31 de mayo de 2007

Ya odio el verano

De jóvenes solemos preferir los meses vulgares, la plena temporada. A medida que envejecemos, vamos aprendiendo a gustar de las épocas intermedias, de los meses indecisos.

Julian BarnesEl loro de Flaubert

30 de mayo de 2007

Descifrar el mundo

A los ocho años empecé a pasar largas temporadas en la estepa siberiana. El frío era allí mucho más intenso de lo que yo había imaginado jamás: convenía protegerse los pies con vendas para que los dedos no se congelaran. Los termómetros bajaban de vez en cuando hasta lo cuarenta bajo cero, algo que también sucedía en las calles de San Petersburgo, una de las primeras ciudades que amé. Creo que mi pasión petersburguesa se desató apenas unos meses antes de aquel primer invierno que pasé en los Mares del Sur, admirada por aquellas casas con techumbres de palma que siempre miraban al mar y por el espíritu de unas gentes amables y extrovertidas que nada sabían de la palabra tiempo. Ya lanzada a las navegaciones, me enrolé en un barco ballenero, y acompañé en la obsesión y la muerte a un viejo capitán, curtido en muchos naufragios, y a un chiquillo de quien —qué cosas— me enamoré sin remedio. Se llamaba Ismael.
También sobre los ocho años conocí por primera vez el terror, el terror absoluto e incomprensible de estar amarrado a un cadalso sobre el que una enorme cuchilla bascula cada vez más cerca de tu estómago; la ambigüedad de una locura que puede al fin decidir la existencia ajena, especialmente si tiene la forma del misterio, es mujer y viste de blanco; o la pasión arrebatada de un amor imposible que cuenta, además, con la desgracia de un ingrato rival; o esa otra pasión de la muerte ajena, del asesinato, cuando el arrepentimiento llega tras la consumación. Convivir con asesinos, con damas níveas, con irredentos viajeros, con prisioneros inocentes o con funcionarios que tanto podían haber perdido lo único que tenían en la vida como encontrarse de pronto convertidos en escarabajo hizo de mí alguien capaz de descifrar el mundo, de entenderlo.
El aburrimiento me llevó a los libros y la biblioteca de mi ciudad, modesta pero suficiente, me acercó a Poe, a Collins, Gógol, Dostoyevski, Turguéniev, Melville, Stevenson y tantos otros. Entrar en aquel vetusto edificio donde reinaba un silencio infrecuente significaba para mí combatir el tedio de mi soledad de hermana pequeña rodeada de adultos atribulados por aburridas cuestiones de adultos. Leí, como tantos otros, por intentar ser otra persona. Y lo logré: leyendo, también como suele suceder, se obró el encantamiento: todos ellos, los citados, y muchos más que vinieron después —no todos tan reseñables: al lector voraz no siempre le acompaña el buen gusto— hicieron de mí alguien que mira el mundo con curiosidad, con respeto y con enorme interés. Los libros me enseñaron que juzgar es fácil y comprender difícil. Por eso yo me apliqué en comprender incluso lo más complejo. Los libros me demostraron que las historias viven en cualquier parte y que lo mejor que hay en ellas son las gentes, sus actores, capaces de gestas tan cotidianas como enamorarse de quien no deben o de otras tan fabulosas como dar muerte a la gran ballena blanca. O de imaginar un mundo sin salir jamás del propio, o de marcharse a morir a una remota isla llamada Samoa, o de revivir la propia juventud en las peripecias de un joven de ficción. Para ser como ellos, los inventores de todo, empecé a escribir. Tenía poco más de ocho años.

29 de mayo de 2007

El único sentido de todo esto


Dedicar parte de la tarde a enseñar a mi hijo a volar.

