23 de enero de 2013

El efecto Grey. En busca de las razones del récord



Una mujer londinense ha iniciado su proceso de divorcio alegando que su marido es un insípido.  Las sex shop de media Europa y de todo Estados Unidos han visto multiplicarse las ventas de ciertos juguetes sexuales.  En nuestro país, ya hay sexólogos que ponderan las virtudes de las terapias de pareja basadas en juegos de dominación y sumisión... Podríamos llamarlo «El efecto Grey»: las consecuencias de haber leído la trilogía que bate todos los récords de ventas, escrita por la guionista británica de casi 50 años Erika Mitchel James.
Los trillizos más vendedores de la historia de la edición —50 sombras de Grey, 50 sombras más oscuras y 50 sombras liberadas— llevan vendidos en Estados Unidos treinta millones de ejemplares. Parecía que el fenómeno se había apaciguado —todo pasa, al fin y al cabo—, pero las ventas de diciembre han vuelto a encumbrar a los tres títulos al número uno de las listas. En España ocurre lo mismo. Los libros baten récords: dos millones de ejemplares vendidos en sólo seis meses, el tiempo que hace que salieron al mercado. Su editora, Ana Liarás, es contundente al afirmar: «No hemos conocido nunca un fenómeno como este».
Ana Liarás supo de Grey a través de uno de sus scouts —ojeadores de mercados editoriales extranjeros— quien le puso sobre la pista de «una novela que estaba arrasando en Amazon aunque la había publicado una editorial australiana muy pequeñita». Le dijeron que se trataba de un libro de alto contenido erótico, pero cuando comenzó a leerlo le ocurrió lo que a la mayoría de lectores: tuvo que esperar 100 páginas para que la trama entrara en harina. Eso sí, cuando por fin lo hace descubrió «una novela más explícita de lo que aquí solían serlo las novelas románticas, que trataba el tabú de las relaciones sadomasoquistas de un modo explícito, pero no vulgar, y que apelaba directamente a las fantasías femeninas». Ana Liarás pronuncia mucho la palabra «ficción» durante nuestra entrevista. Christian Grey, el protagonista de la novela, rico, treintañero, guapísimo, dominante y triunfador, es «una ficción, pero exactamente la que las mujeres querríamos encontrar, aunque sepamos que no existe en la vida real», dice la editora. La relación de sumisión y dominación que es el eje de la relación entre Grey y la joven —y virgen— Anastasia, es una ficción más: «Los sexólogos lo dicen claramente. A menudo las mujeres tenemos fantasías sexuales para no cumplirlas. Esa es la razón de que fantaseemos con la dominación o incluso con la violación. No significa que queramos que nos violen».
La clave del éxito parece estar en la mezcla de subgéneros: novela romántica con erótica. «Que no pornográfica», especifica Ana Liarás: «Es osada pero no vulgar, no hiere sensibilidades femeninas». El caso es que sí las hiere, sólo hay que entrar en Internet para darse cuenta hasta qué punto: hay toda una corriente feminista consternadísima con el asunto Grey. «Los discursos feministas no vienen a cuento», dice su editora, «y muchas de las personas que critican los libros no los han leído. Hay que partir de la base de que la trama habla de una relación consentida. Yo he leído escenas sexuales mucho más escabrosas en thrillers que no escandalizan a nadie. O incluso en novelas eróticas que ya existían antes de Grey».
 La escabrosidad de estos tres libros es, sin duda, más que discutible. Puede que las escenas sadomasoquistas dejen sin aliento a los no iniciados, pero no son nada del otro mundo para quienes conozcan los códigos de las relaciones de sumisión. Lo que prevalece, sin duda, es el romance. El mensaje es de redención: el amor salva, cambia y redime a los protagonistas. Y la cosa, como no podía ser de otro modo, acaba en boda. Ana Liarás añade: «Como afirman muchos expertos en sadomasoquismo, el verdadero poder en esta relación es de la sumisa, que siempre tiene la sartén por el mango. Y, por supuesto, a ambos les cambia haberse conocido». Con todo, a Corín Tellado le daría un soponcio si leyera algunas de las escenas. «Ya tocaba que se renovara un poco el género, que nos atreviéramos a ir un poco más allá. Si todo este fenómeno cambia un poco las cosas y atrae más gente a las librerías, es estupendo».
Que atrae más gente a las librerías está claro. Una maravillosa noticia para el mercado editorial en su año más difícil, por cierto. Eso sí, algunos libreros esconden los libros para que nadie pueda acusarles de venderlos. Y seguro que en los hogares españoles, hay hoy muchas más señoras de mediana edad pensando cómo pedirle a sus maridos que las zurren un poco, sólo un poco, en estos tiempos aciagos. Bien pensado, no me parece en absoluto una mala consecuencia. Creo que Christian Grey, que ya ha quedado claro que no existe (snif), estaría orgulloso de nosotras.

5 comentarios:

Begoña Argallo dijo...

No leí el libro porque creo que hay suficientes libros para escoger pasando de esa trilogía por completo, pero sí vi a una chica en su puesto de trabajo sin poder soltar el segundo libro de esta trilogía, y vi la forma en la que me lo recomendaba. Sólo la fotografía de la portada me lo dijo muy claro, ese libro no es para mí, paso de sumisión y de pensar ni siquiera un segundo en que me zurren.

A diario mueren montones de mujeres por palizas de sus parejas y otras tantas son violadas porque sí. Hay demasiadas sombras ya sin añadir ni una más. Y repito que no leí el libro, porque lo que necesito no es sombra, sino claridad.

Me gusta que los escritores opinen de otros libros.

Anónimo dijo...

