A mí lo que me interesa de la tradición es reventarla. Pero, obviamente, para destruir algo, y de esto saben los ingenieros que derriban casas, hay que conocerlo bien. A fondo. Hay que saber dónde están los cimientos, para colocar las cargas explosivas en el lugar exacto. Una bomba literaria colocada en un tejado no produce efecto alguno. Pero una sacudida en algunos cimientos de la novela, como el narrador omnisciente impersonal, o la linealidad del tiempo narrativo, es significativa. Alguien decía que en España se sigue haciendo novela como si Joyce, Musil o Beckett no hubiesen existido. Y tenía razón, así es. No hay que imitarles, hay que imitar su ejemplo, su capacidad innovadora, su reflexión crítica acerca de la tradición precedente. Suelo repetirlo: el 90% de lo que hoy consideramos clásicos indiscutibles eran autores que en su tiempo eran experimentales o fueron incomprendidos.
* Me perdí la intervención de Vicente en Atlas Literario Español, el congreso de la Fundación Lara, en Sevilla. Ahora he podido recuperarla en su magnífico blog. Es una de las pocas cosas buenas que ha tenido toda una tarde pensando qué es, qué límites tiene y por qué interesa tanto a los suplementos (al mío, por lo menos), la llamada Generación Nocilla.
Cualquier día me arremango, y dedico un post al asunto.
3 comentarios:
¡¡Arremángate!!
Desde luego. Y los 3 que cita estaban reflejando cambios que ahora sorprenden. ¿Cómo podemos sorprendernos si ya estaban allí? El sujeto no es una esencia, la realidad es lingüística, asfixia reducir la complejidad de la existencia en departamentos, las crisis son constantes...
Si para comprender una espacio/tiempo estudiamos la producción literaria de ese periodo/lugar, aquí no sólo Musil, Beckett o Joyce; ni el rock parece haber llegado.
hola :D
me gustan tus libros de inseparables
saludos
ivoncita_512hotmail.com
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