Pensó que probablemente lo que de verdad le gustaba en esta vida era irse, y que todo es banal y pequeño al lado del que se va.
De irse y no lograrlo, de cargar con tus propios fantasmas a lo largo de centenares de quilómetros trata este libro, con historia de mi querido Carlos Castán y fotografías de Dominique Leyva. No sólo es estupendo siempre leer a Carlos. Hacerlo contemplando de reojo las fotografías de Dominique es aún más placentero. El libro, además, es uno de esos objetos hermosos que merecen conservarse. Un capricho que llega a nuestras manos gracias al empeño de su editor, el también escritor Óscar Sipán, al frente de la zaragozana Tropo.
Hacedme caso, navegantes. Pasaréis un buen rato.
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