20 de febrero de 2006

Jamais: una estafa


En abril de 1998, cuando todavía me presentaba a cualquier concurso de cuentos dotado con cien mil pesetillas, tomé parte en un supuesto concurso organizado por la entonces recién lanzada Editorial Jamais. No gané, lo cual solía ocurrir, pero al cabo de unas pocas semanas recibí una extraña carta, a la que se adjuntaba un contrato de edición. Santiago Rojas, director de Jamais, firmaba la carta, donde me decía que habían contado los caracteres de mi cuento y que si pagaba la módica cantidad de 18.000 pesetas sería publicado en una recopilación de los finalistas del concurso que se llamaría 100 relatos geniales. Todo aquello tenía un inquietante tufillo a desvergüenza que me alentó a la hora de escribir al tal Santiago Rojas una carta en términos muy contundentes (yo entonces no era inédita y, por supuesto, tampoco gilipollas). Entre otras cosas, le decía así:
Convocar un concurso literario sin la intención de llevarlo a cabo en realidad y sólo como reclamo comercial es un fraude. Su método es, no sólo poco sutil, también de muy mal gusto. Le sugiero que si desea llevar a cabo su abnominable cometido cambie de estrategia o nadie que valga la pena le hará ningún caso. Que pagar por publicar es una alienación a la que ningún autor debería prestarse y que sólo el desconocimiento, la excesiva ingenuidad o la falta más absoluta de calidad literaria nutren empresas como la de ustedes.
Cuatro días más tarde, el 24 de abril de 1998, el director de Editorial Jamais contestó a mi carta en estos términos:
Le engañaría si no confesara que su carta me ha resultado brutal, además de un punto injusta. (...) Lamento que haya encajado la selección de su relato para dicho libro como una tragedia y no como una buena noticia. Le aseguro que esta forma de hacer las cosas va a permitir que muchos autores noveles de España y aun del exterior puedan ver su obra publicada y puedan iniciar una carrera literaria. No debe olvidar que todas las personas que escriben no tienen una actitud tan inamovible como usted a la hora de hallar el sistema de edición que le haga posible ver su obra publicada.
Hasta hace un par de semanas no ha tenido lugar el desenlace de aquella vieja historia. En un artículo sobre autoedición y edición suvbencionada que publicó El Cultural, se hablaba en estos términos de:
EL CASO JAMAIS
Desde hace cuatro años medio centenar de autores de España e Hispanoamérica se enfrentan en los tribunales a Santiago Rojas, de la editorial sevillana Jamais, aunque cientos no quieren dar la cara por vergüenza. Al parecer, Rojas ofrecía en internet y en revistas la publicación de libros a precios competitivos, garantizando la distribución y la promoción periodística. «Después –explica una de las víctimas– te prometía que eres el próximo Coelho, y te pedía que fueses su socia. El paso siguiente era la firma de un contrato estándar: 5000 copias, distribución nacional, presentación con grandes personalidades del mundo de las letras... A partir del cobro todo eran excusas». «Hace cuatro años –afirma Antonio González– firmé un contrato de publicación de un poemario del que guardo copia y justificaciones de ingreso a favor de Rojas de unas 400.000 ptas. El contrato establecía un plazo máximo de publicación de año y medio. A fecha de hoy tengo sólo un contrato, medio millón menos, y pocas ganas de publicar».
Os recomiendo, después de saber la verdad, volver a leer las palabras del editor quien, según un artículo de Diario de Sevilla, también le debe un buen dinero a los impresores y, por supuesto, está ilocalizable. Lo dicho: un tufo a cosa mal hecha...

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Care.

