30 de junio de 2007

Cine de sábado: Cuéntaselo todo

Desamor en 30 segundos: Cuéntaselo todo.

http://es.youtube.com/watch?v=8_CffivxRrI

29 de junio de 2007

De Allegro ma non troppo, Carlo M. Cipolla

La Primera Ley Fundamental de la estupidez humana afirma sin ambigüedad que:

Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo.

(Los autores del Antiguo Testamento eran conscientes de la existencia de la Primera Ley Fundamental, y la parafrasearon al afirmar que "stultorum infinitus est numerus", pero cometieron una exageración poética. El número de personas estúpidas no puerde ser infinito porque el número de personas es finito.)

(...)

La Tercera Ley Fundamental presupone que todos los seres humanos están incluidos en una de estas cuatro categorías fundamentales: los incautos, los inteligentes, los malvados y los estúpidos.

Esta misma ley aclara explícitamente que:

Una persona estúpida es aquella que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.

Atlas Literario Español (y III)

Luis Manuel Ruiz: "Puede hacerse calidad y llegar al gran público"

Joaquín Pérez Azaústre: "La metaliteratura que me interesa es aquella en que los límites entre la realidad y la ficción se borran y el autor se implica personalmente, la que tiene que ver con el deseo de ser otro"

Toni Iturbe: "Todos los meses llegan 800 novedades a la redacción de la revista Qué Leer. Es imposible hablar de ellas"

Espido Freire: "Cuando empecé me presentaba a muchos concursos, pero los ganaba todos Juan Manuel" (por Juan Manuel de Prada)

Cristina Cerrada: "Hoy todo el mundo quiere escribir"

Juan Manuel de Prada: "Yo no escribo, ni he escrito nunca, para comunicar nada. Yo escribo para mí, es un acto de autocomplacencia".

Para acabar: (impresionante) lista de nuevas tendecias y/o ¿géneros? narrativos y/o etiquetas modernas que en distintos países sirven para reconocer diferentes corrientes. Gentileza de Álvaro Colomer (gracias):
literatura de evasión
postcolonial
de fronteras
ciberpunk
post-futurista
tecnothriller o tecnoficción
avant-pop
neo-neo vanguardia
del simulacro
neogótica
televisiva
de adicciones
de la antipatria
del desencanto
extraterritorial
de estilo internacional
post-humana
absoluta
de la conspiración
auto-ficción
fantástica
de la inmigración
mestiza

28 de junio de 2007

Atlas Literario Español II

José Manuel Caballero Bonald (en la cena de bienvenida): "La hospitalidad está garantizada, las temperaturas no son por suerte tan cálidas como la hospitalidad y la noche no tiene paredes"

David Castillo: "Imaginad qué gran placer sería escribir en una lengua muerta"

Toni Sala: "Nada te asegura que un escritor va a ir mejorando con la edad"

Anton Castro: "Mi blog es el making-off de mi vida"

Vicente Luis Mora: "Está por aparecer el gran escritor que le dé sentido a todo esto" (en relación a la literatura hecha por internet)

Mario Cuenca: "Toda apuesta implica un riesgo de banalización (...) Es el tiempo el que decide cuándo un gesto tiene un significado profundo y cuándo es insustancial"

Pablo Aranda: "Añadir adjetivos a la palabra escritor siempre es limitarlo. El mejor escritor andaluz tal vez sea Faulkner"

Luis Manuel Ruiz: "Soy un fontanero de la literatura. Todo es cuestión de trabajo"

Lolita Bosch: "Cuando voy a escribir algo le hago una pregunta al texto. Si la respuesta es fácil, me da pereza escribirlo"

Joaquín Pérez Azaústre: "El estilo es la respiración del escritor"

Cristina Sánchez Andrade: "Veo muy negra la situación de la nueva narrativa"

Pablo Sánchez: "Nuestro compromiso es con el aquí y el ahora. Hay que escribir en el tiempo y para el tiempo en que se vive"