28 de mayo de 2007

Cocina-ficción

Si no me ganara la vida encadenando palabras, pondría un restaurante.
En la carta, modelo "cinco continentes", no podría faltar el sushi, pero tampoco un buen rossejat al estilo de la Costa Brava —esto es, con su picada y su alioli—. Habría cous-cous pero también salmorejo —a la cordobesa: con virutas de jamón de jabugo y huevo duro—. En la carta de postres, mucho chocolate en infinidad de texturas diferentes, pero también canela, menta, té verde, fruta fresca y miel. Una mixtura del Oriente que llega con el mundo árabe que fuimos y el toque mediterráneo de lo que somos y no queremos evitar.
Cocinar me gusta tanto, me digo a menudo, porque se parece mucho a escribir. El lugar donde más horas he pasado en mi vida después del ordenador, han sido, sin duda, los fogones. Me gusta encontrar similitudes entre el proceso que da lugar a una buena fideuá y el que te hace escribir una buena novela. En ambos casos hay que cuidar las materias primas, invertir muchas horas y mucho cariño, ser original (pero sin pasarse) y seguir ciertas reglas (pocas, importantes, que hay que saber cuándo saltarse). El tiempo te hace más habilidosa en ambos casos. Y ambos inspiran terror la primera vez: la pantalla en blanco es en eso similar a la cazuela vacía. El buen aceite es como los adjetivos: mejor poco que mucho, mejor de textura única, mejor en frío que en caliente. No pretendas aprender a cocinar sin recetario ni a escribir sin guión, pues seria como conjurar un fracaso seguro. Y a medida que pasa el tiempo, después de muchas fideuás y algunas novelas, ya puedes permitirte ciertas licencias: calcular a ojo la cantidad de tensión que le falta a una historia o dejar de pesar los ingredientes con precisión de boticario. Y he aquí una regla de oro: confiar los resultados a la cocción lenta de dos elementos imprescindibles que crecen con los años: talento y oficio.
Dos afortunadas encrucijadas, para acabar: qué placer da escribir sobre recetas y cocineros. Cómo se nos nota en lo que escribimos a quienes nos gusta la cocina. Nuestros personajes se sientan a la mesa no por hablar, como es costumbre, sino a comer, y nosotros nos regodeamos en la descripción de cada plato y cada guarnición. Y, por contra, cuántas descripciones, cuantas escenas clave, asesinatos, desenlaces, intrigas, personajes, finales y principios pueden tramarse mientras en la cocina se cumplen los tiempos de cocción o se ven sofreír a fuego lento las viandas.

Advertencia: la próxima vez que hablemos de cocina o de literatura, le tocará el turno a las sopas.

25 de mayo de 2007

Ekki: dos bocetos



German Tejerina y Daniel Muñoz tienen el poder de hacer corpóreo lo que existe sólo en la imaginación.

Si queréis saber más de su trabajo, podéis visitar la web de Bronco Illustration, su estudio.

Hoy, navegantes, tengo el placer de presentaros un verdero prodigio: Ekki, un hijo a tres bandas (Germán, Daniel y yo misma).
Es uno de los protagonistas de mi serie infantil Arcanus, que existirá —también a tres bandas— en editorial Destino a partir de septiembre.

En estos días colgaré las maravillosas portadas. Veréis como os dan ganas de volver a tener 10 años.

24 de mayo de 2007

Franz Kafka

No deberíamos leer más libros que los que nos pican y nos muerden.

23 de mayo de 2007

El mar: puerto y horizonte



Fotos: Claudi Santos Torres. Diciembre 2006.

22 de mayo de 2007

Fe de erratas

Lo siento, Anónima a las 9:59, cometí un tremendo error y le atribuí la autoría de tus genialidades a Anjana (quien también tiene las suyas, por cierto).

Lo he arreglado. Un poco tarde, es verdad, por lo que te pido disculpas en abierto y con toda sinceridad, Anónima.

¡Soy tan despistada! Algún día escribiré algo aquí sobre las cosas que he liado por culpa de mi despiste y os echaréis a temblar, seguro.

21 de mayo de 2007

De Anónima a las 9:59: Salpicón de curiosidades

0.- Una frase que me encanta: "El éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo".

