24 de diciembre de 2005

De El cuaderno gris, de Josep Pla


Ahora que en el aire flota esta cosa indescriptible, humanamente tierna, íntima, de las fiestas de Navidad, me obsesiona la sequedadad de corazón, la esterilidad sentimental. Es una esterilidad que me alarma porque debe de formar parte de la propia naturaleza íntima. Mi sensibilidad social és negligente, escasa. Siento que la familia habla con entusiasmo de la misa del gallo. No llega a interesarme. Es objetivamente desagradable no sentir ninguna ilusión —ni la ilusión de las mujeres, ni la del dinero, ni la de llegar a ser algo en la vida— y sólo sentir esta secreta y diabólica manía de escribir (con tan poco resultado) a la cual sacrifico todo, a la cual, probablemente, sacrificaré todo en la vida. Me pregunto: ¿qué es preferible, un ir tirando mediocre, contento y conformado o una obsesión como ésta, apasionada, tensa, obesiva?

3 comentarios:

JAB dijo...

"El cuaderno gris"... qué gran libro. Recuerdo con gran placer su lectura, y la obsesión de Pla por el detalle y lo íntimo.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Comentario lleno de amor y dolor por la escritura. Pero si hay que renunciar al resto d ela vida, creo que algo no funciona bien.
Aunque tampoco le dieron a elegir esa circunstancia.