9 de abril de 2008

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Después de tres (casi cuatro) décadas
de ir con Care Santos siempre a cuestas
comienzo a estar cansada
o más bien, aburrida
de aguantar sus bromitas,
sus mentiras inocuas,
sus aliños de historias que conozco
como si fueran mías;
los sietes en el forro de su abrigo,
que no tienen arreglo;
el tedioso pasar de las jornadas
siempre a las mismas cosas;
las larguísimas horas de rutina
y trabajo, y encierro, y obsesión.
Por detestar, hay días que detesto
incluso al mensajero que viene apresurado
y nos pide una firma y nunca lleva boli
y nosotras, firmamos, mansas como ovejitas
y abrimos el paquete con urgencia infantil
para ver qué contiene (siempre contiene libros).
Ella se alegra mucho, yo maldigo
(detesto los libros en silencio).
Y nos pasa lo mismo con las flores,
las botellas de vino en Navidad,
y con los restaurantes: no soporto el wasabi,
ni el queso ni el agua con burbujas
pero he de fastidiarme: ella elige.
En fin. Tres (casi cuatro) décadas
son mucho, mucho tiempo
para estar en silencio maldiciendo.
No sé ni cómo he conseguido,
ser fiel a su deseo tantos años,
sin hacerme notar, sin rebelarme.
Mas se acabó.
Ya no habrá más silencio,
ni habrá más mansedumbre.

Aquí estoy. Que tiemble la pesada:
su voz interior, por fin, se manifiesta.

La imagen: Ella, la pesada. Por Gusi Bejer.

4 comentarios:

leo dijo...

Qué bella e intensa voz interior.
Magnífica entrada, Care: siempre es un gusto leerte.
Y muchas felicidades.

miwok dijo...

Estoy con Leo, ¡viva tu voz interior!

Y Muchas Muchas Felicidades!!!

Anónimo dijo...

Y hoy tocan regalos: a la sombra del spam, como dice Atilio Doreste, te hago saber que hice un pequeño comentario sobre "Disección" en mi blog, y cito además un poema del mismo. Besos y enhorabuena.

Anónimo dijo...

38:3+8=11
11:1+1=2 (voz interior,la pesada)


2,3,casi 4,5,8