Los padres de aquellos cuatro hermanos que habían regresado de Francia habían perdido la custodia legal, que pasó a manos de un abuelo autoritario y católico. Un abuelo con gran prestigio dentro de la iglesia franquista y muy poca mano, o ninguna mano, para la infancia. Un abuelo a quien aquella nieta inquieta que se llamaba Rosa ha retratado, años más tarde, en un libro de momiroas de regusto amargo *. El padre y la madre habían pecado por duplicado: defensores de la causa republicana y divorciados. Doblemente culpables. Al padre tardaron aún mucho tiempo en verle. A la madre la veían una vez al mes en el Tribunal Tutelar de Menores. La veían a distancia, ya que no les estaba permitido tocarla, frente a dos policías y una señorita que transcribía a máquina todo lo que decían. Fue así hasta los 18 años. Un relato que parece surgido de un libro de Dickens, sólo que éste no es leído, sino vivido: forma parte de la memoria de una niña que sólo pudo tocar a su madre a los 18 años, cuando ya era una mujer.
* Se refiere a Luna lunera.
Fragmento de Estimat mestre,
de Cristina Masanés
(Ara llibres, 2007)
3 comentarios:
lo quiero!!!!!!!!
Recientemente pude ver tu intervención, Care, en un programa de Canal Sur. Estoy totalmente de acuerdo contigo en todo menos en el espinoso tema de la mayor/menor calidad de La sombra del viento. A mi me parece una novela aceptable pero mal (muy mal) rematada. No sé, después de oir tu opinión quizás deba releerla.
dj,
Disculpa, ¿la novela qué te parece sólo aceptable o es para denunciar a la librería por venderla?
Si está pasable puede que la robe.
No la he leído. Acostumbro a leer a los minoritarios, a los de culto, a los clásicos, a aquellos que defenderías hasta morir, a los grandes en verdad. Aquellos que te modelan.
César Vidal, Clementina Sánchez o lo último del ordenador de Ana Rosa Quintana (una novela steampunk, en realidad es Drácula sólo que le han llamado Drácula replicante, bebe sangre como una máquina de vapor bebe agua. Mientras muere se la va la olla y dice no sé qué Atacar naves en llamas en el cielo de Orión. Como siempre, genial. 9/10)
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