2 de abril de 2006

Es inevitable pensar a quién te gustaría ver entre el público cuando presentas un libro. Mi padre, por ejemplo, que nunca me vio presentar ninguno. Mis hijos, dentro de unos años.
De los que están en edad y disposición para ir, pienso en uno, a quien me gustaría ver mañana. T.M.G. Hace casi dos años que no nos vemos, si no he perdido la cuenta. Qué cosas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo no podré estar, al menos físicamente. Y la verdad, empieza a no valerme eso de estar con el corazón. En cuanto a esa invitación, generosa a más no poder, a alguien a quien te gustaría ver allí, debería verse cumplida sólo por ser un deseo sincero. Si no hicieras estas cosas no serías quien eres.