
Entre lo que les cuento y la locura sólo media un poco de tiempo. Y, como sabrán aquellos que alguna vez hayan tenido contacto con presencias espectrales, los seres de la otra vida son terriblemente pacientes. Será porque allí donde viven el reloj ya no importa mucho. El caso es que pueden permitirse una pertinacia a prueba de calendarios. Siempre se salen con la suya. La constancia todo lo consigue, siempre que se lleve al extremo necesario.
Pues bien. Héme aquí, convertida en el despojo de lo que fui. Narradora premiada e histérica. Vaya donde vaya —hotel, domicilio, cámping o casa de amigo— siempre comparto tálamo con el periodisa de La Nueva España que jamás terminó de entrevistarme. Y siempre, a eso de las cuatro o las cinco de la mañana, cuando he conseguido por fin dormirme y olvidar su presencia, cuando me hallo sumergida en un sueño feliz donde tengo marido, tres hijos y una casa con perro, alfombra y secadora, en ese momento el muy cruel me zarandea con sus manos inertes, agarrándome sin piedad por los hombros, me hace enfrentar mi somnolencia con sus pupilas saltonas y espeta aquello que lleva espetándome 2.937 noches, con urgencia de ahogado y estupidez sempiterna:
—¿Qué opinas de la literatura femenina? ¿Has tenido algún problema siendo mujer y escritora? ¿Cómo ves el actual panorama de la narrativa en España, en Europa, en el Mundo, en el Sistema Solar? ¿Morirá la novela? ¿Qué has pretendido decir en esta obra? Perdona, pero me han dado tu libro esta mañana y no he tenido tiempo de leerlo...
Y cuando ya no puedo más, cuando ya no soporto ni una más de la sarta de tópicos a que me tiene acostumbrada, y veo que comienza a clarear por mi ventana y que el muy sádio no tiene intención de dejarme en paz lanza la puntilla:
—Perdona que me asegure pero, ¿eres Ángela Vallvey, verdad? Me dijeron que la entrevista era con Ángela Vallvey, pero te veo un poco desmejorada, Ángela. ¿Seguro que eres tú?
3 comentarios:
:) Su lista de preguntas debe ser eterna. ¿Te hace pausas a lo Quintero?
Yo creo que el problema es que no le escuchas y no hablas con él. Tendrías que provar de contestarle y de mantener un diálogo. No sólo se calmaría sino que además podría ser ese amante permanente que le hace falta a tu vida... :)
Clara
A los becarios/as les gusta que les den trabajo. Te lo dice una que ha sido becaria comprometida. Ponle a contestar mails, mensajes de móvil, cartitas de lectores,... No hay nada peor que un becario ocioso. Te lo agradecerá toda la eternidad...
Me ha encantado la confesión.
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