31 de diciembre de 2005

El último párrafo de 2005


—Necesitaré su ayuda.
—He venido a ofrecérsela.
—Pero sus servicios tendrán un precio.
—Nada que usted no pueda pagar, sin duda.
—¿De verdad cree que puedo permitírmelo?
—Estoy completamente seguro.
—¿Debemos acordar los términos ahora?
—Sería aconsejable. En los negocios conviene dejar las cosas claras lo antes posible. Si me lo permite, empezaré por enumerar las prestaciones a que me obligo si llegamos a un acuerdo. Deberé lograr con la mayor brevedad que abandone el Convento de los Ángeles Custodios, ayudarla a encontrar una casa de su agrado en este lugar y aconsejarla en cuantos asuntos legales o mundanos precise durante, digamos, diez años. Además, por supuesto, de ocuparme de su capacidad legal, puesto que es usted menor de edad y está bajo la tutela de la madre priora. Y como adivino que es su deseo, añado a mis obligaciones el acompañarla a visitar su antiguo hogar y evaluar los daños que lo asolaron, tal vez con vistas a la venta de la propiedad. Confío en no olvidar nada importante.
Me maravilló la capacidad de síntesis de aquel hombre. Inspiraba una confianza difícil de encontrar en un ser humano.
—No olvida usted nada. Me ha comprendido muy bien —respondí—. ¿Y cuál será el pago que yo deberé satisfacer por estos servicios?
Brillaron sus ojos transparentes con mayor intensidad antes de la escueta respuesta.
—Su alma.
Apuré el té. Me llevé la última galleta para el camino. Le estreché la mano.
Me pareció un buen trato.

2006 y volando


Ayer por la tarde estuve releyendo cuadernos de hace cuatro años: «El último , el rutilante que me lleva en volandas estos días, no sé de qué forma pueda compensar tanta tristeza, tanto plomo en las alas. Lo único que sé ahora es que quita peso a mi vuelo y me permite ver todo desde arriba: un mundo de hormiguitas que ya no me importa, a mis pies. Sólo él importa, y quiero jugar a esto hasta volver a volar».

Es necesario ver la vida a distancia para comprender.
Llevo más de cuatro años volando y no hay descenso a la vista.

Que el 2006 nos agarre haciendo piruetas en el aire.
Que mis hijos me lleven de la mano por su vida. Que brillen de futuro sus ojos. Pasear por Roma mientras Deni me agarra de la mano. Casarme con este hombre que es la suerte de mi vida. Escribir, escribir y escribir. Es cuanto deseo para el año nuevo.

Y para esta noche... La felicidad es una cena para dos mientras los niños duermen; saber que él se pregunta si debajo de la falda llevo un tanga rojo, o nada, o qué; que no se detenga a la hora de averiguarlo.

Que 2006 sea nuestro mejor año, amigos. ¿Gustáis?

30 de diciembre de 2005

Otra de Amis para la polémica

La vida de los escritores es toda ansiedad y ambición. Nadie les reprocha la ansiedad, pero sobre la ambición deben mantener la boca cerrada.

La noticia del 2005


327 parejas homosexuales se han casado en España desde la aprobación de la ley. Son datos oficiales del Ministerio de Justicia, dados a conocer ayer y procedentes de los Registros Civiles informatizados. Es decir, que puede haber más. Se estima que unos 440. Por cierto, la provincia donde más bodas homosexuales ha habido ha sido Madrid (90), seguida de Valencia (je!, 63) y Barcelona (35).

Recojo con esto el reto de Ramon Bassas, que me propuso en este blog, de escoger la que creo la noticia más importante del año. Lanzo ahora la misma propuesta a cinco bloggers amigos:

Joan Salicrú
Quico Castanyer
Javier Alas
Benítez Ariza
Oriol Rodríguez

29 de diciembre de 2005

De la película Sacrificio, de Andrei Tarkovsky


Si un hombre hace algo cada día, siempre a la misma hora, aunque sea algo intrascendente, como echar un vaso de agua del grifo por el retrete, el mundo cambiará.

28 de diciembre de 2005

Plena ocupación (microcuento)

Vistas gran parte de las instalaciones, Sampedro le condujo hasta la habitación que, en función de sus méritos, le había sido asignada. Una individual para uso individual con derecho al uso de un baño comunitario al fondo del pasillo.
Junto a la salida del ascensor departían en actitud beatífica cuatro querubines. En el hilo musical sonaba Brahms. En la nevera sólo había agua con gas y cocacola. La ropa blanca era más blanca que nunca.
—¿Se te ofrece algo más, hijo mío?, preguntó Sampedro consultando el expediente.
—Nada más —susurró él, abrumado.
—Entonces no olvides que la habitación se deja antes de las doce. En recepción te informarán sobre cómo llegar al infierno, donde no hay tantos problemas de espacio y podrás quedarte el tiempo que desees.