1.- Ahora que estás investigando sobre romanos: ¿Sabes cuál fue el último jeroglífico egipcio escrito?... Está en el templo de Filas (o Filae) en Egipto. Sabemos que es el último porque está datado (394 dC). ¿Qué pone? ¿quién lo hizo? ¿qué sentía cuándo lo grababa el que lo escribió?... Ahí queda tu imaginación para llenar los huecos. A modo complementario habría que comentar que hasta el siglo VI hubo sacerdotes que sabían leer jeroglíficos (no escribirlos; sólo leerlos).

2.- En el mismo templo, ahí, a la vista de todos, está grabado un pasaje que curiosamente es el mismo que también aparece en la piedra Rosetta (en versión bilingüe: en griego y en forma de jeroglíficos). Conclusión: Cualquiera que se hubiese fijado hubiese podido traducirlo antes de Champollion. Yo me pregunto ¿y quién nos dice que nadie lo hizo?... Y si lo hizo... ¿para qué usó sus conocimientos?...

3.- En el Museo de El Cairo (entrando a la derecha, al final del todo, antes de subir la escalera, de nuevo a la derecha), hay una vitrina con ¡¡un coche de juguete!! Nada de "parece un coche". Es un coche, con cuatro ruedas que giran, pintadito de blanco con algún adornito rojizo (su diseño se asemeja a uno de carreras de los años 40 o así). Por el tamaño yo diría que es un juguete de un niño. Subido en el coche parece (aquí sí que ya "parece") que hay un animal. ¿Era un vehículo a tracción animal? (¿el animal pedaleaba y se movía el coche?)... El dichoso coche está en una vitrina como todas las del museo: de madera, propia de los años 20. Cerrada tan sólo por una tapa de cristal unida a la base por un candado vulgaris y un sello de alambre. Vaya, que si te lo llevas sólo has de abrir el candado o romperlo con algo contundente. El sello de alambre roto demostrará que en efecto lo has robado (el sello no impide robarlo, sólo demuestra que nadie ha abierto la vitrina)... ¡Pero no hay más alarmas ni sistemas antirobo! Sólo está el candadito y el alambre. Lo que sí hay son cámaras de seguridad (¿funcionan tan mal como todo lo demás en Egipto?...). Bueno, quiero decir con esto de los robos, que si un viajero del tiempo quisiera recuperar su coche, lo tendría fácil. Pero, eso no es todo. En la vitrina el coche tiene un papelito con un número, por lo que parece que está catalogado. PERO no aparece en el catálogo oficial del museo.

Ahí queda eso en plan "egipcio".

Otros temas:

A.- Una curiosidad absurda:

El diámetro de la Tierra es de 40.000 km (aprox.). Supón que hacemos una cinta y la colocamos sobre la superficie del diámetro de la Tierra (nos pasamos por el forro las dificultades que conllevaría subir montañas y que flotase sobre el mar, es un simple pasatiempo intelectual). La cinta, obviamente tendrá 40.000 km. Ahora viene lo bueno: ¿qué pasaría si ponemos un metro más a la cinta? ¡un solo metro! Si colocamos esa cinta de nuevo sobre el diámetro de la Tierra, ¿cómo de alejada quedará ahora de la superficie?... ¿qué crees tú?...

Bueno yo así, a ojo, calculo que un metro no debe afectar mucho, porque un metro entre 40.000 km no significa demasiado...

Pues, pásmate, poniendo un solo metro, la cinta se aleja del diámetro de la superficie terrestre ¡¡15 centímetros!!
Si te interesa la razón matemática calculada con todo detalle dímelo y me molestaré en pensar algo más. Pero como soy de letras y mi cerebro va cómo va, digamos que en sus momento sólo se quedó con la idea de que se debe al número pi (3,1416...etc...) porque el radio y el diámetro están relacionados por este número fijo que no varía.

18 de mayo de 2007

Convocatoria

Mañana sábado estaré en la Feria del Libro de Sevilla, en la Plaza Nueva.
Firmaré:

-De 12 a 13: caseta de Librería Albes
-De 13 a 14: caseta de Librería Reguera
-De 20 a 21: caseta de Librería Beta.

