28 de octubre de 2006

Exclusivas previsibles

El Woody Allen que más me gusta es aquel que parece disfrutar construyendo una historia que funciona a pesar de ser previsible, o de estar llena de ecos de sí mismo, o de sonar a lugar revisitado. Más que el Allen que habla del eterno conflicto entre los miembros de la pareja –que, como todo el mundo sabe, conforman un mínimo de tres miembros-, de la incomunicación, de cuestiones metafísicas, o confesionales o directamente neuróticas, a mí me hace disfrutar el Woody Allen de las historias descabelladas, donde sus obsesiones personales, que conocemos tan bien como las de nuestro padre, ocupan tan sólo un segundo plano, son pequeñas capsulitas inevitables sin las cuales, sencillamente, una película de Woody Allen no sería una película de Woody Allen.
Así, pues, Scoop me ha gustado por la misma razón que me gustó La leyenda del escorpión de Jade, a la cual recuerda incluso en la elección de la banda sonora. Aunque también me ha gustado como Annie Hall, o Balas sobre Broadway. O que Misterioso asesinato en Manhattan, una de mis preferidas.
Scoop es una trama enloquecida, donde la joven y guapa Scarlet Johanson interpreta a una estudiante de periodismo a quien el espíritu de un reportero curtido en mil destinos revela la sorprendente identidad de un criminal conocido como el Asesino del Tarot. A pesar de que la joven Sandra se enamora de su sospechoso mientras trata de investigarlo burdamente, siempre con el estorbo de su supuesto padre (Woody Allen, el realidad un mago de tres al cuarto cuya primera aparición no tiene desperdicio), no hay sorpresas en este argumento que se ve venir desde el principio, sin que eso importe lo más mínimo. Johanson está bien en el registro cómico, incluso cuando habla precipitadamente y mucho, como hacen siempre los bverborreicos personajes de Allen, dando la impresión de que la relación entre director y actriz en ocasiones roza la simbiosis. Allen nos regala un guión cargado del ingenio habitual y un personaje que le sienta como anillo al dedo, como todos, a medio camino entre el absurdo y el drama, también como es marca de la casa.
He visto la película en el Verdi sólo hace unas horas. Algunos de los espectadores que, como yo, iban solos, se reían a carcajadas. También yo. Allen es también, como su cine, conocido y previsible, un director que sorprende poco y seduce mucho. Y eso es, precisamente, lo que esperábamos cuantos estábamos allí: que nos sedujera con frases como la que suelta el mago cuando una señora envarada le pregunta en una fiesta de ricos por su confesión:
"Fui educado en la religión israelita, pero con el paso de los años me he pasado al narcisismo".
Uno de los signos más claros por los que se reconoce la inteligencia es la capacidad de reírse de uno mismo. Y eso incluye el entorno más cercano, la ciudad que uno adora y la sociedad de la que, en teoría, forma parte. Tal vez eso sirva para explicar el mayor éxito de Woody Allen en Europa: la autocrítica, la capacidad de reírse de uno mismo, no es un valor de la actual administración de los Estados Unidos.
Tratad de imaginar a George Bush viendo ésta o cualquier otra película de Woody Allen y sabréis a qué me refiero. Hay cosa imposibles incluso para mentes tan despiertas y capacitadas como las vuestras, navegantes.

FICHA TÉCNICA

Guión y dirección: WOODY ALLEN. Productores: LETTY ARONSON, GARETH WILEY. Fotografía: REMI ADEFARASIN. Montaje: ALISA LEPSELTER. Reparto: SCARLETT JOHANSSON, WOODY ALLEN, HUGH JACKMAN, IAN McSHANE

1 comentario:

miwok dijo...

A mí también me gusta muchísimo La leyenda del escorpión de Jade,pero sobre todo, la que nunca me canso de ver es Misterioso asesinato en Manhattan, siempre le encuentro algo nuevo que me encanta todavía más. La nueva aún no la he visto, pero sola o acompañada caerá.