Por cierto, sigue la polémica en el post de Martin Amis (día 22 diciembre). ¡Interesante!

27 de diciembre de 2005

Por fin la nornalidad

Lo peor de estas fiestas: los tres días que llevo sin escribir.

26 de diciembre de 2005

Deseos

Hoy he deseado a una amiga unas felices y lúbricas fiestas. Lo mismo que quiero para mí.

25 de diciembre de 2005

El invierno de los árboles (3)

24 de diciembre de 2005

De El cuaderno gris, de Josep Pla


Ahora que en el aire flota esta cosa indescriptible, humanamente tierna, íntima, de las fiestas de Navidad, me obsesiona la sequedadad de corazón, la esterilidad sentimental. Es una esterilidad que me alarma porque debe de formar parte de la propia naturaleza íntima. Mi sensibilidad social és negligente, escasa. Siento que la familia habla con entusiasmo de la misa del gallo. No llega a interesarme. Es objetivamente desagradable no sentir ninguna ilusión —ni la ilusión de las mujeres, ni la del dinero, ni la de llegar a ser algo en la vida— y sólo sentir esta secreta y diabólica manía de escribir (con tan poco resultado) a la cual sacrifico todo, a la cual, probablemente, sacrificaré todo en la vida. Me pregunto: ¿qué es preferible, un ir tirando mediocre, contento y conformado o una obsesión como ésta, apasionada, tensa, obesiva?

23 de diciembre de 2005

Adrián Olmedo, poeta, filósofo y creador de lenguaje (4 años)

El pocodrilo: animal fiero, aunque a ratos apocado.
La broma de borrar.
La escoba de barrer tiburones (un cachirulo alargado que los adultos se empeñan en llamar escobilla de limpiar biberones).
Bebida refrescante de extractos: Una caracola.

Hoy, un cuento cuasi-inédito en Gazpacho.

22 de diciembre de 2005

Una dosis de Martin Amis

El predominio del yo no es un defecto, sino una característica evolutiva; así son las cosas ahora, simplemente.

21 de diciembre de 2005

La odiosa metaliteratura

Tanto rastrear el límite entre la fría realidad y la cálida ficción, para nada. He decidido vivir en una zona intermedia. Tibia.

20 de diciembre de 2005

Cincuentenario de Tórtola Valencia


Se ha cumplido este año el cincuentenario de la muerte de Tórtola Valencia, una bailarina en la estela de Isadora Duncan o Eleanora Duse que vivió su máxima gloria en los escenarios europeos y latinoamericanos en las tres primeras décadas del siglo XX. Siempre he pensado que su habilidad, más que en el escenario, estuvo en inventar su leyenda. Contribuyó a ello el hecho de que fuera amiga y musa de artistas tan relevantes como Zuloaga, Valle-Inclán, Rubén Darío o Jacinto Benavente, por citar sólo a algunos de sus muchos y confesos admiradores. Las anécdotas que explicaba en sus entrevistas no tienen desperdicio: que llevaba siempre al cuello una alhaja fabricada con las vértebras de un pretendiente que murió de amor por ella; que un príncipe indígea se arrojó a un volcán al no ser correspondido; que un zar ruso conquistó una ciudad sólo para entregársela... La realidad se adivina pese a lo mucho que ella trató de maquillarla a través de su vida y de su ingente legado (conservado en el Institut del Teatre de Barcelona): fue una mujer avanzada a su época, que triunfó en medio mundo y pagó por ello un alto tributo de soledad. La vida de Tórtola Valencia ha inspirado algunas novelas en época reciente. Luis Antonio de Villena la hizo aparecer en su Divino. Yo misma centré en ella mi primera (y ya descatalogada) primera novela, El tango del perdedor. Recientemente, María Pilar Queralt del Hierro ha publicado una biografía de la artista en Editorial Lumen. Bien documentada, ajustada a la realidad y enriquecida con su legado más inrteresante: aquello que sus contemporáneos vieron en ella.

19 de diciembre de 2005

Amistad a lo ancho 2

Leí mucho a César Mallorquí antes de conocerle. Cuando le conocí, me decepcionó tan poco que seguí leyéndole. Hoy estoy dispuesta a compartirle: acaba de inaugurar su blog: www.fraternidadbabel.blogspot.com (En realidad, hago todo esto para que venga a cenar a casa).

