
Por la mañana, camino con mis hijos hacia el colegio. Repasamos listas de cosas que saben: los días de la semana, los meses del año, los nombres de los cinco dedos de una mano o de los tres Reyes Magos... Todos los días, uno tras otro.
Mientras escribo estas líneas oigo el aigua martillear contra la lucerna. Espero que mañana empiece a hacer más fresco y eso quiera decir que el tiempo avanza.
En esta casa todos deseamos el otoño.
Nombrarlo es un modo de acercarlo. O de alejar las estaciones más desapacibles que, este año, han resultado ser otras.
Sé que os alegrará saber que en mi terraza todo revive.
5 comentarios:
qué rollo más chungo llevas, tía
Yo también oigo el aigua...
Y menuda la de esta noche...
Otoño, otoño, otoño... Sí... Y jerseys de cuello alto, y tés con leche y canela.
Besitos :-)
Y que buena es esa rutina compartida con niños...
Si alguien es capaz de decir leyendo lo que dices y cómo lo dices, aquello de que llevas un rollo chungo... seré infiel a mis principios y lo prejuzgaré y pensaré que es una persona superficial además de insensible.
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