Mañana, más

27 de junio de 2007

Atlas Literario Español


He pasado los tres primeros días de esta semana en Sevilla, invitada por Seix Barral y la Fundación José Manuel Lara a participar en el encuentro de jóvenes narradores Atlas de Literatura Española. He aquí la foto de familia que nos hicimos la noche del lunes, minutos antes de la cena de bienvenida, con José Manuel Caballero Bonald, el padrino del encuentro. Mañana jueves y pasado, viernes, publicaré aquí un ramillete de citas, declaraciones, chistes y otras curiosidades recopiladas para vosotros de entre lo que se dijo en las cinco primeras mesas redondas (que fueron las que presencié o engordé).

La foto, por cierto, es de Javier Cuesta, y no estaría aquí sin la generosidad de la gente de El Correo de Andalucía. En particular, de Miguel Ángel Parra y de Francisco Cazalla Montijano.

26 de junio de 2007

Cada día salen al mercado un millón de libros, según la agencia Efe

Una noticia publicada ayer lunes por la agencia Efe asegura que cada día salen al mercado más de un millón de ejemplares. Y al parecer, eso es bueno. Afirma el texto de la agencia: «Es una cifra mágica que muestra la pujanza de uno de los sectores más dinámicos de la economía del país».
Al parecer, el sector del libro es no ya económicamente visible, sino digno de tener en cuenta, ya que «Sólo el sector de la edición de libros supone una aportación del 1,2 por ciento al PIB español. Esa importancia se rubrica en los intercambios exteriores: España, que está en torno al puesto 15 en del mundo por su cuota de comercio se sitúa en cuarta posición como exportador de libros».
Al parecer de todo eso va a tratarse en Bogotá a partir de mañana y hasta el viernes, en la II Acta Internacional de la Lengua Española, bajo el título Desafíos de la Industria Editorial, y que congregará en la capital colombiana a expertos del mundo del libro y la industria editorial de España e Iberoamérica para debatir acerca de los problemas arancelarios, la creación intelectual, los derechos de autor, la piratería, las nuevas tecnologías y las políticas públicas de apoyo a la lectura.
Casi nada.
Y mientras tanto, yo no puedo dejar de repetirme: «¿Un millón de libros diarios? ¡Cielo santo! ¿Es sensato seguir publicando?»

25 de junio de 2007

Al servicio de la sangre (fragmento), de Michel Houellebecq

Yo ya no salgo de viaje
Pues conozco el lugar
Y conozco mis derechos,
y supe lo que es la furia.

Al servicio de la humanidad
Asentado en la ciudad,
Conozco bien mi habitación
Siento cómo cae la noche.

No estoy sereno
pero estoy en mi habitación
Los ángeles sostienen mi mano
Siento cómo cae la noche


Acuarela & A. Machado editores, 2007

22 de junio de 2007

21 de junio de 2007

Wiel Arets, arquitecto holandés

"Lo fácil es decir que no a un baño cuando has firmado rascacielos. Lo difícil, con o sin rascacielos, es hacer un buen baño".

De una entrevista de Anatxu Zabalbeascoa en Babelia16 de junio de 2007

20 de junio de 2007

Así me ve Antonio José Mialdea Baena (y amablemente me hace llegar el texto para que lo publique aquí)

Hace unos días pasó por aquí, como un ser-de-vuelo, que diría mi querida Chantal Maillard. Care se ha convertido en un ser-de-vuelo. Pero Chantal no se refiere exactamente a lo mismo a lo que yo me refiero cuando lo aplico a la escritora Care Santos. Ella un ser-de-vuelo y su obra literaria un huracán. Vive prácticamente subida a un avión y su edad no llega al número de obras que ha escrito, que rozan ya las cuarenta. Con la última, La muerte de Venus, ha quedado finalista del Premio Primavera de novela. Y no ha escrito bodrios como otros. Ni siquiera su única obra poética lo es, aunque ella dice que no es el género donde más feliz se encuentra. Pero a ella se le nota que es feliz mientras no le falte papel, lápiz, y un hueco suficientemente amplio, aunque sea por intenso, a través del que dejar un trozo de sus labios repitiendo te quiero como un eco en el aún cuerpo menudo de sus hijos, que ya son tres.

