22 de diciembre de 2005

Una dosis de Martin Amis

El predominio del yo no es un defecto, sino una característica evolutiva; así son las cosas ahora, simplemente.

16 comentarios:

B. Llamero dijo...

Pues bueno. Posmodernismo puro: frase aparentemente brillante sin contenido cierto. ¿O acaso se nos dice algo con significado?

El Perdíu dijo...

Hay una frase en "Experiencia", la autobiografía de Amis, que me marcó: ¿Dónde vamos cuando morimos? Al corazón de las personas que nos recuerdan. Esa debe ser la inmortalidad con la que podemos soñar los agnósticos...

JAB dijo...

A mí el último libro de Amis ("Perro callejero") no me gustó demasiado. Creo que abusaba de temas y de géneros, de juegos de palabras y de provocaciones. Me quedo con "Dinero".

César dijo...

La verdad, prefiero a su padre, Kingsley Amis. Siempre me ha molestado un poco la tendencia de Martin a demostrar cada dos líneas lo rematadamente brillante que es, incluso diciendo frases como ésa, que suenan rimbombantes, pero en en el fondo no son más que una perogrullada. Por cierto, ¿qué opináis sobre la actual literatura inglesa? A mi me parece un poco... sosa.

Care dijo...

Me temo, b.ll., César, que más que en el terreno de la filosofía de salón la frase de Amis se mueve en el de la teoría literaria. No sé, llamadme rara, pero me preocupan este tipo de cosas. Me despierto a media noche y me digo: ¿por qué será el dominio del yo tan omnipresente en la literatura contemporánea? Amis me respondió, simplemente, por eso subrayé esa frase. Y a mí la novelística actual inglesa me parece brillante. ¿Debatimos, César?

B. Llamero dijo...

Todo es relativo, claro. Puesta en relación con la literatura más visible -la del escaparate- que se hace hoy en España, desde luego que la inglesa es brillante. Ahora bien, bajo esa misma premisa, ¿no aparece también como brillantísim la literatura portuguesa, que da cien vueltas a nuestra lista de nombres más sonors, pesados y ciertamente "yoístas"?

César dijo...

No sé si da para un debate o es una simple cuestión de gustos. Yo no comparo la actual literatura inglesa con la nuestra ni con la de ningún otro país, sino con la suya propia. Si retrocedemos un poco en el siglo XX, encontramos nombres como Burgess, Golding, Lessing, Greene, Waugh, Murdoch o Amis padre, y si retrocedemos un poquito más, nos topamos con Huxley, Woolf, Forster, Lawrence, etc. ¿Dónde están sus equivalentes actuales?

César dijo...

En cuanto a la frase de Amis jr., la verdad es que, incluso en su versión literaria, me parece descubrir la rueda. En mi opinión, el YO lleva un par de siglos instalado en la literatura occidental. ¿O acaso no iba en gran parte de eso el romanticismo? Que ahora se presente con menos tapujos, o impúdicamente desnudo, no significa que antes no estuviese presente incluso en los relatos aparentemente más “espejados”.

César dijo...

