12 de enero de 2006

Puedo escribir los versos más cursis esta noche...


A raíz de la entrada del lunes pasado, 9 de enero, varios de los visitantes de este blog y yo empezamos un debate acerca de lo cursi. Retomo ahora ese debate y os invito a dejar aquí constancia de los versos más cursis que hayáis conocido jamás. Estos son los tres ejemplos sobre, de, o desde lo cursi citados hasta ahora.
Como podréis ver en las citas finales y en la bibliografía aportada, lo cursi goza de cierto predicamento incluso entre los reflexófilos (que son, como todo el mundo sabe, aquellos que aman reflexionar sobre todo).
En fin, divirtámonos vindicando lo invindicable. ¿O acaso no lo es tanto?

1. José Ángel Buesa:
Te digo adiós y acaso te quiero todavía
tal vez no he de olvidarte pero te digo adiós
no sé si me quisiste, no sé si te quería
o tal vez nos quisimos demasiado los dos.
Este cariño absurdo, y apasionado y loco
me lo sembré en el alma para quererte a ti
no sé si te amé mucho, no sé si te amé poco
pero sí sé que nunca volveré a amar así.
Me queda tu onrisa dormida en mi recuerdo
y el corazón me dice que no te olvidaré
pero al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
Te digo adiós y acaso con esta despedida
mi más hermoso sueño muera dentro de mí,
pero te digo adiós para toda la vida
aunque toda la vida siga pensando en ti.

2. Roque Dalton
Yo te dije con toda seriedad
«qué largo camino anduve
para llegar hasta ti»
y tú me dijiste que ya parecía José Ángel Buesa
y entonces me reí francamente
y te dije que los versos eran de Nicolas Guillén
y tú (que recién salías de tu clase de francés)
me contestaste que entonces era Nicolas Guillén
quien se parecía a José Ángel Buesa
yo te dije que te excusaras inmediatamente con Nicolas Guillén y conmigo
y entonces me dijiste
que el verdadero culpable era yo
por llegar al José Ángel Buesa esencial
a través de Nicolás Guillén
entonces yo te dije que la verdadera culpable eras tú
por ser tan puta
y ahí fue que me dijiste perdón
estaba equivocada
no es que te parezcas a José Ángel Buesa
es que eres un José Ángel Buesa.

Entonces yo saqué la pistola...

3. Y, por alusiones... Nicolás Guillén
Qué largo camino anduve
para llegar hasta ti
y qué remota te vi
cuando junto a mí te tuve.
Estrella, celaje, nube,
ave de pluma fugaz
ahora que estoy donde estás
te deshaces, sombra helada
yo no quiero saber nada
yo sólo sé que te vas.


Lo cursi bueno es, frente a lo cursi malo, lo que lo sensitivo a lo sensiblero. Desde lo cursi se puede suspirar mejor por la belleza y la pasión.
Ensayo sobre lo cursi
Ramón Gómez de la Serna

Conversaciones cursis: las atmosféricas, las sanitarias, las de economía doméstica y las íntimas, tales como la confesión del número de callos y declaración de muelas podridas... en general, todo aquello que habla un hombre cuando debería estar callado.


¿Quién no es cursi?, dirá el lector, lleno de desconfianza y temor.
Arte de distinguir a los cursis
Francisco Silvela
¿Aportáis vuestro grano de arena a esta honda cuestión?

10 comentarios:

Ramón Masca dijo...

A mí me da la impresión de que lo más habitual es que, incluso en poesía, a lo cursi llegue uno protegido por el paraguas de la ironía. Otra pregunta podría ser: ¿existe hoy en día algún escritor con una sensibilidad auténtica y abiertamente cursi?

Care dijo...

¿Qué me decís de Becquer? Estos días he vuelto a sus Leyendas. Su estilo me parece cursi -claro, hay que entenderlo en su contexto-, exagerado, enfático... Aunque son estupendas. Lo mejor, los argumentos, claro. Son magníficos. Po cierto, ¿sabíais que en la reeditada biografía de Rafael Montesinos se dice que el famoso poema de las golondrinas no es de Becquer en realidad?

Ramón Masca dijo...

A mí me contaron una vez que los amigos de Bécquer que, a su muerte, editaron sus rimas "enfatizaron" en cierta manera esa imagen de poeta del amor y tal que nos ha llegado; no es que tocaran los poemas en sí, pero no incluyeron alguno que hubiera desvirtuado un poco esa vision o, sencillamente, que chocaban con el espíritu de los otros.

