13 de diciembre de 2005

Amistad a lo ancho

Son muy raros, los amigos: desaparecen.*
Me ha ocurrido pocas veces. A los amigos desaparecidos sigo buscándolos por los armarios, bajo las alfombras, en el fondo de las papeleras. Su ausencia duele como una quemadura. Todos los días.
Son muy raros: a veces, al cabo de muchos años, vuelven a aparecer.*
Os mantendré informados.

* De Entre paréntesis, Roberto Bolaño

4 comentarios:

B. Llamero dijo...

Claro que, bien mirado, y si Bolaños y Care me permiten, peor son esos amigos que no hay forma, tu, de que desaparezcan. Llegan un día, se instalan en tu vida y ahí se quedan, ajenos al trueno y a los calendarios...

César dijo...

No deja de tener razón Braulio. Hay amigos con alma de perro y amigos con alma de gato. A veces, los amigos-gato arañan, pero algunos amigos-perro pueden llegar a ser muy, pero que muy pesados. Hay quien se toma la amistad al estilo Ian Fleming: como si fuera una licencia para matar (de muermo)

darkverzight dijo...

Quizá sí que hay veces en que se necesita estar solo..pero también sé que los buenos amigos siempre están ahí. Y que sin ellos seguramente la vida sería mucho más triste.
Seguramente no sería vida...¡ay, los amigos!
Por cierto, Care, si quieres hacerme una visita, me he hecho un blog: http://darkverzight.blogspot.com
Besos :-)

Anónimo dijo...

Matizando, cito de Montaigne: «Un antepasado dice que estamos mejor en compañía de un perro conocido que en la de un hombre cuya franqueza desconocemos. Ut externus alieno non sit hominis vice*. El lenguaje falso es muchísimo menos sociable que el silencio».

*De modo que el extraño no es un hombre para el hombre. Plinio, Nat. Hist., VII, I.

Care, querida, debes explicarme cómo pones ciertas líneas en italic.