No pretendía comparar la actual literatura inglesa con toda la literatura inglesa, sino sólo con la de las generaciones inmediatamente anteriores. Por otro lado, no creo que tenga mucho sentido defender o atacar un movimiento literario, porque lo que importa son las obras, cada uno de los textos considerados individualmente. Una novela será buena, mala o mediocre con absoluta independencia del movimiento al que se adscriba. Así pues, cabe preguntarse si la actual producción literaria inglesa posee la misma calidad que la precedente. Aunque, la verdad, ni siquiera cuestiono su calidad, sino su relevancia, su peso específico. "El señor de las moscas" es un puñetazo en la boca del estómago, "Decadencia y caída" o "Más banderas" son vitriolo puro vertido sobre las conciencias de una sociedad autocomplaciente, "Lucky Jim" es un feroz sarcasmo... El problema es que no encuentro la misma “intensidad” en la actual narrativa británica. Por ejemplo, incluso las novelas de McEwan que más me han gustado, "Expiación" o "Amor perdurable", no han dejado en mí el menor poso. Se diluyen en mi memoria, se desvanecen. De Martin Amis, sencillamente no he leído ninguna obra suya que me parezca, no ya relevante, sino sencillamente lograda. Si nos centramos en la literatura fantástica, encontramos que las mejores novelas proceden de autores de los 60 todavía en activo –Ballard y Priest-, mientras que los nuevos valores, como Gaiman o Mieville, se pierden en una vacilante reestructuración de modelos anteriores. Y si hablamos de humorismo, quizá la especialidad del país, encontramos que frente a nombres como Wodehouse, Waugh o MacDonald Fraser, hoy tenemos a Lodge, Coe o Hornby, que son... eso, muy sosos.
En fin, ésa es mi acusación a la moderna literatura inglesa: me parece insípida; aunque, claro, probablemente esté equivocado y todo se quede en una cuestión de gustos. Ah, y en un alarde de posmodernismo puro, confesaré algo: el escritor inglés en activo que considero más creativo, rompedor e innovador es Alan Moore. Sí, un guionista de comic.
En cuanto a lo del “yo”... Creo que el ego se adueña plenamente de la literatura cuando el escritor adquiere consciencia de su condición de “artista” y pasa a ocupar un papel prestigioso y reconocido en el seno de la sociedad. En ese momento, que más o menos coincide con el romanticismo, el “yo” del escritor se expande hasta ocupar el cien por cien de su obra. Y con respecto a la evolución..., bueno si se entiende “evolución” como cambio, estoy de acuerdo, puesto que el concepto de “yo” varía con el tiempo; pero si se entiende como incremento..., pues no. El “yo” lleva mucho tiempo bien gordo y lustroso, instalado en el centro de la creatividad literaria (y cualquier otro tipo de creatividad, diría yo).
Perdón, perdón, perdón por la longitud de la respuesta. Aunque, Care, no te quejarás de tu capacidad para suscitar polémica.

Care dijo...

Antes de nada, dejadme deciros que me fascina este debate y sí, estoy encantada con la capacidad para suscitar polémica de Amis, mía o de quien sea. Polemicemos, pues.
En mi opinión, la novelística inglesa lleva varios siglos de brillantez, con ciertos altibajos que tal vez algunos (César, va por ti) encontrarían más que discutibles. A mí, por ejemplo, Huxley me parece sobredimensionado. Los victorianos, separando voces de ecos, son de mis escritores favoritos. Me fascina Wilkie Collins, por ejemplo, y hay que recordar siempre que en su tiempo no gozó, precisamente, de mucho prestigio. Al revés que su muy amigo Dickens, por cierto, que le copiaba constantemente. Tomo nota de algunos de los citados para leerlos. Una pregunta, César: recomiéndame algo de Alan Moore, plis. Me tengo por buena lectora de cómic.
Respecto a la voz del yo... evidentemente, la voz del yo lleva siglos instalada en la literatura. Lo que, a mi modo de ver, es una innovación -o una innovación, según Amis- es esta confusión entre realidad y ficción que se da ahora en la literatura y que, a mí por lo menos, es lo que más me interesa de cuanto está pasando en este mundo de las letras. La generación de novelistas ingleses a la que me refería lo hace muy bien. Libros como "El loro de Flaubert" (Barnes), "Koba el temible" (Amis), "Perro callejero" (Amis) o "Los perros negros" (McEwan) juegan esa baza, que a mí me parece fascinante. Otros de los escritores que más me interesan van también por ahí: Philip Roth (os recomiendo mucho "Patrimonio"), el tan traído y llevado Paul Auster (confieso que ya me cansa) o el mismo Houellebecq. Puede ser un ejercicio de egocentrismo por parte del autor, no lo niego, pero también de franqueza, el involucrarse en la obra hasta el punto de hablar de sí mismo. Aunque siempre en ese filo de la navaja de lo real y lo imaginario que, repito, me parece fascinante. Un par de recomendaciones antes de terminar. De Martin Amis, el que considero su mejor libro: "La flecha del tiempo". De McEwan, sin duda, sus cuentos. "Entre las sábanas", por ejemplo. Veréis como no son nada sosos.
Aunque, en fin, contra gustos... y la literatura, por fortuna, es cuestión de gustos. ¿Hablabais de brevedad?

César dijo...

