El piso era una ganga, además de céntrico
y perfecto para nuestras necesidades. Sólo había un problema. En el balcón encontré
una pareja de mediana edad. No parecían clientes.
—¿Quiénes son
esos señores? —pregunté al agente del banco encargado de la sección
inmobiliaria.
—Ah, ésos… No
se apure, van incluidos en el precio. Son los anteriores propietarios, a
quienes tuvimos que embargar la casa por impago de la hipoteca. Duermen en el
balcón y se alimentan de sobras. Saben hacer de todo, son mejores que el robot
multifunción que regalamos con la póliza de crédito.
—¿Y no dan
problemas? —preguntó mi novia.
—Raras veces
—dijo el agente, con un gesto de suficiencia—: saben que si molestan, podríamos
aumentar el tipo de interés de la deuda que aún les une a nosotros.
Respiramos
aliviados y cerramos la operación.
4 comentarios:
Un texto que da que pensar, que muestra lo poco que le importan a algunas personas los demás...
Un abrazo reflexivo Care.
Care, es el mejor micro-cuento de los que has subido y leído sin lugar a dudas. Lástima que no sea una ficción en su totalidad y, que esté más cercano a la situación actual española que, a día de hoy, nos acucia a millones de ciudadanos de este país que tanto queremos, a pesar de sus injusticias y falta de oportunidades y, de más sensibilidad... para que estas situaciones no sean noticias de tanta relevancia en un futuro, que se puede vislumbrar próximo en el horizonte de este caos con difícil situación de retorno a sus orígenes.
Un cuento real y macabro.
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