18 de diciembre de 2005

El invierno de los árboles (2)

17 de diciembre de 2005

Un libro raro de 1891

Al abrir el paquete, tan bien preparado: fascinación por tener al alcance tesoros así por tan poco dinero.
La red está llena de libros que esperan. A veces siento que los rescato. Los adopto. Les doy una vida mejor.

16 de diciembre de 2005

Adiós

La vida humana no consiste solo en lo que hacemos, sino tanto como eso en lo que no hacemos pero podríamos hacer, o queremos hacer, o deseamos hacer, o acaso empezamos a hacer y no nos dejan.
De Cervantes clave española, Julián Marías (1914-2005)

15 de diciembre de 2005

Multiplica tu espacio (microcuento a favor del reciclaje)

—¿Dónde lo puse? —se preguntó, mirando las hileras de cajas, archivadores, zapateros, cestas clasificadoras y módulos apilables adquiridos en el centro comercial por un precio de risa.
Junto a la puerta del vestidor, la invitada aguardaba, inquieta.
—Desde que lo tengo todo en su sitio no encuentro nada —dijo la anfitriona y sacó de su lugar una de las cajas más grandes.
La invitada dio un paso hacia la caja. Levantaron la tapa de cartón y las dos miraron el interior. Un par de ojillos deslumbrados por la súbita claridad se clavaron en ellas.
—¿Lo ves? No tenía la menor duda. Yo no tiro nunca nada. Y menos un marido, por estropeado y chocho que esté.
Cogió al marido por los hombros y lo sacudió con decisión. El aire se llenó de diminutas pelusas flotantes que lo hicieron más denso. Puso en pie al marido junto a la invitada.
—Ya te lo dije. Te queda que ni pintado. Y eso que llevas tacones.
La amiga asintió, contenta, con algo de timidez ante el desconocido.
La anfitriona dobló de nuevo al marido, desoyendo sus protestas, y lo volvió a guardar en la caja.
—Toma —entregó el paquete a la amiga—. Llévatelo. A mí se me quedó pequeño.

14 de diciembre de 2005

De Inconcluso, de Gonzalo Rojas

Al año de nacer, ya uno quiere irse.
La pregunta es adónde.

13 de diciembre de 2005

Amistad a lo ancho

Son muy raros, los amigos: desaparecen.*
Me ha ocurrido pocas veces. A los amigos desaparecidos sigo buscándolos por los armarios, bajo las alfombras, en el fondo de las papeleras. Su ausencia duele como una quemadura. Todos los días.
Son muy raros: a veces, al cabo de muchos años, vuelven a aparecer.*
Os mantendré informados.

* De Entre paréntesis, Roberto Bolaño

12 de diciembre de 2005

Otra de Aquí nos vemos, de Berger

Escribe lo que descubras.

11 de diciembre de 2005

El orden alfabético

El orden alfabético de mi biblioteca lleva a extraños matrimonios. Avellaneda, el de "el otro" Quijote, está custodiado por Paul Auster, padre ilegítimo de tantos, y Christine Aventin, una niña londinense que a sus 16 años publicó una novela de bajos fondos cargada de sexo y drogas. Si en el próximo expurgo prescindo de Aventin, quedaría Avellaneda emparejado con Francisco Ayala. Esa casualidad sería más satisactoria, también para ellos.

10 de diciembre de 2005

De Aquí nos vemos, de John Berger

Lo que debes saber es que los muertos no se quedan donde los enterraron.

9 de diciembre de 2005

El invierno de los árboles

8 de diciembre de 2005

En el día de la Inmaculada Concepción... unos versos de Félix María de Samaniego (1745-1801)

Con un robusto fraile carmelita
se confesaba un día una mocita
diciendo: —Yo me acuso, padre mío,
de que con lujurioso desvarío
he profanado el sexto mandamiento
estando con un fraile amancebada,
pero ya de mi culpa me arrepiento
y espero verme de ella perdonada.

Sabrás si la perdona y mucho más haciendo click aquí.

7 de diciembre de 2005

Max Aub estaría orgulloso de mí (un microcuento pseudonavideño)

Le dejé porque no sabía qué regalarle.

6 de diciembre de 2005

De una entrevista a Fernando Savater en El País

Lo que compartimos es mucho mayor que lo que nos diferencia, y así podemos acercarnos a Shakespeare, a un autor chino o a Octavio Paz. Creo que es importante subrayar esta idea en un momento en que se enfatizan las diferencias insoslayables y se pretende transmitir que, según nuestro lugar de nacimiento, procedemos de especies zoológicas distintas. Pero no es cierto, a través de la literatura comprendemos a gente de siglos anteriores y de latitudes diferentes.