A mi Jamais me leyó (hace unos tres años) en una página web literaria bastante conocida y se pusieron en contacto conmigo. Todo fueron elogios y maravillas hacia mi persona y mis relatos, me propusieron publicarme tres cuentos en una antología de su editorial. Estuvimos unos o dos meses hablando y negociando contrato arriba, contrato abajo por correo. Tengo amigos en el mundillo literario y también varios que se dedican a la abogacía y me decían que todo era correcto y legal. Pero a mi no me acababa de “hacer buena espina”. Además me pedían cuarenta mil de las antiguas y rubias pesetas por publicar. En ese momento había ganado varios premios literarios, colaborado en infinidad de revistas y de páginas web de literatura, incluso en la radio, pero nunca había publicado todavía ningún libro. Y claro, la ilusión y el sueño te puede. Pero no sé por qué razón al final me tiré atrás... No me fiaba, había algo en ellos que no era agua clara. El Sr. Rojas y su ayudante una tal Eva no me daban esa tranquilidad que tienes que tener cuando quieres tirar adelante un proyecto. Al cabo de un tiempo, encontré varios foros que hablaban de estos señores (por llamarlos así) y de todo el daño y las estafas que habían llegado a cometer. Uno de ellos estaba en la página de "Letras Perdidas" (no sé si todavía existirá) y te puedo asegurar que habían timado a muchísima gente tanto económicamente como a nivel emocional… Los sueños de las personas no tienen precio y esta supuesta editorial se los “cargaba” sin piedad. Después resulta que las supuestas antologías nunca salían o si lo hacían era en tres volúmenes junto a 80 escritores más y con letra a “Times New Roman” en menos ocho por lo menos. Había gente que había llegado a pagar medio millón de pesetas por publicar un libro entero y tampoco nunca había llegado a publicarse… Total una panda de estafadores de aupa. Yo en ese momento di gracias por no haberme dejado llevar por mi ilusión de hacerme leer pero sentí una rabia enorme y también pena por toda aquella gente que había confiado en Jamais. Publiqué -como lo haces tu ahora Care- varios artículos para denunciarlo y me quedé un poco más tranquila al hacerlo. Hoy al leerte he vuelto a sentir esa impotencia y ese cabreo de entonces. Y si me das tu permiso subiré a El Cuentista y a Ediciones Guallavito tu artículo. Para que no se olvide este tema, ya que veo que esta gente sigue haciendo de las suyas y para que si alguien se decide a publicar con ellos pero antes busca información por Internet pueda leer tu artículo y pueda tirarse para atrás como hice yo en su día. Aprovecho para recomendar a toda persona que le guste escribir que NUNCA pague por publicar. Yo he conseguido publicar mis relatos en tres libros diferentes sin desembolsar ningún dinero y tampoco no soy José Camilo Cela. Sólo hay que dedicarle tiempo y moverse, al final las cosas salen. Al igual a una editorial le puedes parecer realmente malo/a y luego resulta que ese mismo relato te lo premian en otra a través de un concurso y acaba siendo fantástico a los ojos de otro jurado, editor, etc… Sólo es cuestión de intentarlo, sólo es cuestión del criterio del que lee y también de suerte.
Un abrazo.
Comella Firmet
http://guallavitoclub.blogia.com
http://www.elcuentista.tk

Carmen Fernández Etreros dijo...

Hola a todos:
La pasada semana me mandaron este artículo de El Cultural en el que se hablaba de Jamais por si os interesa leerlo: http://www.elcultural.es/HTML/20060202/Letras/LETRAS16460.asp

Carmen Fernández Etreros dijo...

Hola de nuevo:

Veo que es el mismo artículo de El Cultural. Estoy un poco dormida...
La verdad es que es terrible publicar en esas condiciones. Yo tuve una historia parecida con Libroline. Era muy joven y quería publicar. No perdí dinero con ellos pero desaparecieron del mapa y de la red antes de pagar a los autores. Fue frustrante. Desde entonces tengo muy claro que no se debe dejar uno llevar por la ilusión.

Me duele mucho cuando escritores desconocidos que están comenzando ponen sus ilusiones en la autopublicación y pierden mucho dinero. Creo que estas empresas tienen muy difícil la distribución de sus obras en librerías y centros comerciales y solamente compran los libros los familiares, amigos y conocidos de los esperanzados escritores. Sin una buena campaña de promoción es muy difícil vender libros. Casos sangrantes que aquí no puedo contar de libros escritos con el corazón pero carecen de una mínima técnica literaria y que no pasan por ninguna corrección ortográfica ni de estilo. Me parece muy bien autopublicar cuando uno ya sabe a lo que se arriesga (vender pocos ejemplares, perder dinero) pero no cuando engañan al escribir sobre sus posibilidades de ventas y luego no se cubren los gastos con el dinero aportado.
Creo que es importante NUNCA pagar por publicar como se señala en el mensaje anterior.

miwok dijo...

Desde luego las estafas llegan a todas partes...hacéis bien en denunciarlo...

Ladynere dijo...

Me parece estupendo que denuncieis casos asi, pueden haber hecho mucho mal tanto economica como psicologicamente, y puede q muchos buenos escritores a partir de una experiencia asi no confien en nada...

Anónimo dijo...

Care, es impresionante lo que explicas sobre Jamais. Me has dejado patidifuso. Por cierto, en tu escrito hablas de certámenes literarios con premos modestos (de cien mil pesetillas). Pues bien, me preguntaba si estos concursos son trigo limpio, si los jurados adjudican los premios a sus amiguetes. En fin, ¿qué nos puedes contar al respecto?
Todos sabemos que algunos de los grandes premios están adjudicados de antemano, ¡para qué engañarse! Pero el interrogante es le siguiente: ¿debemos de desconfiar de los premios pequeños?

Anónimo dijo...

No creo que se trate de desconfiar, sino de elegir bien, ¿no?
Hay que saber que si uno se presenta al NH, por ejemplo, compite con dos mil más (y es limpio, prometido), o que el Hucha de Oro convoca a seisl mil participantes cada año, o que muchos concursos de pueblos pequeños premian precisamente al cuento que más "oda y pelota", escrita de forma bonita, hacen al pueblo.
Elegir es la cuestión.
Y hay tejemanejes, claro, como en todos lados.

Anónimo dijo...

Care, no entiendo qué falta le hacía al tal Rojas estafarte 18.000 pesetas. Lo que tenía que haber hecho, desde el principio, es publicarte la obra en condiciones (con contrato, derechos de autor, etc)... Estoy convencido de que contigo hubiera ganado un pastón. Eres un valor seguro :-)

Javier A.

Anónimo dijo...

Me alegro de que denunciéis casos así. Está visto que hay de todo, y se pueden cargar los sueños de mucha gente(los sueños y una buena parte de su bolsillo...)