de años y años de clasificar mis pasiones en esto de la Literatura.

6. La única vez que me he marchado de un lugar al que había sido invitada, a pesar de tener a muchos jóvenes esperándome, ha sido después de pensar, repensar, meditar, sorprenderme, hablar largo y tendido con quien ninguna culpa tenía y quedarme estupefacta.

7. El único motivo por el cual me habría quedado eran esos chicos y chicas. Sin embargo, ¿hay que consentir lo intolerable? ¿A qué precio? ¿Por qué motivo? ¿No es ese argumento algo que deberían haber considerado también los otros?

8. A pesar de todo, me parece encomiable y conmovedora la defensa de los alumnos que ha emprendido, H. en este blog. También me emociona ver cómo otros -que me conocen bien- salen en mi defensa. Sin embargo, no deseo ninguna de las dos cosas. Ni las ofensas ni las defensas. Este es un espacio abierto donde todo el mundo -como se ha demostrado- puede decir lo que crea conveniente. En contra de lo que a veces practico, incluida yo misma. Por una vez.

9. A veces, concluyo, todos equivocamos los objetivos de nuestra artillería. Tal vez el objetivo no es quien cree H. Tal vez mis razones no eran tan concluyentes como me parece. Tal vez la mala suerte se confabuló contra nosotros. Tal vez hablando lo hubiéramos resuelto. Ajá, he aquí otro problema: hablar. En este caso, ¿quién no deseó hacerlo?

10. Y para los chicos a quienes no pude conocer, de todo corazón: me he perdido lo mejor de Cuenca.
Y os debo una.

5 comentarios:

Meltalle dijo...

Bueno, me quedo con la siguiente frase: "Rectificar es de sabios". Ahí queda y espero que sirva de ayuda para todos/as. ¡Ains! "Pelillos a la mar"... XD

Saludos

César dijo...

Uno de los efectos nefastos de la "mística literaria" es la estúpida idea de que ha de existir una especie de relación privilegiada entre los lectores y el autor. En concreto, que el autor tiene ciertos deberes morales hacia sus lectores. Personalmente, sostengo que mi compromiso con el lector comienza y termina con el texto que he escrito. Todo lo que quede más allá de esas páginas es ajeno a mi trabajo. Un extra, por así decirlo.

Como escritor de novela juvenil con cierto éxito, recibo muchas peticiones para dar charlas y realizar encuentros con los lectores. El problema es que esas actividades me roban tiempo para escribir, de modo que decidí pedir mucha pasta por participar en dichos actos. Si me lo pagan, me compensa; si no me lo pagan, gano tiempo. Así de sencillo. ¿Y hacerlo gratis? Sí, claro; pero sólo para los amigos o si el evento lo merece.

La gente, de algún modo, piensa que los escritores somos algo así como seres angelicales que trabajamos por amor al arte. Para ellos, el termino "escritor profesional" es una blasfemia. Pero eso es lo que es Care, eso es lo que soy yo: escritores que vivimos de lo que escribimos. Profesionales de la literatura. Y a mucha honra. Por tanto, como profesionales, somos libres de fijar nuestras tarifas, igual que los demás son libres de aceptarlas o no. Y si no nos dan lo que pedimos, tenemos todo el derecho del mundo a no prestar nuestros servicios. ¿Eso es ser mala persona? Pues entonces la inmensa mayoría de los trabajadores son malas personas.

Emilio dijo...

Yo como ingeniero cuando pido chorrocientos por un diseño no quiero decir con ello que mi trabajo valga eso, o que yo no me merezca menos; lo que estoy explicitando al ponerle una cifra a mis pretensiones económicas es que, si no me las satisfacen, prefiero quedarme en mi casa, haciendo mis cosas.
Y me la trae al fresco por cuánto se muevan o se dejen de mover los demás: mi tiempo y mi trabajo son mi soberanía y los administro según los valoro yo. Acabáramos.

Todo esto es básico en un mercado sano y libre como el que nos atañe, y es válido tanto si se es un promotor como si se es un educador o un productor de cultura. La estrategia de fijación de precios es un legítimo derecho de todo proveedor de servicios y la única manera de cuestionarla es acudir a la competencia.

Vamos, que si se cree que un proveedor está cobrando mucho, ¿por qué demonios se contratan sus servicios entonces? ¿Si Care cobra "el doble que lo que piden otros escritores de más categoría", por qué entonces la hacen visitar Cuenca a ella? ¿Eso tiene algún sentido?

Al respecto de lo que ha dicho César, yo siempre he creído que un autor, sea o no un profesional, no es nada sin su público; y eso es algo que va mucho más allá de la obra, mucho más allá de las páginas. Somos como somos por los libros que leemos y seguro que los autores a los que seguimos también escriben como escriben por cómo somos nosotros. Así es la comunicación de calidad, bilateral, como toda relación que se precie. Algo como eso no puede reducirse a un único canal. Y si su ejercicio no establece entre emisor y receptor un vínculo que va mucho más allá de lo meramente profesional, es que falta algo muy importante. O que yo no entiendo nada.

Víctima del desamor dijo...

Mal que nos pese, el dinero mueve el mundo. Nadie trabaja por nada. Caso aparte es que tu trabajo te haga disfrutar, eso es lo más, y yo me siento afortunada de trabajar en lo que me gusta: me lo paso bien, y encima me pagan. Pero si no me pagaran no saldría de casa. El altruismo se puede practicar en vacaciones, o en tu tiempo libre, pero no te paga las facturas. Para ser médico o maestro hay que tener vocación, pero aparte de ello cuentas con que vas a poder vivir de tu trabajo. Y así sucesivamente, como decía mi profe de "mates". Siempre hay más de una lectura de cualquier caso. Y quizá, más de una solución para la mayoría de problemas. Pero equivocarnos en una no nos invalida ni como profesionales ni como seres humanos.

Aparte de todo lo anterior, adoro a Care. Pero esto ya entra en el terreno subjetivo y de lo personal.

Begoña Argallo dijo...

Me he perdido porque no se como fue lo de H. Pero en cualquier caso decir que tú misma lo has dejado bien claro, sueles responder a tus lectores y es algo que me consta y que agradezco a título personal. Respondes incluso mucho más de lo esperado. Y si algo es la juventud es inteligente, creo que eso está claro. Saben donde encontrarte cuando quieran acercarse a ti. Saben que estás en la biblioteca, en la librería incluso de centros comerciales, en tu blog, en el blog de Cripta. Y saben que puedes estar en todas partes, menos en aquellas en las que no quieres estar porque no quieres. Y eso es porque todas las personas tenemos nuestros límites, puede que haya víctimas inocentes en este caso que es lo que hay que lamentar. Pero la única forma de corregir errores es señalarlos. La gente inteligente nunca se ofenderá por eso.
Hay días grises, pero por fortuna siempre vuelve a salir el sol.