Nos vimos unas horas pero hablamos de lo humano y lo divino; en catorce años sólo habíamos podido darnos un par de besos en Madrid hará unos cuatro o cinco. Pero la Care de entonces, la de ese octubre del noventa y tres, en la que ambos éramos desconocidos, ya no es la Care de ahora en la que yo sigo siéndolo. La literatura ha escogido y la ha elegido a ella y no se ha equivocado. Donde sigue siendo exactamente igual es en sus adentros, esos no han cambiado. Ella me dice que durante estos años ha aprendido, por ejemplo, a utilizar las preposiciones, a conocer sus límites, a entender a los editores, a temer a los correctores, a abominar de los críticos (labor que ejerce con autoridad aunque no sea del todo de su agrado). Ha adquirido el “oficio” de escritora. Pero yo digo que además de todo esto, que no es poco, lo que de verdad ha aprendido es trazar ese puente que une su escritura deliciosa y los miles de lectores que la siguen. El puente lo ha fabricado con la pasión que muestra por la vida. No hay otra forma de hacer literatura que no sea desde el amor a la vida, desde sus sinsabores a veces tan duraderos; hasta sus placeres, tan frecuentemente efímeros.

-Care, está usted en Murcia-, me contó que le susurraba el otro día una lectora al darse cuenta de que al firmar para ella uno de sus libros (en los que gusta de escribir la fecha y la ciudad) se quedó paralizada sin saber exactamente en qué ciudad del mundo se encontraba.

mialdea@auna.com

19 de junio de 2007

Por qué no soy poeta (y/o soy una poeta mala)

Hace poco menos de diez años gané un premio de poesía. El poemario se publicó poco después, en una pequeña editorial sevillana. Se llamaba Hiperestesia, y durante todo este tiempo me he encargado de que no figurara en ninguna parte. Me pone muy nerviosa verlo en mis bibliografías o que la gente lo nombre.
Sé que soy una mala poeta. Lo sé porque soy buena lectora de poesía. Me gustan Heine y Salinas y Baudelaire y Guillén y Juan Ramón y los poemas narrativos de Carver y los juguetes navideños de Brodsky y el amor de Garcilaso y la metafísica de Lope y las burlas de Quevedo y Ana Istarú y Ángel González y Gonzalo Rojas y Wislawa Szimborska y tantos colegas a los que admiro y envidio al unísono: Pablo Garcia Casado, Vicente Luis Mora, Elena Medel, Toni Montesinos, Ángela Vallvey, Benjamín Prado, Carmen Jodra, Andrés Neuman... Después de leerles sé perfectamente -y con más convicción- que yo soy una mala poeta.
Tiene una explicación. Yo sólo escribo poesía cuando me falta el aire. No sé por qué razón, en ninguna circunstancia de mi vida se me ocurre un poema. Cuando algo me interesa lo suficiente, toma forma de relato. Si me interesa enormemente, se convierte en una novela. Si el interés es desbordado, se vuelve una novela muy extensa, de -tal vez- más de 400 páginas. Pero los versos sólo acuden muy de vez en cuando, en los peores momentos. Cuando me falla la vida, surgen los versos.
Lo bueno es que la poesía es uno de los únicos reductos de mi vida en que no soy escritora profesional. No pienso en el lector, en el ritmo, en el personaje, en el plazo de entrega... Sólo pienso en mí, en autosatisfacerme, en darme las palabras que me serenen, que me apacigüen. Vuelvo a ser aquella niña sola que comenzó a escribir hace 29 años.
El año pasado, en mi vida hubo un poco de mar gruesa. No sólo en la mía: mi vida se entrelaza con las de otros, que también encontraron ciertas dificultades de navegación. En plena tempestad, empecé a escribir. Lo que surgió, terrible, durísimo, tiene una única virtud: es honesto. Y también brutal, lo sé. Pero, qué queréis: la vida a veces es brutal.
"Echo de menos en tu poesía un poco más de profesionalidad", me dijo un editor muy reconocido no hace mucho, mientras cenábamos en el restaurante Kibuka, del barrio de Gracia de Barcelona. Acertó de lleno. Mi poesía no es profesional, ni lo será nunca. Mi poesía es una estrategia de supervivencia, un modo de resistir al temporal.
Cuando regresó la calma me dio pena aquel original en un cajón. Eso siempre me pierde: los papeles abandonados me dan lástima. Decidí enviarlo a alguna parte. Ya puestos a escoger, mejor a un lugar de donde pudiera obtener un beneficio económico (Ay... ¡la hipoteca!). Un premio para mujeres, a priori, tiene una ventaja: más de la mitad de los posibles competidores han sido eliminados de antemano, en virtud de su sexo.
El libro saldrá publicado en noviembre. Se llama Disección. Almas sensibles, abstenerse. Si alguien me pide que hable sobre él, redactaré una nota escueta y clara donde diga que yo soy narradora y que el poemario utiliza una voz narrativa ficticia que nada tiene que ver conmigo.
A partir de ese momento, comenzaré a eliminar todo rastro del libro de mis bibliografías.