Bueno, Care, estamos de acuerdo en varias cosas. Igual aque tú, creo que Huxley está sobrevalorado y me encanta Collins. ¿Recomendarte algo de Alan Moore? Nada más sencillo. En primer lugar, "From Hell", una novela gráfica, centrada en Jack el Destripador, que en realidad es el análisis de una época terrible (la nuestra). En segundo lugar, "Watchmen". Te advierto que es un comic de superhéroes, aunque no se parece a nada que hayas visto antes. Te doy mi palabra de que es una de las piezas narrativas más complejas que pudas imaginar, plagada de recovecos, simetrías y dobles lecturas. Cada detalle es importante, y está llena de detalles. Hay que leer "Watchmen" con mucha atención.
Y, por fin, ya entiendo lo que querías decir con ese proceloso asunto del "yo" literario. Vale, esa mezcla de realidad y ficción es bastante nueva. Lo que pasa es que la inclusión del narrador en la narración me parece que tiene mucho de narcisismo, y uno ya está un poco harto de los egos creativos.
"La flecha del tiempo" lo empecé a leer y, como me suele pasar con Amis hijo, lo abandoné por la mitad. Volveré a intentarlo. McEwan me gusta más que Amis, por supuesto, pero no he leído ningún cuento suyo. Lo haré. Ah, por cierto, aunque Auster puede llegar a cansar, me sigue pareciendo uno de los escritores anglosajones más estimulantes. Falla muchas veces, es cierto, pero cuando acierta es una gozada. Personalmente, "El Palacio de la Luna" me parece una de las mejores novelas de la segunda mitad del siglo XX. Por cierto, ¿deduzco que no has leído a J. G. Ballard?

B. Llamero dijo...

Sobrevalorais, me parece, a casi todos los escritores. La omnipresencia del yo en la moderna literatura solo es un síntoma más del momento de confusión y crisis de identidad de la Literatura. Su capacidad de contar historias se ve permanentemente superada por los medios audiovisuales y de ahí que se busque, a veces con desesperación, una forma distinta de narrar. ¿Y cuál es la forma más obvia de intentarlo? Recurriendo a la subjetividad, como negación de la objetividad -siquiera aparente- de lo audiovisual. De ahí el Yo, la mezcla de géneros, el desdibujamiento realidad/ficción. No son más que nerviosas y poco atinadas búsquedas -salvo excepciones- de nuevos caminos para una Literatura que se ve sin su camino "tradicional" y que es incapaz de vislumbrar los nuevos y riquísimos caminos narrativos que se vislumbran ya en otros horizontes, de los que hablaremos, seguro, en otros debates...

Care dijo...

"From Hell"! Pues claro. Lo tengo, lo he leído y me parece muy bueno. Buscaré lo otro. Gracia mil.

B. Llamero dijo...

"Uno de los caminos mediante los cuales la literatura puede extenderse es el juego".
Hombre, claro. Es que la literatura sin juego no existe, no es nada. Todo en ella es juego, toda ella es juego. Precisamente se echa a perder a si misma cuando olvida ese "detalle" y se cree trascendente, sublime, por encima de bienes y males;cuando "engola" la voz y se hincha el Yo de un autor que olvidado del juego, de lo lúdico, se nos pone a predicar: grandes verdades, si lo hace a la antigua, o banalidades, si va en plan posmoderno. (Y matizo: tengo la creciente sensación de que lo que Gologos llama Posmodernidad nada tiene que ver con lo que yo entiendo por ese concepto).

César dijo...

Saludos desde Donosti.
Sí, es el "From Hell" de la película, sólo que el comic es infinitamente mejor. Y muy diferente.
Sin duda, la narrativa audiovisual ha sido uno de los motivos de la actual hipertrofia del yo. El "monólogo interior" es una de las pocas cosas que no puede hacer el cine, así que los escritores se aferran a ese recurso para diferenciarse.
Pero, ¿por qué competir con el cine? La literatura tiene suficientes armas como para no agachar la cabeza frente a otras artes narrativas, porque, a fin de cuentas, ¿cuál es la principal y casi única ventaja del cine sobre la literatura? ¿Las imágenes? Para nada; un texto puede suscitar imágenes más potentes que la más potente de las imágenes. El cine sólo supera a la literatura en... la banda musical. Eso sí que es una ventaja expresiva. Lo demás no importa.
Y estoy plenamente de acuerdo con los amigos gologos y llamero: la literatura es juego. Y cuando se toma demasiado en serio, cuando la convertimos en un totem, la traicionamos. Reivindico la literatura como fuente de placer y abomino de ese culturalismo paleto que tanto practicamos los españoles.

B. Llamero dijo...

Sí, lo de la música siempre lo he llevado fatal. En eso el cine juega con excesiva ventaja. Aunque, cuando lleguen los e-libros sospecho que también podremos empezar a crear bandas sonoras para las novelas, ¿no?