"No quiero irme porque no me gusta regresar", dice uno de los personajes de Los convidados de agosto, de Rosario Castellanos (lo prometo, algún día hablaré de ella).
A mí, ahora, vuelve a gustarme regresar.
"La vida toma aviones y se aleja", dice un verso de Eugenio Montejo. Yo voy en ellos. Esta noche dormiré en Los Angeles. Pensad en mí, navegantes, mañana no faltaré a la cita. Ya lo dije una vez: sólo la enorme distancia de la muerte me privará de escribir. Y ya veremos si se puede hacer algo.
4 comentarios:
Feliz viaje y de regreso, cuando sobrevueles la península y veas en el levante una manchita que fosforece en verde y refunfuña, soy yo.
Verde de envidia que me tienes¡¡¡¡¡
Un beso en penitencia ;))
De haberlo sabido con anticipación te habría puesto en contacto con Fernando Romero Torres, gran amigo (hermano) mío y por lo tanto tuyo también. ¿Será ya muy tarde? El vive en el valle de San Fernando, a 45 minutos o algo más de Los Ángeles.
Qué bien que te guste Rosario Castellanos, es grande. Me gustan mucho sus ensayos, y pienso que falta mucho por decir de esta gran poeta, narradora, ensayista, dramaturga mexicana.
Ojalá pronto escribas sobre ella, me encantará conocer tu texto.
Care...cuánto tiempo sin pasarme por aquí... qué gusto ver que puedo seguir leyéndote.
=)
Un beso.
Ako.
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