18 de junio de 2007

Péstamo Bibliotecario: una cuestión de justicia

El pasado 14 de junio del 2007, el Congreso de los Diputados aprobó la Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas, en la que se regula la remuneración para los autores por el préstamo de sus obras en bibliotecas. Esta ley entró el vigos al día siguiente de su publicación en el Boletín Oficial del Estado.

De esta forma, queda incorporada a la legislación española una directiva europea de 1992 que obligaba al pago de estos derechos de propiedad intelectual. En octubre del año pasado el Tribunal de Justicia Europeo condenó a España por no haber transpuesto correctamente el contenido de esa directiva al marco legal español, que en la práctica eximía de generar este pago a los préstamos realizados en todas las bibliotecas que ofrecen este servicio.

Según establece la ley aprobada:

-Se entiende por préstamo la puesta a disposición de originales y copias de una obra para su uso por tiempo limitado sin beneficio económico o comercial directo ni indirecto siempre que dicho préstamo se lleve a cabo a través de establecimientos accesibles al público.

-Los autores recibirán una remuneración por los préstamos que se hagan de sus obras en bibliotecas, museos, archivos, fonotecas, filmotecas y centros similares.

-El pago de la remuneración deberán hacerlo las instituciones titulares de las bibliotecas y otros centros que hagan préstamos de obras protegidas.

-Quedan eximidas de la obligación de remuneración los titulares de bibliotecas públicas de municipios de menos de 5.000 habitantes y los de las bibliotecas integradas en el sistema educativo español.

-Un Real Decreto que debe promulgarse en el plazo máximo de un año desde la entrada en vigor de esta ley, establecerá la cuantía de la remuneración que recibirán los autores. Hasta que ese decreto sea promulgado, la remuneración será de 20 céntimos de euro por cada ejemplar de obra adquirido con destino al préstamo.

-La remuneración se hará efectiva a través de las entidades de gestión colectiva de derechos de propiedad intelectual.

En torno a esta cuestión se ha generado un debate público, en el que es preciso aclarar que:

-Los usuarios de las bibliotecas no tendrán que pagar por tomar libros en préstamo. Como en los más de 15 de países en los que existe esta remuneración (10 de ellos de la Unión Europea), también en España son las administraciones o instituciones titulares de las bibliotecas las que deben hacer frente a esta obligación.