César dijo...

Las Leyendas son estupendas, pero su prosa tiene un estilo cursí, en efecto. Esos son los riesgos de tener un estilo muy definido: puede acabar pasando de moda. ¿Poesías cursis? Hay tantas y yo tengo tan poca memoria... ¿Qué tal algo de Antonio Gala? Por ejemplo, este poema que he encontrado en Internet:

"A trabados me condena
mi corazón, del que te di la llave.
No quiero yo tormento que se acabe,
y de acero reclamo mi cadena.

Ni concibe mi mente mayor pena
que libertad sin beso que la trabe,
ni castigo concibe menos grave
que una celda de amor contigo llena.

No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti, yo lo rechazo.
Que ningún juez declare mi inocencia,

porque, en este proceso a largo plazo
buscaré solamente la sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo"

sfer dijo...

Siempre he considerado que en mi adolescencia (de la cual a veces creo no haber salido todavía) era tan cursi que en vez de mantequilla (como decía mi dermatólogo, a causa de mi acné juvenil) debía rezumar almíbar por los poros. Y como en aquella época, además de Becquer (lamentablemente no conocía a Buesa), mi poeta favorito era Salinas, siempre he dado por sentado que Salinas era tan cursi como yo.

Un ejemplo, encontrado así, en un googleado rápido?

Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.

Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
-¿adónde se me ha escapado?-.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.

Luego, pasados los años, mucha gente me ha discutido que Salinas sea cursi... pero yo no puedo aceptar que a mis 14 años me gustara algo que, de un modo u otro, no lo fuera.

Care dijo...

A mí, Sfer, Salinas no me parece nada cursi... pero desde luego, para gustos hay colores. Es uno de mis poetas favoritos, ¿o será que, irremediablemente, debo admitir que soy cursi?
César: Ese poema de Gala está musicado y cantado por Antonio Vega. Es cursi, sí. Y de Gala.
Se me acaba de ocurrir el plusmarquista de la cursilería: ¡¡Campoamor!! ¿recordáis...?:

Mi carta que es feliz, pues va a buscaros
cuenta os dará de la memoria mía
aquel fantasma soy que, por gustaros, juró esar viva a vuestro lado un día...

(el final es antológico, pero ese no me lo sé. En un rato, que ahora estoy en hora punta).

Anónimo dijo...

Me alegra que habléis hoy de poesía. Ciertamente para mí Salinas está lejos lejos y más lejos de ser cursi. Las recargadas frases de la prosa becqueriana nos invitan en multitud de ocasiones a descubrir un léxico riquísimo que se ha ido perdiendo con el paso de los años. El XIX tiene unos usos lingüísticos muy interesantes.No me parece "cursi" sinceramente, aunque es de lectura detenida, requiere cierto esfuerzo.

Para cursis algunos de los amaneramientos de Rubén Darío en sus sonatinas y canciones
...cuando quiero llorar no lloro
y a veces lloro sin querer...
...Miraba como el alba pura/
sonreía como una flor...
a ver quién se atreve a escribir cosas así ahora...Las palabras desde aquella época se han ido gastando y ahora muchos de esos giros y adjetivaciones ya carecen por completo de emoción y fuerza.

César dijo...

Un paréntesis informativo, Care: esta tarde he visto en la mesa de novedades de un Hipercor una novela relacionada con las reliquias de los Reyes Magos. Iba con prisa y no he podido echarle un vistazo, pero me ha recordado lo que me preguntaste el otro día. Cierro paréntesis.

Care dijo...

Gracias Cristian, por tu aportación (la que se ve aquí y la que no). Muy interesante.
César: Lo mismo que dejé el tu blog. Gracias.
Jesús: Estoy de acuerdo. Darío era un cursilón.

Care dijo...

Os debía el final de El tren expreso, de Campoamor. Aquí va (ah, observad la relación entre el uso de las exclamaciones y la cursilería. Creo que la cosa da para un tratado):

¡Oh, Padre de las Almas pecadoras!
¡Conceded un perdón al alma mía!
¡Amé mucho, Señor, y muchas horas;
mas sufrí por más tiempo todavía!
¡Adiós, adiós! Como hablo delirando
no sé decir lo que deciros quiero.
Yo sólo sé de mí que estoy llorando,
que sufro, que os amaba y que me muero.