Como mis vecinos, poco a poco, van sabiendo a qué me dedico —los observadores, los curiosos, porque hay gente imperpeable a todo— cada vez hay más gente que en el trayecto de ascensor me dice aquello de: «Un día, niña, te voy a contar mi vida para que escribas una novela».
Montserrat Roig (cito de memoria) dio una vez una respuesta estupenda a esta frase-lugar común: «No hay bastante mierda en su vida, señora, para que yo escriba sobre ella».
Mis vecinos, compañeros de ascensor, no van tan descaminados: recolecto mis historias cada vez que salgo a la calle. Incluso las fantasiosas (que empiezo a cultivarlas, yo, que también he estado enferma de realismo). Lo que ocurre es que las historias nunca están donde creen sus protagonistas. Y al contrario: én la anécdota que quien te refiere encuentra trivial se esconde a veces una estupenda historia.
Parafraseo a Turguéniev este sábado por la mañana:
Para crear un personaje necesito un hombre de carne y huesos.
Pues eso.
4 comentarios:
Pío Baroja siempre hablaba con lo más freak que se encontraba por los pueblos, y luego así estan sus novelas llenas de personajes que por sí solos justifican la lectura. Creo que hay un realismo costumbrista y un realismo "extrañante". Yo a veces chateando con el messenger he encontrado señoras de esas de ascensor que esconden grandes novelas debajo del abrigo.
Òstia quina gràcia Care, acabo de llegir la teva columna al capgròs on parles del fenomen blocaire. Mai hauria imaginat sortir en una de les teves columnes!
Caramba, qué grosería lo de Roig, ¿no? Además, yo leí alguna novela suya y, la verdad, no la asocio con la mierda. ¿Leí mal?
Alberto: Lo de Baroja lo entiendo, lo comparto y hasta lo practico. No sé si lo del chat es comparable, aunque sí es cuerto que hay mucho loco suelto en el ciberespacio. Te lo dice una que conoció al padre de sus hijos en un chat.
Óscar: el pan bajo el sobaco... qué insalubre. Busco los reyes magos que dices.
Oriol: Un acte de justícia, això de citar-te. I em feia ilu, a més.
Llamero: Pues la Roig era una señora cuando tocaba y una verdulera si hacía falta. Como debe ser.
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