-La remuneración a los autores por el préstamo de sus obras en bibliotecas no tiene por qué suponer una merma de sus presupuestos destinados a adquisiciones. Existen en España recursos públicos suficientes para asegurar dotaciones bibliográficas adecuadas y atender esta nueva remuneración a los autores, dos obligaciones que en ningún caso pueden verse como opuestas, sino como complementarias.

-La remuneración por el préstamo de obras en bibliotecas no supone que “se pague dos veces por lo mismo”. Las regalías que percibe el autor por la venta de sus libros no incluyen remuneración alguna por su préstamo en bibliotecas. El préstamo es una modalidad de distribución, uno de los derechos de autor reconocidos en la legislación española y en los convenios internacionales en materia de propiedad intelectual.

-CEDRO, como una de las entidades que gestionará esta remuneración, repartirá a los autores el dinero que recaude por este concepto, como hace con el dinero que recauda por otros derechos.

-El pago a los autores por el préstamo bibliotecario de sus obras es una cuestión de justicia: se trata de remunerarles por un determinado uso del fruto de su trabajo, gracias al cual se ofrece un servicio público, de la misma manera que se remunera a quienes facilitan otros bienes y servicios necesarios para ello.

15 de junio de 2007

¡He ganado el Carmen Conde de poesía!

http://literaturasnoticias.blogspot.com/2007/06/101-fallo-del-premio-carmen-conde-de.html

14 de junio de 2007

Felicidad vallisoletana de quasi-final-de-gira


Foto: Miriam Chacón para Icalnews.com

13 de junio de 2007

La memoria de Rosa Regàs

Los padres de aquellos cuatro hermanos que habían regresado de Francia habían perdido la custodia legal, que pasó a manos de un abuelo autoritario y católico. Un abuelo con gran prestigio dentro de la iglesia franquista y muy poca mano, o ninguna mano, para la infancia. Un abuelo a quien aquella nieta inquieta que se llamaba Rosa ha retratado, años más tarde, en un libro de momiroas de regusto amargo *. El padre y la madre habían pecado por duplicado: defensores de la causa republicana y divorciados. Doblemente culpables. Al padre tardaron aún mucho tiempo en verle. A la madre la veían una vez al mes en el Tribunal Tutelar de Menores. La veían a distancia, ya que no les estaba permitido tocarla, frente a dos policías y una señorita que transcribía a máquina todo lo que decían. Fue así hasta los 18 años. Un relato que parece surgido de un libro de Dickens, sólo que éste no es leído, sino vivido: forma parte de la memoria de una niña que sólo pudo tocar a su madre a los 18 años, cuando ya era una mujer.

* Se refiere a Luna lunera.

Fragmento de Estimat mestre,
de Cristina Masanés
(Ara llibres, 2007)

12 de junio de 2007

Estoy de acuerdo con Milan Kundera

Escribo por el placer de contradecir.

11 de junio de 2007

Crítica de "Adiós camaradas", de Antonio Carballo (extended version)

