30 de agosto de 2006

El punto de vista de la medusa


Quienes nos dedicamos a explicar historias sabemos la importancia que tiene eso que los teóricos de la literatura llaman "focalización". Formularse a su debido tiempo —y siempre antes de empezar a escribir— la pregunta fundamental: «¿Quién cuenta la historia?». Sin necesidad de mayores detalles, sólo diré que un mismo relato varía diametralmente dependiendo de quién lo explique.
Tomemos como ejemplo la plaga de medusas que se viene sufriendo año tras año en el litoral mediterráneo. En un periódico andaluz que he podido consultar sin salir de Internet la definen como «la plaga moderna de las playas». Al leer las noticias relacionadas cualquiera lo podría llegar a pensar: en una playa de Málaga la Cruz Roja atendió en un solo día del verano pasado a 161 bañistas con picaduras de medusa. En Ceuta, el mismo fía, fueron 274. En tres pueblitos de la provincia de Granada y en sólo un fin de semana hubo 900 afectados. El mismo litoral ostenta otro récord: ante la playa de Torrenueva apareció —«para gran sorpresa de los bañistas», según leo en la versión on line del rotativo local— una medusa de 20 quilos de peso y 60 centímetros de diámetro. Coño, sí que debieron de sorprenderse los bañistas, sí, al ver emeger a semejante cosa de sus aguas. La lucha parece que fue encarnizada, según infoma el diario: después de que el monstruo picase a 48 personas, las autoridades locales lo retiraron y se lo llevaron a un laboratorio —no se especifica cuál— para extraerle «diversas muestras» de tejidos (no se nos dice con qué fin, aunque no descarto la venganza). Aclaro que todas esas cosas pueden llevarse a término sin mayores sobresaltos porque las medusas que flotan en nuestro litoal son consideradas «residuos sólidos» y no «especies protegidas» por nuestras autoridades costeras.
Imaginemos ahora la misma historia pero contada por la medusa, ese bichito de la familia de los cnidarios que se alimenta de plancton y sirve de alimento a especies como la provecta tortuga, el simpático delfín, ciertos tipos de aves o los japoneses —que las sirven en sopa o como acompañamiento de ciertos platos— y que sólo una vez al año, cuando la subida de las temperaturas les hace imposible conseguir alimento en su medio natural, a varias decenas de quilómetros del litoral, se acercan a nuestras cosas con la justa intención de alimentarse. Para defenderse de sus depredadores, que son múltiples, las medusas utilizan estas células urticantes de donde proviene su nombre (cnida, ortiga en griego) pero no todas lo hacen igual. Quiero decir que, como ocurre en tantas otras especies, aquí también pagan justos por pecadores. La culpa de todo, obviamente, la tiene el calentamiento del planeta, como siempre. Son en eso parecidas las medusas a aquellos alienígenas tan feos de Independence Day: sólo querían comer, ¡pero no hacían más que tropezar con la incomprensión de sus víctimas!
¿Y qué encuentran al llegar de su largo viaje las desdichadas medusas? Un montón de mamíferos desnudos e incapaces de sobrevivir en el agua que invaden por puro placer su último reducto de supervivencia. Son una plaga: los hay de todos los tamaños, se reproducen sin parar, lo destruyen todo y se adaptan a cualquier adversidad, incluidas sus picaduras. Además, se trata de una especie sin piedad que retira a las medusas del agua y las humilla en un laboratorio mientras las corta en pedazos hasta dejarlas morir.
Glups.
El año que viene las medusas que llegarán a nuestras costas serán miles, miríadas, una invasión. Las víctimas humanas se contarán por miles y los hospitales se colapsarán, el PP echará la culpa al Gobierno, Sanidad abrirá una comisión de investigación, un voluntario anónimo de la Cruz Roja se convertirá en un héroe y Oliver Stone hará de su vida una película.
Yo, mientras tanto, sólo me preocupo de aprender a preparar la sopa de medusa. Es más práctico comerse al enemigo que intentar comprenderlo, ¿no creen?
P.S. Desolación: en toda la Red, no consigo dar con la maldita receta de los japoneses.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Prueba de buscar la receta en japonés...

Ladynere dijo...

¿Sería de mal gusto preguntarle a una medusa por la receta?

Anónimo dijo...

Ja, ja, ja!!! :-D No me importaría probar esa sopa cocinada por ti ;-) Petonets!

miwok dijo...

Tengo una receta que igual te sirven...

Jellyfish Salad
1/2 lb salted jellyfish
1 large cucumber, julienne
1 tablespoon creamy peanut butter
1 tablespoon soy sauce
1 tablespoon vinegar
1 tablespoon sugar
1 teaspoon sesame oil
Dash of hot chili oil

Wash jellyfish. Rinse under running water for 20 minutes or until it is no longer salty; cut into strips. Put in boiling water for 5 seconds and rinse in cold water; drain. Arrange cucumber on serving plate. Place jellyfish on cucumber. In a bowl, combine remaining ingredients; mix until smooth. Serve with salad. Makes 4 servings.


La preparás? :-)

El detective amaestrado dijo...

Ya puestos, atrévete con la del pez globo...en Japón es muy apreciado

Anónimo dijo...

Se llama sopa de medusa cuando en una zona, debido a la pesca descontrolada, no quedan casi pececillos, sólo medusas y más medusas, flotando una al lado de la otra, hasta el infinito y más allá.

Anónimo dijo...

A principios de verano, creo recordar, o quizás antes, pusieron en la 2 un documental "de esos, de animales" en los que hablaban de medusas.
Desde entonces me dan tanto asco que no puedo con ellas. No sólo se dedican a comerse todo lo que encuentran y a cargarse la diversidad de los ecosistemas sino que crecen tanto que incluso se cargan las redes de los pescadores de playa.
Creo que me costaría mucho meterme en su piel para escribir algo que no fuera en plan "Voy a cargármelo todo", un Freddy Kruegger a la marinera o algo parecido.
Feliz vuelta a la normalidad!