Me dije el primer día:
Pues bien, tengo diez años
antes de detestarte
o que me odies;
antes de que el vacío
mortal del mismo tedio
de otras veces
se instale entre nosotros,
antes que nos miremos
una noche a los ojos
y no nos quede nada
que decirnos.
Han pasado diez años
y dos de añadidura
y aquí no llega nadie
de los que yo esperaba.
Las cosas son distintas
esta vez. Por qué razón,
no alcanzo a comprenderlo.
El amor es contigo
como una de esas flores
que crecen a la sombra
en el jardín de nuestra casa nueva:
tan hermoso y tan raro
que parece alienígena;
un espejismo hermoso
que miro boquieabierta,
sin creerlo del todo.
3 comentarios:
Una preciosidad de poema, al igual que la flor.
El amor es así, y a veces habla tan raro y se comporta de forma tan extraña, que parece hasta marciano.
=)
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