14 de abril de 2008

Hoy le he pedido algo especial a mi amiga Mònica. Algo que no tiene que ver con libros ni con cuestiones literarias o profesionales. Algo que atañe a esa pequeña parcela de intimidad que muy poca gente conoce. Tenía que ser a ella. Precisamente a ella, el Hada Madrina, la que supo desde el principio.
Era mucho más que justo: era coherente.

Creo que ella también lo sabe, por eso ha dicho que sí. A pesar de que tenía algo importante que hacer y de que la haya avisado -soy un desastre- con tan poco tiempo.

La imagen es la lluvia de esta tarde en la lucerna de mi estudio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

;-*

Fernando Alcalá dijo...

Precisamente lo que nos quieren nuestros amigos está proporcionalmente relacionado con lo desastre que somos, así que no desesperes.

Un beso fuerte!