ADIÓS, CAMARADAS
Antonio Carballo

Premio de Novela Mario Lacruz. Funambulista, Madrid, 2007. 248 páginas. 16,50 €

Lo peor de este libro son sus dos textos introductorios. El primero, firmado por Max Lacruz, descabeza los premios literarios –con algunas referencias concretas de dudoso gusto- a la vez que ensalza el felizmente recuperado premio dedicado a la memoria de su padre. Habla también de la decisión de premiar primeras novelas, sin duda encomiable y valiente, pero no única. Después de leer el prólogo de Lacruz cualquiera podría pensar que no hay en este país más premio limpio que el suyo ni otro buen editor sino él.
El prefacio, que viene a continuación, lo firma un (por mí) desconocido Juan Cruz Cantudo. Una se pregunta por qué tanto acompañamiento a una novela, cuando el texto se defiende por sí solo. Pero el recelo aumenta mucho después de leer esta segunda introducción, donde se nos dice tantas veces (un total de ocho) que estamos ante una "buena novela" que llegamos a desconfiar de ello. Pondera Cruz, en un texto flojo y deslabazado, la prosa “sencilla y sin abalorios, espontánea”, de Carballo e insta al lector a la relectura de un texto “que encierra más de lo que pensaba” para terminar diciendo: “No le busque tres pies al gato. No hay mensaje, ni hay gato”. Pues vaya.
Lo que queda claro es que la novela de Carballo -ninguna, en realidad- no necesitaba tantos padrinos. Se defiende muy bien por sí misma desde la primera línea, en la que su protagonista, nada menos que un astronauta ruso nacido el mismo día en que se lanzó el Sputnik, cuenta su vida, de principio a fin. Eso sí: su prosa es de todo menos “sencilla y sin abalorios” y, si no, juzgad vosotros mismos: “avizorando los promisorios senderos de mi carrera…”. En la misma línea, no hay que perderse el barroquismo de la escena sexual de las páginas 123-125, donde una mujer termina rindiéndole a nuestro astronauta “sus tropas de retaguardia”. Qué bonito. En fin, sólo pecadillos que hacen el estilo de esta primera obra algo irregular, pero fácil de pulir.
Hay pasajes muy diferentes a los glosados. Pocos narradores he conocido que se queden tan anchos después de escribir frases como: “Fui admitido definitivamente en el programa espacial”. Y que, además, sean capaces de desarrollar una trama como ésta y de llenarla de suspense –el episodio de la falsa muerte del protagonista, por ejemplo-, emoción y humanidad. La novela, a la cual no son ajenos tampoco lo que su autor –con prosa nada “sencilla y espontánea”, insisto- llama “los retorcimientos de la historia”, se lee de principio a fin como lo que es: una parábola de dimensiones gigantescas de lo que los totalitarismos pueden hacer con los hombres.
¿Se os ocurre qué clase de autor podría escribir en buen español algo así? Por supuesto: un cubano. Antonio Carballo lo es, nacido en 1954. Tres años antes del Sputnik.

* Una versión algo más breve de esta crítica se publicó en El Cultural (El Mundo) el pasado jueves 7 de junio.

8 de junio de 2007

Elogio del sentido común, de Eduardo Galeano

Para salvarnos, juntarnos.
Como los dedos en la mano.
Como los patos en el vuelo.

Tecnología del vuelo compartido: el primer pato que se alza abre paso al segundo, que despeja el camino al tarcero, y la energía del tercero levanta el vuelo al cuarto, que ayuda al quinto. El impulso del quinto empuja al sexto, que presta fuerza al séptimo.
Cuando se cansa el pato que hace de punta, baja a la cola de la bandada y deja su lugar a otro, que sube al vértice de esa uve invertida que los patos dibujan en el aire.
Todos se van turnando, atrás y adelante.
Según mi amigo Juan Díaz Bordenave, que no es patólogo pero sabe de patos, ningún pato se cree superpato por volar delante, ni subpato por marchar atrás.

Los patos no han perdido el sentido común.

7 de junio de 2007

El porqué del cuándo

«¿Cuánto has tardado en escribir esta novela?»

