1 de mayo de 2012

Instancia


Después de que una letra be bribona, brabucona, bestial, bastarda se haya hecho pasar por una uve  auténtica durante todo el fin de semana, afeando una entrada de mi blog sin mi consentimiento

EXPONGO

que en el teclado de mi ordenador, de cuya disposición son responsables, como de tantas otras cosas modernas y antiguas, los alemanes, la letra be y la letra uve se encuentran demasiado juntas, con el consabido riesgo de error de cálculo y el menoscabo de la reputación que tanto nos cuesta mantener a quienes, precisamente, somos tenidos por gente de letras.
Expuesto lo cual

SOLICITO


Que las dichas letras sean separadas drásticamente y llevadas cada una a un lado del teclado. La be podría ocupar un puesto junto a la pe y la uve instalarse junto a la zeta. Así, si alguien vuelve a escribir bestido en lugar de vestido será porque así le gusta salir a la calle y no porque el dedito aterrizó mal en uno de sus saltos de tecla en tecla.

Que sean canonizados los maridos que advierten a sus mujeres de los horrores en que terminan esos aterrizajes, o que la vida les premie con un alud de excesos.

Y para que así conste lo firmo en mi casa, un martes festibo, de vuen tiempo, varvacoa y sobremesa, con mi nomvre y rúvrica.

* La imagen: Mi vieja Lettera, que padecía el mismo problema.

3 comentarios:

JMH dijo...

¡Cómo te entiendo! Es por eso que suscribo lo expuesto por ti.

Estos teclados son falsos amigos, mantienen sus bes y uves juntas como una trampa para los acelerados pasos de nuestros dedos. Feo cuando caemos en ellas sin darnos cuenta.

Rebeka October dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Care.
Están tan juntas que a veces podemos patinar sin darnos cuenta.

;-)

César dijo...

Sólo una pequeña corrección: El teclado qwerty no lo inventaron los alemanes, sino un norteamericano llamado Sholes. La distribución de las letras es aparentemente absurda; no sólo la b y la v, sino también la pésima situación de las vocales, especialmente de la "a" (esto sólo se nota si escribes al tacto, sin mirar el teclado y usando los diez dedos). Las letras están distribuídas de esa forma para evitar en la máquinas de escribir mecánicas que los martillos choquen unos contra otros o se traben. Por supuesto, eso hoy ya no tiene sentido, pero seguimos arrastrando el teclado qwerty como un arcaismo darwiniano.