3 de agosto de 2011

Desaveniencias con Mr. Pickwick


Hace unos días sentí la urgencia de leer Los papeles póstumos del Club Pickwick, la que a decir de algunos es la mejor novela de Charles Dickens. Durante el curso no puedo permitirme estos lujos de más de mil páginas, como tantos. Después de un proceso de búsqueda no exento de grandes desilusiones  (tropecé con libreros que ni siquiera conocían el libro ni lo habían tenido jamás), y de descartar la edición de bolsillo, en tres volúmenes, de Alianza, encontré -en manos de mi librero de cabecera, esto es, Luis, de  Librería Laie, en Barcelona- lo que andaba buscando: la edición de Mondadori, en tapa dura, colección Grandes Clásicos. Me tumbé con él en la cama, dispuesta a pasar toda una tarde sumergida en  sus páginas.¿Habrá mayor placer?
Ahora que lo he dado por terminado, puedo decir que lo que más me ha gustado de ese libro es el prólogo y las notas de José María Valverde. La novela me parece ingenua hasta la desesperación (no podía ser de otro modo, me digo: su autor la escribió con 24 añitos), tediosa, repetitiva y armada con la técnica del collage, muy poco favorecedora en este caso. Echo de menos personajes verosímiles, construidos con la profundidad de los grandes. Echo de menos un humor menos infantil, una peripecia más emocionante.  Me sobran algunas de las historias intercaladas y quisiera que otras fueran en sí mismas novelas dickensianas. Incluso echo de menos más espectros y fantasmas (y eso que el prologuista le recrimina a Dickens su gusto por lo fantasmagórico). En fin.
El prólogo habla de la génesis de la obra. Apareció por entregas, como otras de su autor, y fue su primer trabajo serio  (antes de escribirla, apenas había publicado unos cuentos bajo pseudónimo.) El Club Pickwick, calcado a otras sociedades de la Inglaterra de su tiempo, surgió por iniciativa del editor del periódico, quien le proporcionó a Dickens no sólo el título de la novela, el tema y los personajes, sino las ilustraciones de Robert Seymour a las que el escritor debía ceñirse escrupulosamente. Lo hizo -sólo hay que leer la descripción de los miembros del club- hasta que su criterio se impuso al de Seymour, y ganó la batalla. Luego, Seymour se ahorcó y tuvo que ser sustituido por otro ilustrador. En alguna parte he leído que esas vicisitudes en la sustutución de los dibujantes eran moneda de uso corriente cuando se publicaban novelas tan extensas. Dickens escribió 15.000 palabras cada quince días durante más de un año.
La novela fue un acontecimiento en su época. La aparición de algún personaje secundario disparó las ventas y lo convirtió, por imperativo categórico, en casi principal. Los lectores estadounidenses fueron al puerto de Nueva York a esperar el barco que traía el desenlace de la historia. 
Qué bonita imagen. Un puñado de personas ávidas de conocer cómo termina el cuento.

6 comentarios:

Arrowni dijo...

Nunca me ha gustado Dickens francamente. Me recuerda a los que calificando a the Great Gatsby de gran novela americana y poniéndola vigorosamente entre las 10 mejores novelas de la historia me quitaron parte del placer de descubrir sus pasivos méritos.

Puede ser una cosa de la época que no logro comprender, el error debe sin duda ser mío... ¿No?

Begoña Argallo dijo...

No leí Los papeles póstumos del club Pickwick, pero David Copperfield y Olivert Twist son de esos libros que si uno lee no olvida jamás. En su momento me fascinaron.
Saludos

ines dijo...

Estoy leyendo Habitaciones cerradas y me encanta.Por el libro descubrí este blog y ha sido una sorpresa para mí ver que te gustan los libros de Dickens.Es un escritor que me gusta mucho.Hay gente a la que no le gusta porque efectivamente a veces alguno de sus libros nos resulta tedioso,pero hay que darse cuenta de los años que nos separan de él y que realmente aquella vida era así.Los papeles póstumos del club Pickwick es más lento,y sí,a veces se me hizo lento.

Ignacio Ruy Suvina dijo...

No cuentas si fue un grato encuentro, se intuye, pero hay dudas.

Ignacio Ruy Suvina dijo...

No cuentas si fue un grato encuentro, se intuye, pero hay dudas.

Anónimo dijo...

Pues si quiere leer un Dickens excelente, atrévase con "Casa desolada". (Editorial Montesinos)
Eduardo