La pregunta se repite —qué curioso— en foros tan distintos como un salón de actos lleno hasta la bandera de adolescentes, la presentación del libro de un amigo o un almuerzo con periodistas en El Corte Inglés. La gente quiere saber el porqué, pero, sobre todo, el cuándo, o más exactamente, el en cuánto tiempo has escrito lo que acaban de leer. Y yo, que me formé en el periodismo, también me pregunto el porqué de ese interés.
¿Vale más una novela escrita en diez años que otra escrita en tres meses? Sin duda, la gente cree que sí. Hay un mérito en la cocción a fuego lento, y no es difícil deducir por qué razón: vivimos tiempos apresurados, lo rápido está por todas partes. Siempre llegamos tarde, nunca tenemos tiempo, comemos a toda prisa, hasta el amor es un ejercicio de síntesis. En esta época, cualquier cosa que se fragüe a fuego lento tiende a ser sobrevalorada. En cierto modo, cualquier cosa que requiera diez años para llegar a existir es un vestigio de un mundo que desaparece.
Dedicar mucho tiempo a escribir una novela no es, en reaidad, una garantía de su calidad. Conozco verdaderas birrias literarias que han requerido, tristemente, diez años de trabajo. Y también obras maestras escritas en menos de un mes.
El tiempo no es una buena variable, a pesar de que algunos crean lo contrario. Lo que debe pesar es el resultado final, sin tener en cuenta cuánto se ha tardado en llegar a él. Si el huevo está crudo cuando llega a la mesa, es obvio que necesitaba más tiempo de cocción. Un huevo pasado por agua se hace en pocos segundos, pero si se deja sólo un minuto más ya no es un huevo pasado por agua, sino un fracaso.
Por todos estos motivos, me enfurece hablar del tiempo. Por estos, y porque soy rápida escribiendo (aunque no tramando, construyendo, mis novelas) y eso me lleva a tener que dar muchas explicaciones. También, intuyo, porque me acerco a los cuarenta y las cuestiones relacionadas con el tiempo comienzan a ponerme de muy mala leche.

Hasta ahora, cuando me formulaban la pregunta de siempre, respondía con toda la verdad: como mucho —les decía— puedo tardar tres meses en escribir una novela para jóvenes. Si trabajo mucho –un adverbio que cada vez me apetece menos— soy capaz de escribir una novela como “La muerte de Venus” (420 páginas) en 5 o 6 meses. Solía añadir que ésa es la diferencia entre yo y muchos de los que tardan 10 años en terminar una novela de 200 páginas: yo trabajo a diario, sin excepciones, sábados y domingos. Les decía que no suelo levantarme de mi silla sin terminar mi (autoimpuesto) número de páginas diario, que va de las 3 y media a las 5; que hay días muy buenos en que salen incluso más; como los hay muy malos en que no logro llegar a las 3. Que de promediar los días buenos y los malos sale un resultado que suele rondar las 100 páginas al mes. Que 100 páginas al mes dan para mucho y que esa es exactamente la razón de mi productividad, ni más, ni menos.
Sin embargo, ahora ya voy aprendiendo que no puedo decir siempre la verdad, porque la verdad no es bella, como la arruga. Soy novelista, carajo, no sé cómo he podido tardar 37 años en aprender que la verdad es tan fea que para que alguien la valore hay que disfrazarla de ficción. De modo que a partir de ahora, daré otra respuesta. Voy a ensayarla aquí y ahora, para ir practicando. Imagino a uno de esos lectores/periodistas/amigos que de pronto lanza la pregunta de siempre, suspiro, miro al vacío, me encojo de hombros, creo un silencio elocuente y luego digo, impostando un poco la voz y con firmeza de personaje de ficción:
“No es fácil medir lo que se tarda en escribir una novela. Esta idea, sin ir más lejos, comenzó a rondarme hace unos diez años. Traté de escribirla pero no me salió. Lo intenté un poco después y de nuevo tuve que dejarla. Había algo que me lo impedía. En todo este tiempo, me documenté, trabajé, entrevisté a algunas personas, pedí consejo a especialistas y viaje. Por fin me vi capaz de abordar de nuevo aquella idea y esta vez, con éxito. La novela es el resultado de ese largo proceso que me ha ocupado más de una década».

¿Qué tal?
Por cierto: Lo que acabo de contar es, exactamente, lo que ocurrió con la novela que me traigo entre manos (mejor entre meninges) y que comenzaré a escribir el año que viene, cuando termine las entrevistas, los viajes y las lecturas que requiere la documentación.
Cielos, ahora que había aprendido a mentir para seducir, se vuelven realidad las mentriras.