¡Venid a verme, navegantes!

17 de mayo de 2007

Un dragón en casa


Adrián, mi hijo, solicita que este dragón, recién salido de su mano, se llame como él. Así pues, amigos, he aquí al dragón Adrián.
El artista, de vez en cuando, también escupe fuego y se entretiene en sacar lustre a sus escamas verdes.
Todas las princesas tiemblan nada más verle.

15 de mayo de 2007

Una entrevista llena de inexactitudes, pero entrevista al fin y al cabo

http://www.deia.com/es/impresa/2007/05/15/bizkaia/kultura/364826.php

De Gregorio Verdugo: un poema (con lejano eco a paso del tiempo)

Manso desgranar de momentos
lluvia que llora olvidada
solitaria la calle
hueca la cama
de ausencias largas
el hombre cabalga a lomos
de jamelgos viejos
aguarda la sentencia
la condena de los tiempos
el hombre envejecido
surcos desconocidos
atraviesan su frente
y la preñan de desconcierto
no hay preguntas
ni repuestas
sólo espera
y desasosiego

http://territoritocervantes.blogspot.com
http://poemasdelenves.blogspot.com

14 de mayo de 2007

De Ángeles Escudero: Microcuento zoológico

La veterinaria de guardia la dejó hablar sin interrumpirla. Ella intentó hacerle un resumen exhaustivo de los cambios que había notado en su mascota. Cómo dejó de dormir enroscada a los pies de su cama; su languidez y el cambio en su color. Le contó que hacía unos meses que había dejado de comer; y le narró desolada, y con todo lujo de detalles, cómo rechazaba todo alimento.
-¡No lo entiendo! –se quejaba-. Antes se acurrucaba sobre la colcha en círculos perfectos sobre sí misma.
La veterinaria siguió escuchándola mientras miraba de reojo a la serpiente pitón que tenía frente a sí en la camilla.
-Además, ahora se empeña en dormir extendida a todo lo largo de la cama, junto a mí. ¿Cree usted que es grave, doctora? La he criado desde que era poco más grande que una lagartija, y estoy dispuesta a correr con los gastos de cualquier tratamiento que necesite –manifestó con determinación.
-A tu serpiente no le pasa nada. No está enferma. No es por ella por quien debes preocuparte. Duerme extendida porque te está midiendo cada noche, y no come nada desde hace dos meses porque está preparando su organismo para poder digerirte una vez te haya tragado entera.

11 de mayo de 2007

Aforismos para la vida, según Antoni Bolinches

-La persona no es esclava de su destino, sino de su conducta

-El deseo que se consuma también se consume

-Las personas geniales rara vez son ejemplares

-No confundas lo que vales con lo que cobras

-Quien no vive para algo tiene que vivir para alguien

-La felicidad depende de cómo vivimos las cosas más que de las cosas que vivimos

De Conversaciones sobre la felicidad, de Francesc Miralles (Alienta, 2007)

10 de mayo de 2007

9 de mayo de 2007

Rojo sobre negro


ANROART EDICIONES PRESENTA EL LIBRO ‘ROJO SOBRE NEGRO’
17 relatos criminales es una obra colectiva coordinada por Eduvigis Hernández, Macarena N. Cáceres y Berbel, en la que participan: Alexis Ravelo, Macarena Nieves Cáceres, Luís León Barreto, Aitor Guezuraga, Marisol Llano Azcárate, Ángeles Jurado, Elisa Rodríguez Court, Eduvigis Hernández Cabrera, Alicia Llarena, Daniela Martín Hidalgo, Dolores Campos-Herrero, Care Santos, Félix Hormiga, Antonio Lozano, José Luís Correa, Berbel y Santiago Gil. Con prólogo de Jesús Palacios. Rojo sobre Negro es el fruto de una pasión compartida por un grupo de escritores que con nocturnidad y sin duda con bastante alevosía, expresa una voluntad común a través de la narrativa breve. Experiencias anteriores (Reincidencias, Ínsulas Encantadas) -desde el año 2000- demostraron que era posible e incluso estimulante llevar a cabo la materialización de un libro con la aportación singular de cada cual ante la sugerencia de una palabra, una idea o un género.