Para poder opinar creo que hay que leer el libro, así que me puse manos a la obra y me leí el primero y puedo decir que NO ME GUSTO. Cuando la editora dice "Es osada pero no vulgar, no hiere sensibilidades femeninas». Se equivoca mi sensibilidad sí que la hirio. Creo que soy una mujer satisfecha sexualmente hablando y nunca he necesitado que me zurren ni que me violen para sentirme realizada. Esas fantasias no exisyen en mis sueños eróticos.

A parte del argumento, me parece que está mal escrito, desde luego no es ninguna obra maestra.

Rebeka October dijo...

Gran texto Care. Cuando un libro atrae, entretiene y es novedad, se converte en un éxito.

Presiento que me voy a extender mucho, así que te pido disculpas por la parrafada.

Yo me leí la trilogía en dos semanas. La devoré. Y como Mujer, y joven de 27 años, nunca me sentí degradada al leerla, porque la relación es consentida en todo momento.
El libro no habla de, ni defiende, palizas ni violaciones, por lo que entiendo en las palabras de Care, que la palabra zurrar es más picardía que lo que la palabra en sí pueda significar en otros ámbitos. Por lo que los lectores cambien zurrar por: algún cachete en el trasero, y no se sentirán tan mal ;-)

Lo más sadomasoquista de toda la saga es la utilización de una fusta, en una escena (lo siento por el spoiler). Por lo que es una novela más erótica y de romance, que otra cosa. Posiblemente una mujer se sienta más degradada y humillada viendo alguna de las muchas películas que aparecen en la televisión, donde la violencia no tiene interrupción.

Fue una trilogía con la que disfruté. Y a día de hoy, después de leerla, no le he pedido a mi pareja nada que no me hubiese dado ya, por lo que creo que leerla no cambiará la forma de comportarse de sus lectoras. Quizá les abrá puertas a ver determinados juguetes (corbata, esposas) como un complemento más del acto sexual con más normalidad. Pero no creo que un best-seller cambie la mentalidad de las féminas del mundo hasta ese punto.
Y no es vulgar, por que el sexo es lo más normal del mundo. Y como todo en la vida, para gustos los colores.
Como lectora de la trilogía dejar claro, que la protagonista femenina sabe lo que va a pasar en todo momento y puede pronunciar ciertas palabras de seguridad cuando no se sienta cómoda. Las mujeres que sufren violencia de género no son escuchadas cuando pronuncian esa palabra.
Así que recuerden la palabra consentimiento y verán la trilogía de otra manera.
Quizá gracias a esta trilogía, haya más mujeres de mentalidad abierta. Pero como lectora de estas sombras, quiero decir, que no degrada a la mujer en ningún momento. Y que esas sombras tienen más que ver con el aspecto psicológico de Christian.

Lo de que no guste por como está escrita, ese es otro tema. Y que la protagonista femenina a veces sea un poco irritante, y que si hubiera sido contada desde el punto de vista de Christian hubiese sido más pícara y divertida, y cómica, también.

Pero esta tan solo es mi humilde opinión. Quien haya llegado hasta aquí no tiene por que estar de acuerdo conmigo.

Un abrazo Care.

Jenna dijo...

No comparto la opinión de Ana Liaras sobre la renovación de la novela romántica en el sentido de que Sombras haya tenido el éxito que tiene por ser una novela romántica pero con sexo. Esa renovación ya ocurrió hace años en la llamada literatura rosa. Autoras como Nora Roberts (romántica contemporánea) y Lisa Kleypas (romántica histórica), por poner sólo dos ejemplos de best-sellers del género, llevan décadas narrando escenas de sexo. Y además, bastante mejor escritas (las escenas de sexo y las demás) que esta trilogía. Por no hablar de que ‘la liberación femenina sexual’ también ha llegado a sus páginas hace mucho tiempo. Sus mujeres follan con total libertad y desinhibición, sin sentimiento de culpa y sin estar casadas, por supuesto.
Por motivos laborales, durante un tiempo fui lectora de este tipo de historias, y me sorprendió precisamente lo que habían cambiado respecto a aquellas novelas melindrosas y pacatas de Corín Tellado y compañía. Como digo, las mujeres son ahora independientes y, por supuesto, inteligentes, no medio tontas como Bella Swan o Anastasia. Literariamente no hay por donde coger Sombras, llegué hasta la página 70 con grandes esfuerzos, y hasta la 120 con lectura diagonal y ahí ya me planté. Mi vida es demasiado valiosa para perder ni una hora más con semejante estupidez.
Respecto al sado, nada que decir, cualquier práctica sexual libremente consentida entre dos adultos es cosa de ellos. Quizás simplemente esta novela ha puesto al alcance de una inmensa mayoría de mujeres una serie de fantasías sexuales que desconocían o reprimían y de las que, de pronto, podían hablar y compartir sin que las mirasen como si fueran bichos raros.
El éxito de esta trilogía es para mí el más grande de los misterios.

Unknown dijo...

Estoy deacuerdo con Rebeka. En la saga no hay maltrato ni nada por el estilo en ningún momento. Es más, Christian consigue que Ana supere sus inseguridades gracias al amor que le da.
Los libros narran su evolución, él superando sus traumas infantiles y ella admitiendo que es una mujer estupenda.
Cuando las mujeres decimos que queremos un Chtistian Grey, ante todo queremos un hombre que nos quiera y nos cuide incondicionalmente, porque eso és lo que hace Christian.
El tema sexual me parece que está bien llevado. Tiene un toque pequeñito de sadomaso que lo hace más interesante, sin llegar a resultar escandaloso (al menos para mi).