13 de noviembre de 2006

El ruido y la furia (fragmento más o menos autónomo de mi novela inédita El síndrome Bovary)

Las noches son, desde que nació Luis, un suplicio. Los bebés vienen al mundo con el empeño innato de fastidiar a sus mayores, algo que consiguen con asombrosa facilidad. Más cuando su madre profesa a ciegas la fe en determinadas organizaciones, como la Liga de la Leche, una confraternidad láctea universal que defiende con vehemencia las virtudes de la teta a todas horas y carga las tintas contra otras teorías, como la alimentación programada según un horario. Valentín está convencido de que La Liga de la Leche no es más que una estratagema política de la peor calaña: el viejo lobo de la sumisión femenina a los roles de esposa y madre disfrazado de la oveja moderna de la alimentación sana y los hábitos saludables.

Si queréis más, navegantes, lo tenéis AQUÍ.

* Sólo para los que lleguéis al final: en unos días, tendréis la respuesta a la pregunta de Valentín.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay, Care, que me parto de la risa... Ten en cuenta que hasta ahora yo sólo te había leido en tu vertiente "juvenil".

Y eso, eso ¿de quién es la grapadora?...

Care dijo...

lo sabréis en un par de días, chicas! Gracias por llegar al final.

Ladynere dijo...

¿De quién es la grapadora?
No sé quién sufre más, si la mujer con las heridas en la vagina o el hombre y sus comeduras de coco, xD
^^
Muy bueno, Care.