8 de mayo de 2007

Juguemos: Las Nuevas Siete Maravillas del Mundo según nosotros

Las pirámides de Egipto, la estatua de Zeus en Olimpia, los Jardines Colgantes de Babilonia, el Coloso de Rodas, el Faro de Alejandría, el Templo de Artemisa en Éfeso y el Mausoleo de Halicarnaso. Éstas eran las siete maravillas del mundo antiguo, de las cuales sólo sobreviven las pirámides de Egipto.
De aquí que el multimillonario suizo Bernhard Weber haya tenido la idea de establecer de nuevo la nómina de las siete maravillas del mundo, con la finalidad de ayudar a su conservación. Creó en 2001 la Fundación de las Nuevas Siete Maravillas (www.new7wonders.com), que el próximo 7 de julio -San Fermín, por ende- dará a conocer los resultados de la votación popular -por Internet, claro- a escala mundial.

Estos son los 21 lugares candidatos, por si os animáis a votar. Y ojo, porque hay una marvilla española: la Alhambra de Granada.

Europa:
-Acrópolis, Atenas
-Plaza Roja, Moscú
-Alhambra, Granada
-Coliseo, Roma
-Torre Eiffel, París
-Castillo de Neuschwanstein, Schwangau (Alemania)
-Stonehenge, Amesbury (Reino Unido)

Asia:
-Taj Majal, Agra (India)
-Templo Angkor, Camboya
-Gran Muralla, China
-Iglesia de Santa Sofía, Estambul
-Conjunto de templos Kiyomizu, Kyoto
-Petra, Jordania


América

-Pirámide de Chichén Itzá, Yocatán (México)
-Ciudad de Macchu Picchu, Perú
-Estatuas de la Isla de Pascua, Chile
-Cristo Redentor, Río de Janeiro, Brasil
-Estatua de la Libertad, Nueva York, USA


África

-Pirámides de Giza, Egipto
-Tombuctú, malí

Oceanía
-Ópera de Sidney, Australia

Este es el juego que os propongo: ¿Elegimos aquí nuestras particulares 7 maravillas?
Os propongo que votéis las 7 que, según vuestro criterio, merecerían tal distinción. Y también, si tenéis ganas, aquella que jamás incluiríais en la lista. Aventuro la mía: la Estatua de la Libertad. ¿Qué hace ahí esa señora?

Si preferís hacerlo sin ser vistos, pongo a vuestra disposición el siguiente correo electrónico:
elaprendizajedelasoledad@yahoo.esHabrá primera y segunda rondas. Animaos. Y elegid bien, navegantes. En menos de 15 días tendremos las Siete maravillosas Maravillas de este sitio.

Y para votar -oficialmente- por la candidatura de Granada (yo ya lo he hecho):
-www.new7wonders.com
-mandando un sms al número 5030 con la clave "Alhambra"
-al teléfono 905 04 05 68

7 de mayo de 2007

Nomadismo literario (3): Murcia. Lo que inspira El Corte Inglés

El viernes pasado, después de una sesión de firmas tranquila -jalonada de varios hijos de todas las edades en busca de un regalo para su progenitora en el día de la madre, que fue ayer-, el responsable de librería de El Corte Inglés de Murcia nos entregó a Nativel y a mí el libro de firmas de la casa para que estampáramos en él nuestra impronta. Lo hicimos, tan dóciles y avenidas como estamos en todo desde el 12 de abril pasado y hasta, por lo menos, el 16 de junio próximo.
Después de firmar, con nuestros respectivos parabienes para el centro comercial y sus representantes, nos entretuvimos en leer las firmas de quienes nos precedieron y en leer las palabras con las que acompañaron sus rubricas.
Los había muy escuetos, casi insulsos, como Juan José Millás, que apenas añadía un breve "con afecto" a su firma. También los había muy generosos, como Francisco Ibáñez, que en las dos ocasiones dibujó a un Mortadelo (uno de ellas en pañales y con chupete), con "bocadillo" incluido. En el primero decía:

Como MacArthur, dije volveré, y he vuelto.