6 de junio de 2007

La entrega de los premios Tormenta (26 de mayo, librería La Central del Reina Sofía, Madrid)








De arriba a abajo: los ganadores de ambas modalidades: Eloy Tizón (I Premio Tormenta a mejor libro del año 2006), Yolanda Morató (I Premio Tormenta a mejor traducción 2006), posan muy sonrientes.
Un momento de la mesa redonda, en la que estuvimos presentes (de derecha a izquierda): Javier Fernández (editor de Berenice), Eloy Tizón, yo misma, Yolanda Morató y Doménico Chiappe (tormentoso y escritor).
Eloy Tizón agradece el premio citando a Bradbury.
Tres imágenes de las estatuillas de Mateo Sanz, juntas y revueltas con las obras premiadas.

Las fotos son de José Palacios G.. Para ver más de su estupendo trabajo, en su blog.
Y si queréis saber más de La Tormenta en un vaso: aquí. ¡Ya tenemos 2.500 entradas diarias!

5 de junio de 2007

Diálogo sobre la muerte

Para Ángeles

Te equivocas, amiga,
es tu recuerdo el que evita mi muerte,
el que no me diluye, el que anega distancias.
Es inútil negarlo: lo mejor es vivir en tu memoria,
en tu amor para siempre. Para siempre.
Ese amor vivirá en quienes nos sucedan,
igual que entre las manos diminutas
que hace poco aferraban nuestros pechos
viviremos nosotras, tú y yo
(porque el amor también puede enseñarse
y a los míos yo les muestro el camino
y ya te quieren como yo te quiero).

Todo consiste en eso: vivir importa poco
lo que vale es dejar a nuestro paso
recuerdos y palabras que digan la verdad.
Y la verdad es ésta: cada vez que te veo
iluminas un poco mi oscuridad eterna.
Y sé que será así hasta el final de todo.

¡Qué presunción! ¿Lo ves? Yo hago lo mismo
que alguna vez he osado criticarte.
No será el fin de todo. Sólo el mío
y no se pierde tanto.

Sólo añado
(tal vez porque sé bien que te provoco)
que llegaré a esa hora
triste por separarme de unos pocos, poquísimos,
pero muerta -qué risa- de inquietud
por ver al fin qué había al final del pasillo:
¿angelitos con arpa? ¿dioses gordos o azules?
¿la nada incandescente? ¿la oscuridad sin tregua?
¿música de laúdes? ¿una mesa dispuesta?
¿una isla desierta con una biblioteca
de un millón de volúmenes?
¿Borges y Bioy Casares? ¿Quevedo y Garcilaso?
¿Pau Casal con su cello, tocando suites de Bach?
¿Mi padre abanicándose?
¿Todo el mal que causamos cuando estábamos vivos?
¿Los que más nos quisieron? ¿Los qué más nos odiaron?

De verdad, que no entiendo,
cómo no te seduce semejante espectáculo
¡y tan a nuestro alcance!

4 de junio de 2007

Unos amigos de Andoain me mandan un par de fotos



Para mí también fue una velada para recordar.

1 de junio de 2007

Javier Juárez me regala un poema

Ayer, mientras firmábamos -con Nativel Preciado- en El Corte Inglés de Málaga, se acercó un chico con cara de buena gente y nos dio una hoja de papel a cada una. Nos explicó que le gusta regalar sus poemas a la gente que visita su ciudad, o algo así, sonrió de un modo encantador y se marchó. Nunca un espontaneo había sido tan fugaz, por cierto.

El poema es este. Tal vez no le den este año el Nacional de poesía a Javier Juárer, pero su gesto es tan entrañable que merece compartirse:

PLANOS DE TU ROSTRO

Aterciopelada tu sonrisa
cuando en tu rostro,
se complica un plano
bello y sencillo, que he de describir.

Tus mejillas se sonrojan
y arden a la vez, tus labios
se acoplan a tu rostro.

Y tú, siempre resplandeciente,
con tu único nombre, Care,
desde aquí te mando un saludo
para que te vaya bien en la vida.