Envidia: por falta de madera o de jardín o de ambas cosas no puedo ser Chéjov
En el jardín mandó construir una caseta de madera, donde se refugiaba a escribir cuando en la casa había demasiada gente o demasiado ruido. En esa caseta escribió la obra de teatro La gaviota.
Antón Chéjov, de Natalia Ginzburg (Acantilado, 2006)
3 comentarios:
Anónimo
dijo...
Siempre puedes bajarte al café de la esquina con tapones en las orejas.
Mejor entrenate como Poe para realizar dos actividades intelectuales al mismo tiempo (la anécdota que cuenta este ejercicio se me olvidó: lo único que me acuerdo es que era muy graciosa; creo que estaba en la biografía de Ingram). Nada como las compadradas mentales del borrachín. Multitasking, o, mejor, multithreading humano.
3 comentarios:
Siempre puedes bajarte al café de la esquina con tapones en las orejas.
Mejor entrenate como Poe para realizar dos actividades intelectuales al mismo tiempo (la anécdota que cuenta este ejercicio se me olvidó: lo único que me acuerdo es que era muy graciosa; creo que estaba en la biografía de Ingram). Nada como las compadradas mentales del borrachín. Multitasking, o, mejor, multithreading humano.
Y digo yo, siendo Chejov, ¿por qué no mandaba a toda esa marabunta a la caseta, y se quedaba él en casa escribiendo?
Publicar un comentario