2 de octubre de 2014

YO TAMBIEN PIRATEO LIBROS (EXPIACIÓN)



Lo de hoy es una tragedia: estoy en Rumanía sin nada que leer. Salí de casa con lectura, claro. Un libro de John Irving de más de mil páginas. Pero lo olvidé en mi hotel de Bucarest. Desde que eso pasó, hace dos días, hasta ayer por la noche, me leí todo lo que llevaba en la tablet -no mucho-: los cinco originales para el concurso literario del que soy jurado en noviembre, las andanzas de Isabel II por Barcelona a mediados del siglo XIX, un manual sobre inteligencia emocional... en fin. Hasta que anoche tuve una idea brillante. "Voy a comprar un ebook", me dije. Podría haberlo pensado antes, lo sé. Soy lenta de reflejos, además de adicta al papel.
Busqué libros en castellano en la página web de mi librería de siempre. Pensé en lo útimo de Kundera, que aún no he leído. Para mi sorpresa, no estaba disponible en ebook. Pensé en David Lodge. Nada de ficción disponible (de hecho, sólo "El arte de la ficción" puede leerse en formato virtual). Pensé en Roberto Bolaño. Absolutamente nada. ¡Nada de nada en ebook! ¡Ni siquiera "2666"! Bueno, sí: "2666" está en ebook, pero en inglés (claro). "Aún no estoy tan necesitada para tener que leer a Bolaño en inglés", pensé. Finalmente, se me ocurrió Ana María Matute y sus póstumos "Demonios familiares", que estoy deseando leer. ¡Eureka! Lo encontré en formato electrónico al carísimo precio de 12,99 euros. Decidí comprarlo impulsada por la necesidad, aunque me parece un precio astronómico para un ebook.
Seguí los pasos necesarios. Después de pagar, descubrí que el formato del libro no era compatible con ninguna de las aplicaciones de mi tablet. Descargué un folleto donde me explicaban cómo hacerlo compatible. Me descargué otra aplicación (de pago), pero tampoco funcionó. Lo intenté durante más de una hora antes de rendirme. Lo último que hice fue escribir un mail a la librería. Me han contestado esta mañana, diciéndome que debo descargar otra apliación, solicitar una ID y convertir el libro en esa aplicación. Aún no lo he intentado. Matute sigue esperando en el limbo virtual. 
Antes de irme a la cama a horas tempranas, en una ciudad donde no conozco a nadie y sin nada que leer, se me ocurrió buscar en Internet un maléfico sintagma: "Milan Kundera gratis". Aparecieron varias páginas de descarga gratuita. La que elegí ofrecía la posibilidad de descargar la última novela del famoso autor checo en dos formatos diferentes. Elegí el epub. Dos segundos más tarde tenía en mi tablet "La fiesta de la insignificancia". La leí de un tirón ayer por la noche y contribuyó mucho, como siempre hace Kundera, a mi felicidad.
De modo que he pirateado el primer libro de mi vida. Ya les advertí que esto de hoy era una tragedia. Digo en mi descargo que lo he hecho por necesidad y porque no tenía alternativa, y lo confieso públicamente porque estoy avergonzada y muy arrepentida. He robado a uno de mis autores favoritos. He robado a su traductor, a su agente, a los trabajadores de una editorial que forma parte de mi vida (al corrector de pruebas, al maquetador, al diseñador de la cubierta y en última instancia, a su editora, mi admirada Beatriz de Moura). He contribuido a hundir un poco más el mundo editorial. De modo que, señores de Tusquets, admirada Beatriz de Moura: estoy dispuesta a reparar mi falta y abonar la cantidad oportuna a modo de resarcimiento. Envíenme la factura correspondiente sin dilación, se lo ruego. 
Sin embargo, antes de eso me permitirán unas palabras. ¿Son ustedes, los editores, quienes se pasan el día lloriqueando por el enorme daño que está haciendo la piratería al mundo editorial? ¿Son ustedes quienes se pasan el día lloriqueando por el cambio de hábitos lectores, por la falta de educación del público, por la pasividad de nuestros dirigentes? ¿A qué esperan, señores de Tusquets, para poner a la venta en epub, en pdf, en lo que haga falta, el último libro de Kundera (y el resto de novedades de su catálogo)? ¿A qué esperan todos los demás, con muy pocas excepciones, para vender los libros electrónicos a un precio adecuado? Un ebook jamás debería superar los 7 euros. 5 sería lo óptimo. ¿A qué esperan para digitalizar sus catálogos, empezando por los autores más buscados, más leídos, y ampliando al resto, poco a poco? Mientras no hagan nada, salvo quejarse y lloriquear -esa práctica tan extendida en el mundo ediitorial-, ustedes -los editores- son tan responsables de la piratería como los propios usuarios.
¿No será que resulta más fácil echarle las culpas a otros (al gobierno que no aprueba las leyes oportunas, los lectores que roban los contenidos, los libreros que no saben reiventarse...) que hacer algo de verdad efectivo para solucionar el problema? ¿No será que piensan mucho más en cómo hacer para contentar a los distrubuidores, de quienes económicamente dependen, que en proteger a sus autores, cada vez más perjudicados? En el fondo, siempre habrá autores, no importa que los de ahora desaparezcamos o tengamos que dedicarnos a otra cosa, siempre habrá gente que escriba y quiera publicar. Incluso a cualquier precio.

3 comentarios:

Care dijo...

¿Y Tusquets respeta también que los autores que no quieren ser publicados en ebook sean descargados ilegalmente? Creo que deberían echar un vistazo a internet. No sólo ustedes.

lleonarta dijo...

Sea en formato papel, sea en ebook, sea en ilegal,
Care...

¿Qué tiene Kundera que siempre es como un soplo de serenidad? ¿Cómo consigue una vez más llevarnos más allá de nuestra consciencia?

Sobre editoriales e internet... Estamos de nuevo al principio de los tiempos. Ahora mismo está todo por hacer, después de tanto tiempo. Y las editoriales, sufriendo y a la deriva, pero las inercias son muy duras de remontar.

Ánimos a todos: lectores, escritores y editores.

Y Kundera, como siempre, genial.

Esteban Martinez Ruiz dijo...

Valiente y arriesgado tu artículo. Pero certero. Me alegro de haberte conocido.