Este de hoy es un mensaje para Yaicla. No suelo contestar a los comentarios del blog. Sin embargo, hay cosas que no pueden dejarse sin respuesta. "Hemos perdido la batalla" escribías sólo hace unos días en esta misma página. Tus palabras me han llegado al corazón.
Algo sé de pérdidas, aunque no puedan compararse con la tuya. Algo sé de memoria, de necesidad de mantener viva la isla, el recuerdo, el camino dorado de los recuerdos. Los recuerdos son nuestro patrimonio, son la materia prima de la que estamos hechos, son nuestro único legado en el mundo. No morimos mientras alguien nos recuerde. Las personas que nos faltan respiran en nuestro recuerdo. Son ellos, los recuerdos, quienes nos mantienen con vida o nos matan. Hay personas que darían cualquier cosa por ver desaparecer todos sus recuerdos, por cambiarlos por los de otra persona. Yaicla: eres una mujer afortunada si atesoras recuerdos como islas. Aunque las palabras no alcancen aún para el consuelo, no quería dejar de decírtelo.
Las palabras, ah, qué misterio. Dices que has vuelto a entrar en el blog transcurridos estos tres meses. Muchas veces me pregunto para qué sirve lo que hago. Es inevitable, supongo, en un país donde la incultura es bandera y orgullo de tantos. No quiero que lo que escribo, lo que imagino, las palabras que garabateo sin descanso, sean sólo para mí. Escribir es compartir emociones y vivencias. Es revivir la memoria, explorarla. Quiero decirte que tus palabras responden a esa pregunta que tanto me formulo últimamente y tanto me preocupa. Escribo para ti, Yaicla, para gente como tú. Ojalá la ficción sirva para devolverte esa isla en la que somos todos iguales: la de las historias que merecen ser contadas y las personas que creen en ellas.
Brindo contigo porque el recuerdo no tarde en dejar de doler y te haga sonreír. Ya sabes que estaré aquí, cargada de palabras, para cuando me necesites.
* La imagen de hoy: otro camino de oro, entre las nubes.