Adoro las comedias argentinas y las francesas. No sé si en ese orden o en el contrario. Por eso cuando ayer por la tarde (después de una comida maravillosa en La Mordida —mi mexicano madrileño de cabecera— en compañía de Elena Medel, Óscar Esquivias y Juan Marqués) vi en la puerta de los Cines Princesa el cartel de esta película —que apenas se ha podido ver en Barcelona— ni lo pensé. Quería ver Palíndromos, pero tendrá que ser la semana que viene. Por aquello de las extrañas coincidencias, la vi el mismo día que se cumplía un año de su estreno en su país de origen. A España llegó en mayo.
Si ponemos en una coctelera lo mejor del cine de "malos-que-trafica-con-armas" estadounidense junto con la naturalidad y la chispa del cine latinoamericano y un buen chorro del ingenioso diálogo de No sos vos, soy yo, el anterior trabajo de Szifron, el resultado se parecerá mucho a esta comedia, que logra atrapar por el suspense, fascinar por sus diálogos y matar de risa por la conjunción de sus dos protagonistas masculinos.
Es un lugar común del cine la pareja de detectives formada por un tipo feo, duro y tosco y otro refinado, impresionable y guapito. En el fondo, no deja de ser el eterno retorno de Oliver/Hardy, o Spencer/Hill o Gibson/Glover (perdón por la heterogeneidad de los ejemplos) o tantos otros. Es norma: a un personaje duro y tosco le complementa muy bien uno refinado y guapo. No sólo es aplicable al cine, por supuesto.
En este caso, el poli duro es un tipo en plena crisis personal, destrozado porque ha encontrado a su mujer con otro en la cama. El guapito-pero-no-tanto es un psicólogo que, para liquidar ciertas cuentas con la justicia, debe prestar servicio en la policía, como asistente psicológico del poli duro. Las escenas en las que Silverstein, la parodia del psicoanalista argentino, trata a su paciente en el coche patrulla, son buenísimas. Pero aún mejores son las que siguen al giro argumental que ocurre cuando Díaz, el poli, descubre que la mujer de Silverstein también es adúltera.
Lo demás es una acción trepidante, con malos sin escrúpulos y buenos que por amistad están dispuestos a dejarse caer de la cornisa de un rascacielos. Tal vez se pueda acusar a la historia de demasiado ingenua, tal vez cueste acabar de creer que los buenos triunfen frente a unos malos como ésos, que andan traficando con plutonio y matando inocentes con la misma facilidad con que yo me abrocho las sandalias; tal vez el montaje sea un poco brusco al principio; tal vez la música copie demasiado a la banda sonora de las pelis de acción de siempre; pero todo eso lo perdonamos a cambio del buen rato que hemos pasado.
En definitiva, de eso se trata, ¿no? De que el arte redima, corrija, alegre la vida.
FICHA TÉCNICA
Dirección y guión: Damián Szifron. País: Argentina. Año: 2005. Duración: 112 min. Género: Comedia, acción. Interpretación: Diego Peretti (Licenciado Mariano Silverstein), Luis Luque (Inspector Alfredo Díaz), Óscar Ferreiro (Lebonian), Gabriela Izcovich (Diana), Martin Adjemian (Comisario), Tony Lestingi (Arias), Daniel Valenzuela (Pontrémoli), Ernesto Claudio (Lomianto), Carlos Portaluppi (Villegas), Marcelo Sein (Farina). Producción: Óscar Kramer y Hugo Sigman. Música: Guillermo Guareschi. Fotografía: Lucio Bonelli. Montaje: Alberto Ponce. Dirección artística: Jorge Ferrari y Juan Carlos Roust. Vestuario: Julio Suárez. Estreno en Argentina: 29 Sept. 2005. Estreno en España: 26 Mayo 2006.