21 de abril de 2006

Más que un ejercicio

En el taller literario que estos días estoy impartiendo -y que hoy viernes celebrará su última sesión- insto a los participantes a reescribir la historia de Blancanieves y los siete enanitos desde otra óptica. Ahora Blancanieves es una peligrosa asesina a lo Uma Thurman en Kill Bill y los enanitos, sus víctimas. Hay que encontrar un modo de cargárselos. A los siete.
Tres alumnas optan por el veneno (el modus operandi más popular entre las mujeres asesinas, ¿por qué será?). Una de ellas escoge un asesinato a hachazos, mucho más sucio (además de mucho más cansado). Antes, sin embargo, ha obligado a los enanos a cavar sus propias tumbas, como si fueran víctimas de Corleone.
La mejor es una señora de más de 50 años que decide colocar un barreño de dinamita en la entrada de la mina. Boooooooum! Enanos muertos y enterrados todo en una, qué práctico. "Ay", suspira, sonriendo, cuando terminamos de leer en voz alta el ejercicio, "qué ganas tenía. Debía de ser algún trauma infantil".

10 comentarios:

Anónimo dijo...

tanta actividad para llenar un vacío o para hacerlo más grande?Párate un poco y piensa

Anónimo dijo...

Torturas medievales, hay que investigar sobre eso. Nos vendría bien en este caso.

¡Ya tengo la antología del cuento catalán!

César dijo...

Hace un millón de años, durante la puta dictadura, cuando trabajaba en La Codorniz, fui expedientado por un relato (me acusaban, entre otras cosas, de necrofilia). Ese relato era, precisamente, una variación del cuento de Blancanieves. Qué cosas...

Anónimo dijo...

Carven: No te entiendo. ¿Vacío?
Matías: Me gusta el tema.
César: Me gustaría leer tu necrófilo relato.

DJ dijo...

A poco que te descuides, escribir puede mostrar más cómo es el escritor que aquello que desea transmitir.
Por cierto Care, he comprado La antología del cuento catalán y debo decir que(al igual que en la portada) un diez para los escritores y otro para la editora. ¡Enhorabuena!
Ah! ¿no te importará que inserte un enlace a tu página desde mi blog, verdad?

Anónimo dijo...

Lo mismo le ocurre a Craven, se interroga a él mismo. Incordio para llenar un vacío o para hacerlo más grande?

César dijo...

Ese relato lo debí de publicar cuando tenía 19 o 20 años. Y lo conservo. Y sé dónde está. Pero también sé que está tan detrás de un montón de cajas, tan difícil de sacar que... bueno, apartad de mi ese cáliz, please. De todas formas, recuerdo de qué iba.
Llega el Príncipe Azul y se encuantra a Blancanieves en un claro del bosque. La dulce muchacha yace en una urna de cristal. El Príncipe baja del caballo, se inclina sobre la joven y la besa en los labios. Pero Blancanieves no despierta. Vuelve a besarla, esta vez con lengua, y nada. Insiste varias veces más con idénticos nulos resultados y se queda pensando. "Quizá no baste con un beso", reflexiona. "Igual hay que hacer algo más. Pero aquí, en medio del bosque, me da cosa. Mejor me la llevo a mi castillo".
El Príncipe coje entre sus brazos el cuerpo de Blancanieves, lo sube a la grupa del corcel y parte raudo hacia su hogar. Entonces, al cabo de un rato, aparecen los siete enanitos y se quedan de piedra al ver la urna vacía.
"¡Se la han llevado!", exclama Gruñón. "Pobre Blancanieves", musita Resfriado; "Primero muere por culpa de la peste y ahora, cuando nos disponíamos a enterrarla, roban su cadáver".
Una chorrada, ¿verdad? Pues me expedientaron por eso.
Por cierto, me he parado un poco, he pensado y me he dado cuenta de que mi vacío es más grande que el de mi vecino. Que se joda...

Anónimo dijo...

He leído hoy uno suelto, hacia el final, con un fondo pederástico y oscuro que me ha encantado. Care seguro que sabe cuál es, el de la niña con la comba.

Por cierto, felicitadme, hombrepordió, que estoy de finalista en el premio NH.

:-D

Anónimo dijo...

Bueno, todavía es pronto para decir nada, un muy buen cuento no levanta un libro. Tengo que echar más ojo y empaparme bien para poder decir. Puede ser que sigan la estela Monzó y no haya nada nuevo bajo el sol (Care, como cuentista, sabrá comprender mis reticencias).
Es que estoy un poco receloso porque tengo a Páginas de Espuma en alta estima, pero el otro día me compré un libro al que quería hincarle el diente desde que salió, de un cuentista comprometido, y me está decepcionando muchísimo. No diré nombres porque tampoco es plan, pero son cuentos que me parecen muy normalitos (hay alguno estimable, sí, pero el conjunto se me cae)Eso en Páginas de Espuma me resulta raro, porque el nivel suele ser excelente. Puede ser que simplemente sea gusto personal, insisto, aunque suelo tener buen ojo.
A la antología del cuento catalán le tengo muchas ganas.

Care dijo...

Matías: enhorabuena, ahí no está cualquiera. Híncale el diente a los catalanes, y ya me dirás.
César: Gracias.
dj: no sólo no me importa, un honor.