Lo más interesante fue que el libro, un volumen muy grueso, comenzaba en 1974. Las primeras firmas no eran legibles y no había ninguna anotación que aclarara a quienes pertenecían, como sí las había más adelante, de modo que aunque intenté recabar el dato pensando en vosotros, navegantes de este lugar, no me fue posible.
Una de las que primero permitían identificar al firmante correspondía a José María Gironella, estampada el 5 de diciembre de 1974, y en la que el autor dedicaba palabras de elogio a El Corte Inglés, al que llamaba "una familia disfrazada de comercio".
De la misma época las había de Santiago Carrillo, Vizcaíno Casas (dos), Juan Benet -"el único día en que he estado en El Corte Inglés y no he sacado la tarjeta", leí-, Vázquez Figueroa. Las de Vizcaíno Casas eran de las mejores: una caricatura de perfil hecha por él mismo y este cuarteto:

Como enseguida tú ves
es este un muchacho fino
que se llama Vizcaíno
y firma en El Corte Inglés


Llevaba fecha de noviembre de 1978, un periodo que coincide con lo más alto de su éxito (y lo más sonado de sus firmas, que aún son recordadas con añoranza por los más veteranos de los grandes almacenes).
El libro continuaba, a través de Cristóbal Zaragoza, Vallejo-Nájera, Forges -una de sus populares cabezas coronada por un libro abierto-, Gutiérrez Mellado, Néstor Luján -"el Corte Inglés de Barcelona es como mi casa", decía-... y así hasta, poco a poco, irse poniendo contemporáneo: Sánchez Dragó, a modo de nexo temporal (u hombre atemporal) aparece por lo menos una docena de veces. En ocasiones, demostrando un espíritu más bien romántico: "la ciudad que más conserva el alma de nardo del árabe español", dice en una ocasión, en referencia a Murcia. Luego, casi bromea por su insistencia: "Al Corte Inglés, por enésima vez...".
Espido Freire, Juan Manuel de Prada, Fernando Schwartz, Ángeles Caso... Pensaba yo que la deuda de gratitud que la literatura española tiene con El Corte Inglés se ve en ese libro más que en ninguna otra parte.
Pero la mejor dedicatoria, sin duda, la más memorable de todas, la que deja huella y he dejado para el final a propósito con el fin de deleitaros, navegantes, ya que tenéis la paciencia de leerme, es la primera de las dos de Matile Asensi. Corresponde al 28 de octubre de 2000. Tal vez con la precipitación del momento, quién sabe si entre firma y firma de un ejemplar de "El salón de ámbar", Asensi traza una letra capitular grande como un tábano, firme y rubicunda, que de ningún modo pasará inadvertida a cualquier curioso que, como yo, tenga ocasión de leerla. Aunque para quedarse boquiabierto no es necesario pasar del inicio. Bastan las seis primeras palabras:

A sido una tarde francamente grata...

Sugerencia: tal vez, en lugar de otro detalle de cortesía, El Corte Inglés debería comenzar a regalar a los autores que firman en su departamento de librería una ortografía de la lengua castellana. En ese caso, la deuda de la literatura española con la enorme cadena comercial ya sería impagable.

Post-scriptum: Lástima no haber tomado ninguna foto. De todos modos, no creo que le importe al responsable de librería de El Corte Inglés de Murcia mostrar el tesoro del libro a quien necesite verlo para creerlo.

4 de mayo de 2007

Nomadismo literario (2): Valencia y Murcia



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La crónica, muy pronto en esta sala.

3 de mayo de 2007

De Jorge Drexler: Milonga paraguaya

Paso la vida encontrando un verso que nunca encontraré