Me dirigió una mirada cargada de dolor antes de susurrar: "Hoy dices que le quieres, pero da lo mismo. Tarde o temprano, le engañarás con otro. Como me has hecho a mí". No tuve el valor de mirarle a los ojos.
Desde ese día busco al candidato adecuado. Y también al monstruo que escondía su mirada.
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