18 de julio de 2008

Harry Potter en pasado

«La cicatriz llevaba diecinueve años sin dolerle. No había nada de que preocuparse.» Trece palabras para un final, tal vez el más esperado de la historia de la literatura. J. K. Rowling lo ideó -dice- hace 18 años, cuando apenas esbozaba la serie en aquel inspirador trayecto Manchester-Londres, y sólo hace algunos meses llegó a los lectores españoles. Algunos fans las tomaron por algo parecido al apocalipsis. ¿Qué van a hacer ahora los lectores, huérfanos de su mago predilecto?
Será raro, la verdad, ver pasar un año sin que llegue un nuevo volumen a las librerías, no poder asistir de nuevo a esa ceremonia del misterio, de las cajas precintadas que se guardan en un almacén hasta que llega la hora de revelar el secreto; del revuelo informativo que esa inteligente operación de marketing ha levantado una y otra vez. Tendremos que contentarnos con esperar la edición de la colección completa mientras aprendemos a contener la nostalgia.
Yo nací en 1970, así que mi infancia no conoció Hogwarts, el internado donde estudian los niños magos. Sí, en cambio, aquel otro, poblado por niñas perversas y repipis a partes iguales, llamado Torres de Malory. Era un escenario creado por Enid Blyton, a quien podríamos considerar, por edad y filiación, una suerte de abuela de J. K. Rowling. Escribió 187 novelas, vendió 400 millones de libros en innumerables traducciones y aún hoy es una de las autoras más traducidas del mundo. Sus libros todavía se encuentran en las librerías de nuestro país y cada vez que tropiezo con uno –en ediciones modernas, que sólo vagamente se parecen a las que yo recuerdo- me invade la melancolía de tener de pronto entre las manos una parte de mi pasado que yo siento muy importante.
Les ocurrirá lo mismo, dentro de unos años, a los lectores que hoy lloran el final de Harry Potter. Un día se descubrirán en una librería con un libro de la serie entre las manos, descubriendo que ya son personas adultas, tal vez padres y madres de familia, y que ese volumen parece contener algo muy importante de ellos mismos. A su alrededor, la librería estará repleta de lectores en busca de emociones. En los anaqueles habrá buenos títulos, talentosos autores o volúmenes de éxito, tal vez crecidos en la tierra abonada que dejó Potter.

Habrá escritores para ellos desconocidos que, como Rowling, o como antes Blyton, serán capaces de establecer una comunicación sin trabas con sus lectores, de seducirles hasta lograr aquel milagro que tan bien describió George Steiner: que apaguen la televisión para leer centenares de páginas en silencio.
Cada vez que uno de los lectores de la serie llegue a las trece últimas palabras, ese momento estará un poco más cerca.



La imagen: así me vio la revista Mujer Hoy en un reportaje sobre las herederas de Rowling, qué cruz.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues está muy simpática la fotografía, la verdad.

_-_ dijo...

Heredera de Rowling, de Blynton

Mira a Ronaldinho

*Butterfly* dijo...

pues si, lo unico k nos keda es esperar con nostalgia aunque el mundo potter aun no esta cerrado del todo pues quedan las películas y me an dicho que hay un fan que sigue la saga, pero tampoco sé si es del todo cierto.

La foto, muy original.
Besos!
***

Anónimo dijo...

Ya había visto la foto. ¡Y es genial!

(A mí me haría una ilusión bárbara tener una foto así, con "efectos especiales". ¿Qué te dicen tus nenes al respecto?)

Artemisa V. dijo...

Caray, tengo que encontrar ese número de Mujer de Hoy. xD

Je, pues no sé por qué os consideran a Laura Gallego y a ti herederas de la Rowling, siempre comparando... que conste que me encantan los libros de ambas, pero no sé, hay cosas que no se pueden comparar.

Emilio dijo...

Nah, ni un duro. Como la foto de la noche que pasaste con Drácula no hay otra, pongan el Photoshop que pongan.

Fernando Alcalá dijo...

Ay, cómo he echado de menos estar por aquí! Esto de ser tribunal de la oposición qué mal sienta, que me da la sensación de haberme perdido un montón de cosas. Me pondré al día.

Yo creo que a mí me apasiona Inglaterra porque Enid Blyton describía tan sabrosamente lo que comían los Cinco en aquellos páramos tan verdes...

Anónimo dijo...

Las galletas de gengibre!

Beatriz Arias dijo...

xDDDD Bueno, yo soy una de las que están dentro de la época Potter, Harry ha crecido conmigo (o yo con él, lo mismo da). Pero también leí de pequeña todos los libros de Enid Blyton, y la nostalgia me invade ahora =P

Bonita foto, está graciosa xD