5 de diciembre de 2005

De La posibilidad de una isla, de Michel Houellebecq (Alfaguara, 2005)

Aumentar los deseos hasta lo insoportable y a la vez hacer que satisfacerlos resulte cada vez más difícil: ése es el principio único en el que se basa la sociedad occidental.

4 de diciembre de 2005

Revista Tucán

La nueva revista on-line TUCÁN, dedicada a la literatura infantil y juvenil, me ha elegido autora del mes. www.revistatucan.org

Blogosfera

Cada segundo se activa en alguna parte de la red un nuevo blog. 70.000 cada día. Se hacen entre 700.000 y 1,3 millones de anotaciones diarias (9,2 cada segundo). Cada cinco meses, los blogs existentes doblan su número.
La información es de El Cultural, suplemento del diario El Mundo.

3 de diciembre de 2005

Redecora tu vida (microcuento para el inicio de la campaña navideña)

Se conocieron, se gustaron y se empeñaron en cumplir su sueño: pasar las tardes en Ikea, agarraditos de la mano. Skub, Karlanda. Tomelilla… Qué ensoñaciones despertaban todas aquellas palabras. Gracias a ellas su convivencia futura empezaba a existir. Ni siquiera la impronunciable sección de ropa de cama les hacía bajar de su nube: Skogsklocka. Strandfrane. Praktnejlika. Brunkrissla... Deseosos de formalizar su relación, eligieron el edredón Karleksort, que tan bien se ajustaba a la cama Tromsnes, de dimensiones extraordinarias como su deseo. Qué felicidad descubrir las mesillas Visdalen, tan emparentadas con la cómoda Hopen, a la que sólo bastó añadir el ropero adaptable Pax nexus para sentir que su pasión estaba amueblada con lo indispensable. Decidieron tener un bebé a quien comprarle la trona Blanes, la cuna Gulliver, las sábanas combinadas Sniglar y el alce de peluche Djungelorm.
Para el pisito que le puso muy pronto a su amante, él eligió un estilo aún más sobrio que el que reinaba en su hogar, en parte obligado por las circunstancias, pero también por la evolución que el paso del tiempo obró en sus gustos. Consideró que la mesa Kronvik y la cama Robin eran perfectas. Su legítima, mientras tanto, se debatía en una duda atroz: literas Hemnes o dos camas individuales Bangsund: qué sustituiría mejor al tálamo de dimensiones extraordinarias. Tras el divorcio, él se llevó la cama Tromsnes y ella finalmente se decidió por el sofá cama Licksele, para el cual, por cierto, fue una suerte encontrar otro edredón Karleksort (disponible en varios tamaños).
Desde que sueñan con otras vidas, se encuentran a menudo en Ikea. Incluso las que caben en cincuenta metros cuadrados les parecen mejores que las suyas. A veces coinciden en medio del laberinto de cosas, codiciando un taburete de almacenamiento o ponderando un colador. A veces van juntos al restaurante a tomar galletas duras de chocolate o albóndigas de arenque. Se entretienen poco: los dos tienen siempre mucha prisa. Nunca compran nada. Por lo menos, se ahorran la cola frente a las cajas.

2 de diciembre de 2005

Sergio Pitol, Premio Cervantes del año Cervantes


Un novelista es alguien que oye voces a través de las voces. Se mete en la cama y de pronto esas voces le obligan a levantarse, a buscar una hoja de papel y escribir tres o cuatro líneas, o tal sólo un par de adjetivos o el nombre de una planta. Esas características, y unas cuantas más, hacen que su vida mantenga una notable semejanza con la de los dementes, lo que para nada lo angustia; agradece, por el contrario, a las Musas, el haberle transmitido esas voces sin las cuales se sentiría perdido. Con ellas va trazando el mapa de su vida. Sabe que cuando ya no pueda hacerlo le llegará la muerte, no la definitiva sino la muerte en vida, el silencio, la hibernación, la parálisis, lo que es infinitamente peor.
Son palabras de Sergio Pitol (Puebla, México, 1933), el Premio Cervantes de este año 2005, perteneciente a El arte de la fuga (Era, 1996). La mejor manera de rendir homenaje a un escritor es leerle. Algunas recomendaciones: El viaje, El desfile del amor o lo más reciente que ha publicado en Anagrama, una recopilación de sus relatos titulada Los mejores cuentos (2005).

Empecemos...

Lo último que hago antes de acostarme hoy: empezar un blog. Con pudor, pero con curiosidad. ¿Para qué servirá un blog? Para retener el tiempo, como toda escritura. Para compartir la palabra con otros. Para tantear el terreno. Todo se andará.